CAPÍTULO 1

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La luz de la mañana atraviesa mi ventana y traspasa las cortinas que me separan del enorme bosque de Seattle.
Mis párpados me pesan, y no me quiero despertar ni mucho menos levantarme de mi caliente y cómoda cama, pero tengo que hacerlo.

Doy un gran bostezo antes de sacar mis pies de la cama y ponerme mis pantuflas para ir al baño, cuando entro me miro al espejo y se me curva una pequeña sonrisa, cada vez veo mejor mi aspecto, ya no estoy pálida como solía estarlo y mis mejillas volvieron a tener el color rojizo de antes, mis ojos grises ya no están apagados y hasta brillan un poco, mi cabello negro está que crece un poco más rápido, ahora me llega hasta un poco más abajo de los hombros, con 17 años tengo un buen aspecto, aunque me dicen mucho que me parezco una adolescente de 15.
Me doy una ducha rápida y me pongo mi bata para cambiarme una vez salga del baño, me pongo algo ligero, un jogger gris con un polo blanco y encima una polera negra.

-Buenos días Jolie - me saluda Carol, mi enfermera - veo que ya despertó mi paciente favorita.

Entra con una carretilla con pastillas y un poco de comida

-Buenos días Carol, mi enfermera favorita - digo con una pequeña sonrisa - y la única que tengo, cierto.

Carol ha estado conmigo desde hace 2 años que entré al hospital cuando detectaron una enfermedad en mi corazón que me iba consumiendo poco a poco, me la detectaron un poco tarde y no se pudo hacer nada, mi mamá me internó aquí porque, según ella, estar con otras personas como yo y de mi edad me haría sentir mejor.

-Ya mi niña, tomas tus pastillas de la mañana y sal un rato por el pasillo para que te dé "aire" - dice la última palabra con sus dedos en forma de comillas mientras me pasa mis pastillas.

-Gracias, pero no - me tomo mis pastillas una por una hasta terminar de tomarme las cuatro que me tocaban.

-Jol, tienes que convivir con los chicos que están aquí, eres la única que no sale de este cuarto para hablar con alguien que no sean las enfermeras, solo sales cuando tienen que revisarte una vez al mes y luego, ¡puf! Desapareces otra vez.

-No quiero que sientan pena por mi, -la miro a los ojos- que me vean como la chica que en muchos momentos le dió ataques al corazón y todas las enfermeras de este maldito hospital tuvieron que venir a verme y cuidarme como a una recién nacida, cada tres veces al mes me da un paro y tienen que venir como 10 enfermeras a cuidarme durante unos días y esperar a que no me dé otro, hace cinco días me dió uno o ¿ya te olvidaste de eso? - dije sentandome en el sillón que tengo al lado de mi ventana.

-No me hables así Jolie y no, no me olvidé de eso - me dice Carol con un tono molesto y suspira - mira, nadie te ve así, todos están igual que tú, hasta algunos incluso peor y les quedan solo unos días de vida e igual salen y hablan con todos y se ríen, ¿desde hace cuanto que no te ríes? Prácticamente desde que entraste a este hospital. -se sienta a mi lado y me toca la espalda.

-Ya, y ¿pretendes que ande riéndome por todas partes cuando sé qué en algún momento me puedo morir? - me levanto de golpe y me quedo de espaldas a ella, mirando los árboles que se llegaban a ver desde mi ventana.

-No quiero decir eso, a ver - se pone de pie y se planta a mi derecha viendo hacia los árboles conmigo - quiero decir que, me gustaría que seas una muchacha feliz, que hagas amigos y no estés encerrada en este cuarto que te va a hacer sentir peor, solo quiero lo mejor para ti.

Me quedo callada, mi decisión no va a cambiar, no quiero hablar con nadie la verdad y menos hacer amigos para que luego te den la espalda y hablen mal de tí o no te apoyen cuando los necesites, suficiente con lo que me pasó hace tiempo.

-Bien, puedo ver qué no puedo hacer nada para que cambien de opinión - dice Carol caminando hacia la puerta - por favor, solo piénsalo quieres, te dejo las pastillas de la tarde y noche y una torta para más tarde.

Escucho la puerta cerrarse y una lágrima pasa por mi mejilla que la limpio rápidamente y me vuelvo a sentar en el sillón agarrando mi tablet, me distraía mucho con ese aparato, como no tengo dinero para comprarme libros, los busco por internet y los descargo, me empezó a gustar la lectura desde que entré al hospital, tenía que distraerme de alguna manera, y entonces empecé a leer.

Luego de llorar horas por la muerte de Luke en "Boulevard" me puse mi pijama y me fui a la cama, dejando la tablet en la mesa de noche que tengo, tomo mis pastillas que me dejó Carol y me pongo a ver una serie en Netflix mientras como la torta que me dejó.

...

-¡Noooo Jug! No puedes estar muerto, no no no no ¡tú no!

Grité mientras se derramaban un poco de lágrimas, genial primero Luke y ahora Jughead, es que ¿acaso el mundo me quiere ver sufrir?. Al siguiente capítulo ví que no murió y eso me hizo sentir un poco mejor.

Unos golpes en la puerta hizo que pause el capítulo y me acerco a la puerta.

-¿Carol? -me acerco a la puerta

Nadie responde.

-¿Quién es? ¿Qué quiere? - pregunto un poco asustada.

-¿Jolie? - una voz femenina se escucha desde el otro lado de la puerta - soy Lua, de la habitación de alado C-15, ¿puedo entrar?

-ehhh, estoy un poco ocupada viendo una serie y quiero estar sola - digo tratando de hacer que se quiera ir.

-oh, entiendo - dice con un tono un poco triste - bueno, mañana vuelvo a pasar para ver si tienes tiempo, hasta luego.

Escucho pasos que se alejan y una puerta a mi lado que se cierra supongo que ya se fue así que vuelvo a echarme a mi cama y sigo viendo mi serie mientras pienso que excusas dar mañana para no hablar con Lua.

No era muy buena haciendo amigas, antes de mi enfermedad solo tenía dos amigas de toda la vida prácticamente, fuimos al nido, la primaria y secundaria juntas, nuestras mamás eran mejores amigas y nosotras también lo fuimos por mucho tiempo, hasta que pasó lo de mi enfermedad y nos separamos.

Mi mamá viene a verme junto con mi hermana pocas veces, yo les pedía que no vengan, no quería que sientan lastima por mi y menos quería ver a mi mamá llorando y diciendo que todo iba a mejorar, solo me daba falsas esperanzas cuando ambas sabíamos que no se podía hacer nada, las pastillas solo hacían retrasar un poco mi muerte y hacer que viva más tiempo, sin esas pastillas seguramente hubiera muerto hace un año o un poco más.

Mi hermana Merli es la única que me entiende y me hace sentir bien, ella es un poco mayor que yo y ya esta casada con un chico de su universidad, son la pareja perfecta, ambos estudiaban psicología y en una de las clases que llegaron tarde se conocieron, los dos son muy atractivos, siempre dicen que de los hermanos uno es más guapo que el otro, en este caso mi hermana lo es, a comparación mía, ella es una diosa griega, su piel blanca con sus mejillas rosas y un cabello de color negro ondulado que le llega hasta la cintura, no necesitaba maquillaje, así natural era perfecta.

Cuando me dí cuenta ya eran las dos de la mañana y me dio sueño, apago la televisión y me quedo dormida a los pocos minutos.

Secretos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora