Selene.
Las semanas pasaban y las palabras de Evan aquella mañana seguían rondando en mi cabeza.
Ese hombre, era un verdadero enigma.
Me llevó de regreso a casa al momento de romper el abrazo, sus ojos denotaban melancolía y furia. Que intentó liberar apretando sus nudillos al tomar las llaves de su auto.
En todo el camino, se mantuvo serio y en un silencio que no fue incómodo en el ambiente.
Al llegar, tendió una invitación hacia mí. No dijo nada, ni me miró. Solo me la dio, besó mi mejilla y me dejó ir.
El movimiento leve a mi hombro, me trajo de regreso a la realidad.
—¿Has escuchado algo de lo que te he mencionado?. —Negué, e intentando no darle vueltas al asunto. Tomé la bebida con mi nombre entre las bandejas.
—Te he notado distraída desde que Evan te llevó a casa. —Mojó una de las papitas fritas en su ketchup, dándole un mordisco. —¿Acaso ocurrió algo de lo que aún no me entero?.
Ella no era tonta, me conocía de años. Sé que no podría mentirle sin que sospechara que no le estaba siendo sincera.
Llevé una mano por mi cabello frustrada.
Se supone que no le daría vueltas al asunto
Dilo hasta que en verdad tu misma logres creerlo...
—Esa mañana todo estuvo relativamente normal. -Añadí finalmente callando la voz de mi subconsciente.
—Pero... Al bajar las escaleras lo noté molesto, hablaba con alguien por teléfono.—fijé mi mirada en la ventana, pensando en si había alguna posibilidad de que él y yo nos conociéramos de antes; y de ser así, ¿por qué me recuerda y yo no?
—¿Eso es lo que te tiene distraída?
—No, él dijo, que recordara. Que tengo recuerdos reprimidos que a mí llegarán. —Abrió sus ojos como platos. Mostrándose asombrada.
—Siento que lo conozco de antes, alguna veces mirarlo me trae un inesperado remolino de sensaciones repentinas, que no deberían sucederme... —bajé la mirada.
Al recordar nuestro primer beso, por ejemplo; sentí mi corazón latir desenfrenadamente, y como al ver las obras me quebré a causa de un pensamiento desconcertante.
¿Podía sentirme así, con alguien que vi solo una vez, hace dos años?
Ella mordió su labio y desvío la mirada hacia el mostrador de la cafetería.
Su reacción fue lo que más me desconcertó de todo esto, no era lo que esperaba. Fue extraña y me inquietó.
—¿Por qué siento qué sabes algo qué yo no?.
Suspiró y tomó un sorbo largo de su cerveza. Movió su mano en el aire restándole importancia, haciendo una mueca rara en su rostro.
Estaba nerviosa.
—Bi... tú sabes algo. ¿Qué me estás ocultando?. —Negó con su cabeza y tomó sobre la mesa mi mano.
Me miró más tiempo del esperado, su triste y nerviosa mirada gritaba algo más que ella no soltaba.
Jamás la vi en ese estado, siempre fue alguien segura de sí. Y eso... Me hacía sentir una especie de presagio en mí.
—Todos tenemos algo que ocultar, nadie es absolutamente perfecto; —soltó apática de la nada, subió su mirada al techo del lugar intentando contener sus lágrimas aglomeradas.
ESTÁS LEYENDO
La chica de los auriculares violetas.
RomanceCiertas personas llegan a nuestras vidas a marcarnos, o dejar partes de ellas en nosotros que pueden ser inolvidables. Lo mismo, Selene causó en él. Sus más oscuros deseos saldrían a flote con la llegada de la pelirroja ojos zafiro que volvería a p...