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Está última expedición fue un fiasco y muchos civiles perdían cada vez más la fé en la legión de reconocimiento. Ahora mismo los soldados de la legión debían rendir honor a los caídos y regresar a sus deberes de mantenimientos, crianza de caballos, practicar y aprender las nuevas estrategias que estaremos tomando en las próximas expediciones.
En cuanto al nuevo recluta, Levi, se había vuelto muy famoso entre los soldados de la legión, y de alguna forma y otra Alice siempre terminaba encontrándose con el enano.
Alice sostuvo sus manos en sus rodillas e intentó tomar aire, estaba entrenando con Levi y se daba cuenta que ese enano es un monstruo.
¿Como puede seguir tan fresco como una lechuga? Ella ya tenía una capa de sudor envolviéndola y sus músculos gritaban por un descanso.
—Ya no tienes esa sonrisa. —Se burló Levi.
—¡Estoy por vomitar! —Exclamó ella intentando recuperar el aliento.
Levi solo la observó de brazos cruzados, por alguna extraña razón el enano había aceptado todas las veces que Alice lo molestaba con nuevas revanchas, y siempre que peleaban le corregía cosas que nunca había tomado en cuenta, como si se estuviera asegurando que fuese lo suficientemente fuerte.
Los soldados de la Legión ahora también se divertían viendo sus enfrentamientos, ahora sí esperando la derrota de Alice.
Su relación se había hecho más estrecha desde la primera expedición de Levi, a ella le gustaba considerarlo un amigo, como consideraba amigos a sus compañeros de escuadrón, después de todo pasar por el infierno que es enfrentar a los titanes crea fuertes vínculos.
Aunque también consideraba amigos a Mike, con su raro hábito de oler a las personas
—Oi rata albina, ¿te haces llamar el ángel de la legión y ya no aguantas? —El de cabello ónix la pateó en el trasero, no con la fuerza para tumbarla, sino que solo para provocarla.
Le dirigió una sonrisa pero con una mirada de enojo y me levanté para continuar con el entrenamiento, aceptando el reto.
Levi asintió y ella se abalanzó contra él de nuevo, esta vez con una mirada más decidida.
Alice era muy observadora y había identificado un patrón en la pelea de Levi, pero siempre que llegaba a descifrarlo el enano lo cambiaba y ella siempre terminaba en el suelo.
Alice hizo un salto hacia atrás cuando Levi volvió a abalanzarse contra ella.—La primera vez que nos enfrentamos logré hacerte un corte.
Alice puso los ojos en blanco cuando se lo recordó. —Lo sé, tú has sido el único que me ha dado tanta pelea.
Alice entonces sonrió y corrió hacía él saltando a sus hombros y por el impulso ambos cayeron al suelo, con sus piernas apretó el cuello del enano y solo había logrado tomar con fuerza su mano apretando en medio de su palma, un punto que inmovilizaba el uso de aquel músculo.