Capítulo 1

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"MOKITA"

¿Quieren un consejo?, no tengan mejores amigas.

Estupida Jackie.

Deshice el nudo de mis tenis por milésima vez para después volverlos a atar mientras escuchaba a mi madre parlotear cualquier cantidad de anécdotas innecesarias a Anne y su amiga. De verdad, ¿cuál era la necesidad de contarles cada cosa que había pasado irrelevante en nuestras vidas?, no es por nada pero a mí me parecía eso bastante aburrido y tonto.

Volviendo al tema importante, no tengan mejores amigas. Mi complicada y nada interesante vida era mucho mejor cuando no tenía la voz de Jackie merodeando en mi cabeza mientras adulaba a Harry. Por eso, me había encontrado mirándolo más de una vez en toda la noche. Vale, yo no podía negar que tal vez me llamara un poquito la atención, porque vamos, ¿a quién no le llama la atención el tipo?, es todo un Adonis, sin contar que esa amabilidad podía con facilidad ser su gancho, incluso para mí.

—¿Y no te quedó cicatriz, cariño?

Le sonreí a Anne mientras negaba con la cabeza y dejaba que me quitara el flequillo para mirar mi frente. Lo de siempre, lo típico. Gracias, mamá, porque Anne no necesitaba saber si me quedó la cicatriz de cuando me caí en la bañera.

¿Acaso pensaban que estaba bromeando?

Pues no. Ella en serio estaba contándole sobre mi estupido accidente hace ya diez años. En mi defensa, era una bañera bastante resbalosa.

—Algún día deberíamos ir todos a la casa en la playa — rogué porque Anne se negara, pero mis deseos se vieron muertos cuando ella sonrió emocionada. Tenía que admitir que sus gestos se parecían mucho a los de sus hijos. Por suerte, Gemma se había salvado de una noche bastante tediosa.

—Sería interesante, Mónica. Puedo pedirle a Harry un fin de semana libre para que vayamos todos.

Lo que odiaba de tener una familia tan unida, era que tenía que asistir a ese tipo de eventos si o si. Era como una norma no escrita, aún cuando era lo suficientemente mayor para decidir por mí misma. De todas formas, si Harry teniendo veintiséis años no se salvaba de Anne, yo mucho menos con solo veintidós.

—Gracie, ¿por qué no vas con los chicos? —señaló las sillas acomodadas sin cuidado cerca de la piscina, en donde estaban los amigos de Harry riéndose y charlando sobre cualquier cosa.

—No te preocupes, Anne, estoy bien aquí.

Papá rodó los ojos, metiéndose en la conversación —Grace es una aguafiestas —comentó —además, no le gusta hacer amigos.

—No es que no me guste, papá, es que no soy muy buena haciéndolos.

No podía decir en lo absoluto que era una antisocial, eso sería mentir, pero tampoco podía catalogarme como alguien con la actitud adecuada para acercarse a un grupo por voluntad propia y comenzar a soltar chorradas para caer bien. Mi actitud era bastante amarga, yo siempre terminaba siendo muy honesta con todos, y mi humor no siempre era comprendido por las personas. Tenía amigos, me llevaba bien con las personas, pero no solía caerle bien a todo el mundo. Solo era eso.

—Los amigos de Harry son muy agradables.

—Y algo estupidos —apareció el susodicho por detrás de Anne. Sus ojos pasaron amistosos por todos hasta quedar puestos sobre los míos.

Analice su expresión en un momento. La oscuridad de la noche no le beneficiaba a su color esmeralda, pero aún así estaba bastante guapo. Demasiado para mí gusto, pero no seguramente para el de Jackie.

Inefable | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora