𝐂 || 💸🗽✨ ⇢ ˗ˏˋ 𝒄𝒖𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆𝒔. ࿐ྂ
Magnolia Baker, una de las adolescentes más ricas de todo el mundo.
Madison Lewis, hija de uno de los mafiosos más poderosos de Estados Unidos.
Avani y Charli Gregg, sucesoras de la empresa más importante de...
— ¿Pero dónde vamos a dejar la carta? — digo frustrada.
— ¿Me podrías dar el sobre? — contesta Payton, algo irónico.
No me da tiempo a reaccionar, ya que él la tiene antes. Anthony ya consiguió escribir la carta, y se fue, despedido por Avani. Desde el minuto en el que aquel chico hortera de pelo seta entró a la casa de Madison, el ambiente se tensó.
Se tensó entre la pequeña de las Gregg, y Moormeier.
Esa carta era perfecta, no había tiempo para entrar en otros misterios. Comparada con la letra de Nessa, era idéntica. Solo faltaba hacer que todos también lo creyeran, colocándola en el lugar perfecto.
Mientras, el chico de pelo marrón caramelo daba vueltas con la carta en la mano. Ahí es cuando Jaden se la arrebata. Él y su chaqueta de cuero.
— ¡Oye! — dice Payton.
¿Cómo se siente? Me huele a karma.
— Si recordáis bien, sobretodo, Mads y Magnolia, en el cuarto de Ness había una ventana, justo enfrente del escritorio. Esa ventana daba a unos arbustos...
— ...Que eran el final del laberinto de la casa. — decimos las dos, completando a Jaden.
— ¡Eso es ideal! — dice Charli.
Ese laberinto se podría confundir perfectamente con una entrada a un sendero, que está prácticamente igual decorado. Solo requería un poco de nuestra astucia, y maldad.
— Bien, pero necesitamos que tú seas el que vaya por el laberinto. — digo poniendo mi dedo en el pecho de Hossler. — ¿Qué pasaría si nos encuentran a nosotras?
— Sospechas. — dicen todos.
— Obsesiones con adolescentes viudos de su amor. — dice Hudson, mientras la risa de Payton le acompañaba.
— Pero... ¡Seréis...! Josh no vive con ellos. — mis ojos se encontraban con el suelo de mármol.
— Quién piensa que si se volvieran a ver juntos a solas pasaría algo.
Todos levantan la mano.
— Nos desviamos del tema... — hablo como recordatorio. — Iremos Jay y yo. — dice la rubia ojiazul. — Llamaré a los padres de Nessa, y quedaremos en su casa...
•[Detective Huggins]•
— Entonces, ¿Ustedes creen que ellos no son culpables? — pregunto.
— No, conocemos a varios de ellos, y a las familias de todos, no creo que sean capaces de hacer algo así. — me contesta el señor Barrett.
— Concuerdo con... — el teléfono de la castaña sonaba. — Disculpadme, ahora vuelvo.
Sus tacones iban resonando levemente en la tarima de la casa. Mientras, James me mira atentamente, hasta que una notificación lo interrumpe, provocando su salida, por el mismo lugar por el que salió su mujer hace unos segundos.
En mi mente retumbaban muchas conclusiones, y era evidente que esos padres confiaban en esos adolescentes. No quería culparles en su cara, pero lo haré de forma discreta, diferente.
De la forma en la que un detective como yo, desenmascara a un culpable.
Alguien me saca de mis pensamientos, es aquella mujer que había salido hace menos de diez minutos.
— Madison y Jaden, unos amigos de Nessa, vendrán a cenar la semana que viene.
Eso era la oportunidad ideal. Solo había una forma. Solo había un método. Yo averiguaré la verdad, y no me importa averiguarla.
