CAPÍTULO 6

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Veo personas

Muchas personas hay al rededor mío

Más de las que aguanto normalmente

Patrullas

Ambulancias

Mi mamá y mi hermana a un lado mío

Ambas llorando abrazadas, mi mamá acariciando el cabello de su labor hija como si fuera una muñequita de porcelana mientras miran hacia la puerta de mi casa.

¿Qué pasa?

¿Dónde está papá?

¿Por qué estamos fuera de la casa?

Yo estoy con mi muñeca de trapo en una mano colgando, con mi pijama de oso y mis trenzas dentro del gorrito con orejas del mismo animal.

En eso veo que de nuestra casa salen varios hombres sacando una camilla. En el está alguien, no puedo ver quien es ya que todos lo tapan.

Empiezan a mover la camilla hasta la ambulancia, la cual está a mi lado. Justo en el momento que voy a ver de quién se trata veo todo negro y escucho los gritos de mi mamá.

Me despierto con fuerza y me siento en la cama respirando agitadamente y sudando.

Es la primera vez que tenía pesadillas, no había tenido una hace diez años.

Miro a mi al rededor y todo está oscuro, a excepción de el sol colándose por mi ventana. Me fijo en el reloj que tengo en mi mesa de noche y veo que son las cinco de la mañana. Decido no dormír y quedarme despierta hasta que Carol venga con mi desayuno y mis pastillas del día.

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Luego de unas horas llegó Carol con el carrito de comida y junto con mis pastillas. Mientras comía me recordó que era día de visitas y que me arreglara por sí vienen a verme. Yo solo asentí.

Después de que se fuera me puse a ver una serie de doctores para matar el tiempo hasta que venga mi mamá o mi hermana. Luego de unas horas nadie venía, llame dos veces a Carol para preguntarle sí estaban en la sala de espera y las dos veces me dijo que no llegaba nadie.

Ya eran las cuatro de la tarde y seguían sin venir. Cuando me iba a dar por vencida y aceptar que no vendrían escuché un golpe en la puerta.

Rápidamente me puse una casaca blanca encima de mi polo que tenía y corrí hacia la puerta.

Cuando abrí me encontré con la persona menos esperada.

— ¡Hola! -me sonrío Lua mientras entraba a mi cuarto rodeandome.

Cierro la puerta una vez que ella pasa y me volteo para verla, debo tener una cara extraña porque ella cambia su sonrisa por una expresión de incomodidad.

— ¿Interrumpo algo que hacías?

— Eh no, no para nada -sonrio un poco- solo no me esperaba que vinieras a verme es todo.

Se ríe.

— Sí es que vino mi hermanita menor, hace unos cinco años que no la veo -me explica con una gran sonrísa- nació poco antes de que me internaron en este hospital y no pude verla, pero hoy mi tía decidió traerla.

— ¿Tu tía? ¿Por qué no tu mamá o tu papá? -respondo sin pensar. Okey, eso fue descortés- perdón por preguntar así. -digo rápido.

Ella mira hacia un lado y menea la cabeza.

— No pasa nada, solo que mis padres no me quieren ver. Dicen que soy un error desde que nací y que me merezco estar enferma. Cuando nació mi hermanita, ellos eran las personas más felices de esta tierra y eso... -suspira- eso me alegró, no quería que también la odiáran como conmigo. No me gustaría verla sufrir.

Secretos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora