Prólogo

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Prólogo:

El aroma del viento y la tierra volaba el día en que desafió a esos brabucones cansado de que le estuvieran constantemente hostigando, lanzando insultos sueltos cada vez que cruzaba por esa calle. Una corriente de frío recorrió su espalda cuando se dio cuenta de lo que había hecho y cuál sería la consecuencia. Los pasos pesados y enormes acercándose amenazadores de sus contrincantes. Lo que definitivamente nunca borraría de su mente era lo que sintió cuando la tierra se alborotó a unos metros de él y vio a su mejor amigo acercarse a toda velocidad en su bicicleta. Fue como si el sol se hubiera posado justo en esa dirección y lo encandiló tanta luz. Su salvación. Su héroe. Un alivio le bañó el cuerpo por dentro. Zayn frenó de golpe frente suyo y casi sin darse cuenta o por simple acto reflejo se subió al vehículo y los pies del morocho se perdieron de vista y se desenfocaron en un rápido pedaleo.

Aún no se daba cuenta de que no estaba en frente a los tres malhechores de hace un rato, miró hacia atrás y los vio agitando sus puños en señal de furia, como si le estuvieran reclamando lo cobarde que era y que a la próxima que lo vieran le dolería más de lo que habían planeado para esta ocasión. Volvió la vista a adelante y solo sintió la respiración agitada de Zayn que estaba, como él, enmudecido por la adrenalina y el miedo.

-Eso estuvo cerca, Liam-le dijo con esa voz aguda de la infancia.

-¡Por supuesto que sí! -reaccionó Liam. -¡Gracias por cubrirme, hermano!

Eso le dijo que Zayn nunca le fallaría.

El viento azotaba las ventanas bañadas por las gotas furiosas que caían del cielo. Liam pasaba canal por canal en el televisor, aburrido como muchas veces, era un chico en la puerta de la adolescencia, no se le podía pedir nada más.

Sus padres junto con él habían viajado a la ciudad de Brighton por el cumpleaños de uno de sus parientes y se alojaban en su casa. Obviamente que Liam la estaba pasando de lo más pesado y no veía la hora de poder irse volando de ese lugar, no era divertido estar sentado en una silla lleno de familiares preguntando acerca de los estudios, y aunque recorrieron la cuidad en los tiempos libres, no era entretenido sin Zayn. Lo extrañaba.

Como si le hubiera leído el pensamiento, su teléfono sonó y Liam dejó de prestarle atención al partido de fútbol repetido y se concentró en escuchar a su amigo del otro lado.

-¿Qué haces? -le preguntó en lugar de un "Hola".

-Me aburro como una ostra-se sinceró. -¿Y tú?

-Jugando un nuevo videojuego-le contó.-la tía Teresa me lo trajo de regalo y creo que tienes que probarlo ¡Está buenísimo!

Liam sonrió sabiendo que Zayn se la estaba pasando de maravilla en comparación.

-¡Genial! -dijo eufórico e impaciente por lo que le acababa de contar. -Desearía que te hubieran dejado venir-le dijo Liam con un suspiro.

-¡No! -exclamó. -¿Para qué? ¿Para sentarme en el sillón de los abuelos Payne a mirar la repetición del partido del martes?

Liam se rio mientras pensaba que era bastante predecible.

-Para eso me quedo en casa y lo miro desde mi cama. -concluyó Zayn.

Era increíble como esa simple conversación lo hizo sentir como si estuviera en casa de vuelta. El hecho de saber que Zayn estaba mirando lo mismo que él en el televisor le dio la sensación de tenerlo sentado al lado y casi creyó escuchar las quejas por las imprecisiones de los jugadores, como si el juego fuera a cambiar sabiendo que era una repetición.

En esos momentos, cuando lo hacía sentir de esa forma, le brotaban las ganas de decirle lo mucho que lo extrañaba. Pero era algo complicado, si lo decía ahora, quedaría como una estúpida conversación de novios donde la única discusión es acerca de quien corta primero. Lo extrañaba mucho, vaya que sí, pero nunca se lo diría tan explícitamente. Además creyó que con lo que habían hablado había quedado bastante claro que requerían la presencia del otro.

