Capítulo 4

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"RAMÉ"

Lo único que no me gustaba de ir a las fiestas en la universidad de Mathias y Jackie, era que siempre terminaban planeando otros destinos donde celebrar. Normalmente iría, no me importaba mientras estuviera con ellos, pero el problema era que solo estaba Jackie, quien iba demasiado borracha ya, y era apenas miércoles. No iba a darme el lujo de amanecer aun mas cuándo tenia clases al medio día.

Thomas Jennings, el dueño del local donde estábamos y quien estaba armando todo el nuevo destino, no había dejado de insinuarsele, y eso no sería un problema de no ser porque mi amiga estaba tan borracha que ni siquiera podía mantenerse en pié. Mi punto era que no iba a permitir que se fuera sola con él, primero que nada porque no lo conocía, y segundo, porque Jackie no estaba lo suficientemente consciente como para decidir si quería, o no, pasar la noche con él.

-Anda, Gracie, vamos.

Volví a negar con la cabeza mientras maldecía al ver mi teléfono sin pila. En esos instantes odiaba a Jackie por no llevar mas que su jodida presencia a esas fiestas. Según ella, porque en estos casos era muy propensa a perder hasta el alma, y yo de lo creía.

-He dicho que no.

Con dificultad logré pasar entre las personas y finalmente llegar hasta el patio delantero. Gracias al cielo habían tiendas al rededor, y podía ver varios taxis haciendo fila en la cuadra siguiente. Me pasé el brazo de Jackie por los hombros y entre nuestros pasos torpes logramos estar varios metros mas lejos del local.

Sabía que no tenia que tomarme esos shots de tequila, pero mi lado estupido me pidió a gritos que lograra relajar mi mente por un instante. Mala idea. Como resultado habían dos chicas caminando en la calle a las dos y media de la mañana en busca de un taxi, una medio borracha y la otra prácticamente desmayada.

De verdad, no sigan mi ejemplo.

-¡Eh, Jackie!

Mi amiga de paro de golpe, haciendo que trastabillara y cayera sobre mis rodillas con ella al costado. Escuche que se rió, pero yo me mantuve quiera, esperando que el ardor en mis rodillas se me pasara un poco.

-Un auto nos llevara al siguiente club, ¿no vienes?

-No, Thomas, lo lamento.

Seguramente eran amigos y tal vez estuvieran coqueteando antes, pero yo no iba a arriesgarme sin saberlo. El pareció entenderlo, porque asintió dándome un repaso momentáneo antes de sonreírle a Jackie y marcharse de nuevo.

Era un patán, después de todo.

Me levante del suelo con dificultad, y como pude hice lo mismo con Jackie. Su risa seguía y balbuceaba cosas que no lograba entender muy bien, pero al menos puso un poco de su parte y logramos llegar a la larga fila de taxis. No dude en subirme en el que le pertenecía a un tierno anciano que parecía ser inofensivo.

Inefable | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora