Capítulo 11

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Cuando Endymion quitó el último pedazo del vestido de Serenity del mástil, éste cayó al suelo, golpeando el casco con un ruido sordo. Endymion recogió la tela entre sus manos y clavó la mirada en el mástil inservible. Habían estado al borde del desastre. Serenity les había salvado la vida a él y a toda la tripulación, gracias a su rápida capacidad de reacción y a su generosidad. Pero si Galaxia tenía razón, su estancia en Kaupang la ponía en peligro por culpa del rey y no sabía cómo podría explicárselo.

-Galaxia está conspirando de nuevo -anunció Zoisite, que acababa de subir al barco.

-¿Debería preocuparme? -Endymion arqueó una ceja y se volvió hacia el mástil caído-. ¿Desde cuándo me ha afectado lo que Galaxia pudiera hacer o dejar de hacer?

-Ami cree que debería. Está preocupada por el futuro de tu concubina.

-¿Y por qué tiene que preocuparse Ami por mi concubina?

Endymion miró a su amigo sorprendido. Esperaba que después de la conversación que habían mantenido el día anterior, Galaxia decidiera ignorar la existencia de Serenity, pero por alguna razón, a la reina parecía disgustarle particularmente su concubina.

-No llevé a Serenity ante la reina porque no iba adecuadamente vestida. No pretendía faltarle a respeto.

-Ami piensa que la reina está disgustada porque no le gusta que sean otras las mujeres que triunfen. Ha vuelto a anunciar el decreto por el que prohibía la presencia de concubinas en las festividades de la corte y ha hecho algunos comentarios desagradables sobre las concubinas que desean llamar la atención sobre sus éxitos. Ami está convencida de que es puro resentimiento.

-Zoisite se frotó el cuello con la mano-. A veces, Ami es capaz de ver más que yo. Ha insistido en que te avisara para que te pusieras en guardia. Y yo hace tiempo que aprendí a hacer caso a Ami.

-Ami es uno de los grandes apoyos de Galaxia.

-Comprende a la reina mejor que yo, mejor que cualquier hombre -Zoisite se pasó la mano por el cuello-. La corte de las mujeres no es tan franca con la Asamblea. La reina prefiere esconder sus verdaderos propósitos.

Endymion tomó un pedazo de la madera dañada del barco y fingió examinarla.

Había salido del puerto con la esperanza de haber dejado tras él los problemas.

En el mar, siempre conseguía olvidar las frías constricciones y las dificultades de la corte. Sin embargo, cada pedazo de aquel casco le hacía recordar a Serenity y cómo les había salvado gracias a su rapidez de reflejos.

-¿A quién tengo que creer? Sé que Galaxia quiere lo mejor para mí. Se siente culpable por lo de Hotaru, por la forma en la que murió. Siente que Hotaru debería haber ocupado un lugar en la corte, como tantas veces le había suplicado, que no debería haber permitido que se trasladara a mi hacienda.

-Galaxia parece estar tomándose muchas molestias para organizar ese festín

-Zoisite se colocó su capa, sin mirar a Endymion a los ojos-. He oído que está eligiendo personalmente a las mujeres que servirán la mesa principal, todas ellas mujeres muy solicitadas y con relaciones con Dinamarca. Me temo que los días de tranquilidad en brazos de tu concubina están contados.

Endymion levantó un tablón de madera. El problema residía en la voluntad de casarle de la reina.

-Galaxia está satisfecha porque el barco ha podido regresar de Birka y le he traído las especias que encargó.

Zoisite le quitó el tablón.

-La última vez que eligió personalmente las servidoras de un festín, estaba intentando casarme. Ésa es la razón por la que decidimos marcharnos hacia el norte.

UNA PRINCESA INDOMABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora