Lados Equivocados

III: No es NO.

El Alfa de cabello castaño caminaba aburrido en la acera, miró de lejos el portón de la escuela, acomodó su chaleco azul de invierno y divisó correctamente a la portera sentada a un lado de la entrada. Entonces sonrió con malicia, sacó un bastón de metal largo, se colocó unos lentes negros y se acercó con calma.

—"No vengas a la escuela de los niños, siempre sucede algo malo cuando estás cerca" —Remedó bajo en un tono gracioso la voz del Omega rubio que le había obligado que se quedara en casa hasta que ellos volvieran. Eso era aburrido para Snart, quería visitar el lugar donde educaban a los menores, y sabía cómo entrar.

Llegó sin problema alguno hasta la entrada mientras palpaba el suelo con el bastón para supuestamente tantear su camino, observó que la señorita encargada se acercaba. Luego tropezó y cayó estrepitosamente contra el suelo.

—¡Oh Dios! ¿Está bien? —La mujer se acercó para ayudarle a levantarse.

Rápidamente Leonard notó que aquella era una beta, así que tomó uno de sus planes en mente. Comenzó a reír bajo, y se sintió apenado mientras se levantaba.

—Disculpe... —Pidió sobando su frente con una franca sonrisa nerviosa, con la vista en cualquier otro lado bajo los lentes negros.

—Está bien, no hay problema, estamos para ayudar —Asintió la beta.

—Lo siento, mi hermano sufrió un accidente en el trabajo. Me dijo que solo viniera en representación suya para la reunión porque no había nadie más, estoy llegando algo tarde, ¿Puedo pasar? —Pidió tranquilamente.

—Oh, claro ¿Desea que lo acompañe hasta el aula? —Comentó la beta.

—No se preocupe, creo que puedo llegar, solo indiqueme por dónde. Seguro aún hay alumnos que me puedan ayudar en el camino, usted debe atender la puerta —Exclamó apacible, mientras dio una ojeada al cuaderno de notas en el escritorio cercano, alcanzando a leer algunos nombres de padres inscritos que ni habían llegado. Uno de ellos, parecía tener el nombre incompleto, aquello quizás significaba que poco sabían de ese hombre.

—Es verdad, de acuerdo ¿Tiene su identificación? —Pidió la mujer.

—Oh, la olvidé lo siento... pero le puedo dar el nombre de mi hermano. Elías Ratthaway —Asintió.

—Un momento —La mujer revisó su cuaderno, y encontró el nombre —. Oh, el señor Ratthaway. Nunca lo he visto, y creo que su hijo lleva tiempo aquí —Comentó.

—Bueno, yo no lo puedo ver —Bromeó Snart, luego miró su reloj de reojo, el humano le gusta llegar tarde casi por naturaleza, así que como pensó, más padres llegaron apurados a la puerta, exigiendo entrar.

—Señores, tranquilos —Pidió la beta, luego colocó al castaño en dirección —. Siga de frente, a unos veinte pasos más o menos hay algunos maestros en sus aulas, solo alce la voz y lo escucharán.

—Muchas gracias —Aclaró, luego caminó un rato con aquella vara de metal mientras escuchaba discutir por detrás.

Observó que no había nadie adelante, así que rápidamente dobló en una esquina, guardó la vara de metal, se quitó los lentes, volteó su abrigo que por dentro era negro y empezó a caminar sin problema por la escuela.

—De acuerdo, ahora dónde podrán estar... —Musitó de lado.

Sin embargo, rápidamente sintió que alguien lo estaba mirando, así que giró su vista hacia el fondo del pasillo, y vio unos cabellos claros esconderse.

Se hizo el que no lo notó, caminó en esa dirección con calma, pasó incluso por el lado de la persona escondida, y cuando aquella persona respiraba más calmada, de un jalón lo sacó del brazo.