Serenity permanecía en el camino iluminado por la luna. El camino que llevaba a la seguridad de la hacienda en una dirección y hacia Ranhiem en otra.
De pronto, reconoció en la distancia la luz de las almenaras. Alguien había alertado de la presencia de los vikingos, comprendió con el corazón en un puño. Endymion estaba a punto de caer en una trampa.
Le matarían, y matarían a todos los que conformaban la felag.
-Tenemos que dar la vuelta.
-No, no es por ahí -protestó Kenji-. Tenemos que seguir en esta dirección.
-Van a tenderles una trampa, Kenji. Tenemos que ayudar a Endymion.
-¿Por qué quieres ir ahora a Ranhiem? ¿Para luchar contra el rey y restaurar el honor de tu madre? -preguntó Kenji-. Ése es el camino de la destrucción.
-No, Kenji, quiero ir para asegurarme de que la gente sepa la verdad.
Los vikingos no quieren enfrentarse a los ranrikes y mi tío debería oír esa verdad de mis propios labios. He conocido Kaupang, sé lo que podemos hacer juntos.
Serenity alzó su mano, mientras su corazón susurraba su verdadera motivación: Quería ir junto a Endymion. Quería estar a su lado, ocurriera lo que ocurriera.
-Es posible que esté equivocada y el rey no tenga nada que ver con la destrucción de nuestro hogar, pero si mis sospechas son ciertas, debe pagar por ello. Y no permitiré que mi marido caiga en su trampa.
-Deja de engañarte. Quieres ir a Ranhiem porque quieres salvar a tu vikingo. Tanto tú como él buscáis la seguridad del otro, pero no estáis dispuestos a escucharos. Tu madre también tuvo que aprender a escuchar a su corazón.
Serenity se llevó la mano a la cara. Odiaba ser tan trasparente.
-¿Tan obvio es? Tengo miedo de que el rey Diamante reciba a Endymion con los brazos abiertos antes de clavarle un puñal en la espalda. Y me niego a permitir que eso ocurra. Los vikingos y los ranrikes terminarán odiándose durante generaciones y generaciones, y todo porque mi tío es tan cobarde que no se atreve a librar abiertamente sus batallas. Ahora sé que debo desafiar a mi tío para mantener la paz.
Rie se puso del lado de su hermana.
-Tienes razón, hermana. Debemos ir a Ranhiem y enfrentarnos al rey Debe responder por lo que ha hecho con nuestra casa.
-Nunca he buscado una batalla, pero tampoco las he evitado -dijo Kenji, irguiéndose sobre su montura-. Vuestra madre me pidió que mantuviera la paz. Fracasé una vez, pero no lo haré ahora.
-¿Llegaremos antes que los vikingos? -preguntó Serenity.
-Nuestros caballos son fuertes y parte del viaje es más rápido por tierra que por mar.
Serenity respiró más tranquila. Encontraría la manera de convencer a su tío de una vez por todas.
-En ese caso, nuestra familia librará unida esta batalla.
La luz grisácea del amanecer no era la más apropiada para realzar aquella destartalada colección de cabañas y casas mientras Serenity hacía girar su caballo hacia la calle principal. No había ninguna razón por la que Ranhiem no pudiera ser una ciudad tan próspera como Kaupang, salvo el hecho de que el rey hubiera optado por la piratería, en vez de por el comercio y el trabajo duro.
Una bandada de gaviotas comenzó a chillar y Serenity alzó la mirada hacia el puerto. Ninguno de los barcos atracados era vikingo. Apretó los dientes.
Kenji tenía razón, habían llegado antes que ellos.
¿Cómo llegaría Endymion?, se preguntó. ¿Sospecharía que le habían tendido una trampa?
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UNA PRINCESA INDOMABLE
AdventureLa batalla que se libraba era para conseguir su corazón. El peligroso guerrero Endymion Shields era un hombre de acción, más que de palabras. Sin apenas tiempo para pensar en amores ideales, se apropiaba siempre de cuanto quería, y la princesa Sere...