CAPÍTULO 4

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Me despierto como todos los días.
Voy al baño y tomo una ducha, me pongo una ropa cómoda y Carol me trae mi desayuno junto con mis pastillas del día.

— Buenos días linda -saluda Carol entrando con el carrito y cerrando la puerta tras ella.

— Buenos días -sonrio un poco.

Carol deja el carrito delante de mi cama y pone la mesita desplazable al frente mío con un jugo de fresas, torta, gelatina y mis pastillas.

— ¿Estás nerviosa? -me pregunta y la miro.

— Un poco -murmuro y empiezo a comer la gelatina con una cucharita.

El día de hoy es mi revisión semanal para ver cómo voy avanzando con mi tratamiento. Sí estoy mejorando o empeorando.
¡Por supuesto que estoy nerviosa!
Si me dicen que estoy empeorando, eso solo significa una cosa. Muerte.

— Tranquila, todo saldrá bien ya lo verás -me anima y yo sonrío- te veo cansada, ¿dormiste bien?

Los recuerdos de la noche anterior vienen a mi mente y me quedo callada unos segundos antes de responder.

— Sí, solo que estuve viendo películas hasta tarde y eso -bajo mi cabeza comiendo lo poco de gelatina que me queda y raspo por los lados.

— Ya -entrecierra sus ojos Carol y mueve su cabeza- en una hora vengo por tí para llevarte a qué te revisen.

— Claro -digo y se va cerrando la puerta.

Suspiro y me tomo las pastillas con mi jugo, dejo todo en el carrito y devuelvo la mesa a su lugar.
Me recuesto un rato en la cama y miro al techo.
No sé cuánto tiempo pasa, para mí segundos, pero pasaron muchos minutos.

En un pestañeo ya estaba en mi silla de ruedas siendo llevada por Carol dónde el doctor Phishman. Él me ha estado viendo y tratando desde que entré a esta clínica. Es el único doctor que me vé.
¿Por qué? No lo sé.

Pasamos por varias puertas hasta llegar a un pasadizo con una puerta de madera en la mitad dónde está colgada un cartel dorado que dice el nombre del doctor.
Carol toca la puerta y se escucha un "adelante" de su parte.

Entramos y lo veo sentado en su silla negra frente a una computadora que está en una mesa grande de madera. A un lado de la pared está una camilla blanca y al otro extremo del cuarto, un especie de tubo para que a la persona se le hagan análisis y esas cosas.

— Buenos días Jolie -me saluda Phishman.

— Casi tardes doctor -sonrio y el finge ver un reloj invisible en su muñeca.

— ¡Tienes razón! -exclama- que tonto, me confundí.

Se levanta de su silla y se acerca a la camilla.

— Por favor, recuestate en la camilla Jolie -me pide y me paro para sentarme y luego dejó caer todo mi cuerpo en la camilla.
Carol se queda en la puerta mirándome y sonriendo.

— Muy bien, vamos a ver -el doctor saca un aparato que normalmente lo usan para ver a los bebés por la pancita de la mamá.

Me saco mi polera y dejo mis pechos al descubierto, ya hemos hecho muchas veces y nunca se ha sobrepasado. Además, Carol siempre está conmigo, me da seguridad.
Hecha una crema por mi pecho y pasa el aparato mostrando en la pantalla pegada a la pared lo que tengo dentro.

No sé cómo hacen los doctores para ver y entender. Yo solo veo una pantalla negra con manchas blancas y medias verdes oscuras.

— Hum...

— ¿Qué pasa? -pregunto preocupada.

Apaga el televisor y se va a sentar a su silla y empieza a teclear algo. Yo me siento y tapo mi cuerpo con mi polera.

Secretos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora