Capítulo 3

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"PLUVIOFILIA"

La lluvia caía con desespero, y yo no parecía una preciosa chica empapada de revista.

La verdad es que tenía el cabello pegado por toda la cara, seguramente mi maquillaje era un desastre, y la gran chaqueta que llevaba puesta pesaba como el demonio. Maldecía a mamá por llevarse mi auto.

Suspiré aliviada cuando puse la mano en el pomo de la puerta de mi casa y entre hecha un mar, literalmente. Las voces conocidas me afirmaron que ya mis padres habían llegado y que, además, tenían visita. Me deshice de mis tenis en un segundo y exprimi el suéter aun en la entrada. Mi madre iba a asesinarme por ensuciarle el suelo, pero en mi defensa, la culpaba.

¡Grace, el suelo!

Rodé los ojos sin mirarla Tu me quitaste el auto.

¿No habían taxis?

Cuando llueve no hay demasiadas opciones, mamá.

Pude pasar por ti, acabo de llegar.

Levanté la cabeza al instante que escuche esa voz ronca, baja y gruesa que conocía bien. Harry estaba de pié detrás de su madre, por supuesto era el mas alto de todos. Vestía unos pantalones blancos holgados en conjunto con una camisa color vino el doble de su talla, sin embargo, noté ese estilo propio de gucci. No me cohibi de darle una mirada mas profunda porque era imposible, ademas, ya él estaba haciendo lo mismo conmigo. Su escrutinio me causo esa misma sensación agradable y notoriamente peligrosa, así que sacudí la cabeza para mantenerme con los pies en la tierra delante de tal Adonis y le lance una sonrisa ladeada a él y a Anne antes de negar con la cabeza.

Gracias, de todos modos.

Tomé las botas con una mano y la toalla que mi padre me trajo con la otra. La atencion estaba puesta sobre mí, seguramente esperando a que dijera algo mas, pero no iba a hacerlo. Estaba mas ocupada preocupándome por no seguir goteando agua.

Voy a prepararte un té caliente volvió a ofrecer la voz amable de Harry, y no tuve tiempo de negarme porque ya se había ido en dirección a la cocina.

En realidad me gustaba su amabilidad. Me causaba cierta empatía y ternura. Tenía sentido que la mayoría de las personas fueran tan amables y agradables con él. Se me hacía completamente imposible pensar que a alguien pudiera caerle mal.

Harry era como un niño pequeño en el cuerpo de un adulto muy sexy la mayor parte del tiempo, cuando no estaba siendo tan maduro y honesto sobre sus sentimientos. Había escuchado esa reacción en algunas personas más, esa necesidad de protegerlo de cualquier cosa mala, y de alguna manera me relajaba saber que yo no era la única que lo sentía.

Ve a cambiarte, cielo me dijo mi madre cuando estés lista, por favor, baja a comer con nosotros.

No tienen que esperarme, puedo comer sola.

No tenemos prisa, Gracie la voz de Anne tenía ese acento aún mas marcado que la de Harry. Me gustaba su tono, esa suavidad que habían heredado sus hijos sin ninguna duda.

Inefable | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora