Introducción

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«Bartholomew Jordan.

Ese es el nombre con el que estoy resgistrado, con el que nací, y el que toda mi vida he llevado.

Me dicen Bart, mi cabello es castaño, y mis ojos son azul cielo.

Mi papá se llama Hal Jordan (en realidad Harold, pero no le gusta que le digan así) es un despreocupado y medio inepto a veces (o eso dice mi madre) pero es un buen padre.

Mi mamá se llama Bruce Wayne, es un gran empresario, siempre se cuestiona cómo terminó con un hombre como mi padre, pero se llevan bien.

Hace algunos meses mi mamá adoptó a otro hermano, ya que él prefiere adoptar cachorros, a tenerlos (yo soy la excepción según mi padre) y los problemas entre ambos solo se hicieron más grandes.

No es porque mi papá no quiera tener más cachorros, la verdad es que quiere, pero él dice que quiere que sean biológicos, suyos. Pero mamá está en desacuerdo siempre de tener más, luego aparece con otro cachorro (que sin ofender a mis hermanos) recogió de por ahí.

No soy tan joven como para no entender porqué no pasamos tanto tiempo juntos, de porqué ellos ya no tienen citas, o de porqué tan siquiera ya no duermen seguido juntos.

Esta es mi hipótesis: Creo que se tienen alergia, y las alergias son malas, así que están bien separados.»

-¿Qué estás escribiendo, Bart?-. La voz de un niño, que quizás apenas se hallaba en la pubertad, se asomó por su hombro con un móvil en mano.

-Oh, ¡Hola Tim!-. Saludó el pequeño castaño con una amplia sonrisa-. Escribo mi diario, la psicóloga me dijo que debía escribir uno para tener enumeradas las aventuras de mi vida-. Añadió enérgico.

-Uhm...-. Visualizó rápidamente el de cabellos largos hasta cubrir su nuca-. Creo que para iniciar, te falta poner tu edad-. Comentó para así encaminarse hasta su recámara y lanzarse de espaldas a esta.

-¡Oh!-. Bart miró su trabajo, y ciertamente debió comenzar por ese detalle-. Tienes razón, gracias hermano, ahora lo corrijo-. Asintió gustoso, cogiendo su goma de borrar y arreglando el espacio.

-Por cierto, ¿Cuántos cumples?-. Cuestionó el pelinegro sin mucho interés.

-¡Cumplo ocho en dos meses!-. Expresó con euforia.

-Oh...

-¿Y tú Tim? ¿Cuántos años tienes?-. Se levantó de su pequeña silla, y tomó asiento en la cama de su hermano.

-Tengo doce-. Atinó en contestar sin mucho problema.

-¿Sabes Tim?

-¿Dime?

-Eres el nuevo en la casa, ¿No te dan miedo los otros? O sea, lo digo por mí y por Jason-. Cuestionó balanceandose levemente en el borde.

-No lo sé, tú no pareces mala gente, y Jason no me parece tan molestoso... lo puedo tolerar-. Se encogió de hombros.

-Mmh... ¿Lo dices enserio?-. Preguntó curioso.

-Sí, ¿Por qué no?-. Expuso sin más.

De pronto, un joven de mechón blanco entró corriendo a la habitación, le quitó el celular al menor pelinegro y huyó despavorido del lugar riendo, obteniendo así al dueño persiguiendole.

Lados EquivocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora