CAPÍTULO 7

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Sigo mirando a Poul mientas siento la mirada de Denny sobre mí.

Bajo la mirada y suspiro.

— Denny -lo veo y volteo un poco a su dirección- ya va a terminar la hora de visitas. Es mejor que te vayas.

— Pero quiero hablar contigo -se me acerca y retrocedo.

Él arruga sus cejas y mira unos segundos a Poul para luego verme de nuevo. Se agacha a recojer las rosas que me trajo, las cuales están un poco aplastadas.

— Toma -me las entrega- ponlas en un florero o algo.

Yo alzo mi mano para agarrarlas y siento los fríos dedos de Denny cuando tomo el ramo y me da un escalofrío.

Cuando las agarro las pego a mi y las huelo, siempre me ha gustado el olor de la rosas, me dan tranquilidad y Denny lo sabe.

— Gracias -digo cuando dejo de olerlas.

Él asiente y se acerca a mí pero Poul pone su brazo entre los dos y le lanza una mirada fría a Denny, el me mira y yo bajo un poco la cabeza.

— Adiós, Li.

Dios, hace tiempo que nadie me decía así. Bueno, que él no me decía así.

Subí mi mirada y ví como me sonreía mientras caminaba se espaldas para irse por el mismo lugar por donde vino.

— Poul. -lo llame aún mirando hacia el lugar donde se fue Denny.

Se puso delante mío y me ví obligada a subir la mirada, es que es muy alto. Me lleva como una cabeza por arriba.

— ¿Qué te pasa? -le digo- ¿A caso no te enseñaron a no meterte donde no te incumbe?

Ladeó su cabeza a un lado y juntó sus cejas.

— ¿De nada? -me dijo.

— ¿Y yo por qué tengo que darte las gracias?

Levantó la cabeza y rió.

— Te ayude con ese patán. Tú no ibas a poder sola.

— ¿Perdona? -levanto las cejas y retrocedo un poco- yo puedo sola, chiquito. No necesito a un superhéroe como tú.

— Eso no parecía pequeña -da un paso hacia mí- y aquí entre nosotros, el chiquito no soy yo.

Aprieto mis labios y lo golpeo en el pecho.

— Te detesto.

Paso por un lado y me agarra del hombro. Suelto un quejido y me suelta al instante.

— ¿Qué pasa? -me dice mientras me agarro mi herida.

— Nada. -digo tratando de alejarme pero me agarra de la muñeca.

— Quiero ver qué te pasó.

Me saco el brazo derecho de la manga de mi bata y veo que ahora mi rasguño está rojo con morado y un poco abierto. Dios.

Poul me agarró el brazo y examinó la herida con cuidado.

— ¿Cómo te lo hiciste?

Pues huyendo de ti y tus amigos luego que escuché cosas en aquella fiesta clandestina en el bosque.

No sabía que responder, y obvio que no diría eso. Levantó su mirada para verme a los ojos esperando una respuesta mía.

— Con mi mesa de noche. -respondí- es que estaba bailando y pues... me resbalé.

— ¿Te resbalaste?

— Sí, había mucha agua -asiento y meto mi brazo por la manga de la cara- salí volando, ¡Lo juro! Parecía un pajarito.

Secretos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora