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Es caliente... pensó Alice en medio de la inconsciencia y la conciencia, puedo sentir la calidez...
¿Esto es mi sangre...?
No puedo creer que moriré así, sin haberme llevado a aquel titan antes...
Después de todo su madre tenía razón, moriría fuera de las murallas, ¿Qué hubiera pasado si no me unía a la legión...? Imágenes de ella haciendo lo mismo que su madre aparecieron en mente, lo único que lamentaba era que dejaría a Levi solo...
Sobrevive
La voz de aquella joven soldado, Nadia, que le había pedido que viviera por los demás, Alice Schwarz, el ángel de la legión no podía caer por aquel titán femenino.
Tenía razón, debía vivir, debía al menos pelear...
•••
Por otro lado, Fred sentía un mal presentimiento que solo le dejaba un vacío en interior.
El peligris no esperaba encontrar al capitán Levi mirando lo que parecía ser el cadaver de su hermana.
—Hermana...
Fred se negaba a aceptar aquello, así que se apresuró a alcanzar a su hermana y quitarle el equipo de maniobras que la mantenía colgada.
—Tiene pulso...—Dijo Fred con la voz entrecortada mirando al capitán Levi, quien tenía la mirada perdida.—E-es débil, pero...
El menor evaluó las heridas de su hermana, y se alegró al ver que tenía todas las partes de su cuerpo unidas, ni siquiera podía reprenderse por pensar algo como esto pero para la legión ya era una alegría no perder un miembro a manos de un titán.
Su hermana tosió y lentamente abrió los ojos.—L-levi...—Habló con la voz entrecortada cuando está abrió solo un poco los ojos viendo la borrosa imagen del Ackerman.
Ella tenía un intenso dolor en su cabeza y su brazo ardía como nunca lo había hecho, anteriormente la adrenalina no le había permitido sentir dolor alguno, pero ahora podía sentirlo.
—No hables Alice. —Dijo seriamente Levi agachándose a su altura y acariciando su mejilla.
Alice hizo una mueca de dolor tenía un enorme dolor de cabeza y todo le daba vueltas. Fred vendo correctamente la herida en su brazo derecho.
Levi no quería alejarse de la albina, pensando que en cualquier momento podría perderla de verdad, su corazón no podría resistir una segunda vez, pero antes también tenía un deber, debía de encontrar a Eren. —No tienes permitido morir.—Le ordenó el azabache.