Con situaciones como esas, Liam supo que necesitaba a Zayn.

Las miradas se cruzaron. Una sonrisa y unos ojos tristes. Zayn estaba muy a gusto bailando como un demente en la pista de baile, mientras Liam, en un rincón oscuro, trataba de salvar su primera relación amorosa seria que había tenido. Eran adolescentes en sus años de gloria, pero eso no significaba que no podía sufrir.

Zayn captó de inmediato que algo andaba mal y apartándose del centro de atención caminó hacia el lugar donde Liam escondía su tristeza. La chica se había ido, no funcionaron sus ruegos, ni súplicas, estaba más que claro que la relación no daba para más.

-Hey-le susurró Zayn al verlo con la cabeza escondida entre sus manos. -No llores-le pidió.

Liam se limpió todo rastro de lágrimas y levantó la vista hacia su amigo.

-No estoy llorando-le aclaró.

-No-dijo sin seguirle el juego, la negativa sonó bastante sarcástica si había que decirlo. -Estás triste.

Liam no respondió y se limitó a mirarlo con ojos húmedos y a punto de rebalsarse en lágrimas.

-Cuéntame, ¿tu nivel de tristeza es el que se alivia con un abrazo? -dijo Zayn con un tono juguetón.

-Estoy triste como si no hubieras ido a mi fiesta de ocho años cuando ninguno de mis compañeros de colegio se presentó. -le aclaró.

Zayn se rio al recordar ese día.

-Lloraste mucho ese día-recordó el morocho.

-Sí, pero si no hubieras venido tú, habría llorado más. -le dijo Liam tratando de hacerle entender cuan triste estaba.

Zayn le revolvió el cabello y de un movimiento rápido unió la cabeza de Liam a su pecho y le dio un cálido abrazo como, el que seguro, el castaño estaba necesitando.

-Ah-suspiró Zayn. -Las novias van y vienen, hermano. Y los amigos son los que las saludan y les dicen "nunca vuelvas, perra".

Ese comentario lo hizo reír aunque sea débilmente.

Y en ese momento Liam supo que Zayn y él siempre estarían juntos.

***

Era casi una obsesión, pero no, así tampoco era. Era calma y desesperación, era fuerte y débil, era hermoso y martirizante a la vez. Era increíblemente doloroso y a la vez enteramente feliz.

La punta de un cuchillo clavándome el pecho, haciendo que mi corazón sangrara más vivo que nunca, así era. Porque nunca creí encontrar la unión perfecta entre lo correcto y lo plenamente prohibido.

Desearía haberme alejado, nunca haber empezado. Desearía no haber sentido que las cosas irían bien con tan solo una sonrisa de su parte. Desearía no haber encontrado tanta paz en su mirada, ni a sus palabras tan suaves y correctas. Desearía no haber pensado que aplastaría mis sentimientos, como quien aplasta una hormiga con el zapato. Me hubiera encantado darme cuenta a tiempo de que ese sentimiento me aplastaría primero a mí.

Y no, no lo siento para nada, ni me arrepiento, no importa cuántas veces me culpe por esos pensamientos, según yo pecaminosos, que muchas veces me provocaba.

Ahora mismo cierro los ojos, porque lo que hago es incierto, porque estoy escapando de mí mismo y no creo que pueda verme más ridículo. Ya no me importa más nada porque me duele demasiado saber que él nunca me fallaría, que lo necesito y que nos prometimos que siempre estaríamos juntos.

Todo eso se acabó y con el pie en el acelerador estoy corriendo hacia arriba justo cuando una de las mitades del Titanic se está hundiendo, debo salvar mi vida, debo salvar nuestra amistad. Aunque salvarla sea destruirla y con nuestra amistad me refiera al recuerdo de ella. ¿Cómo podríamos cumplir todo lo que soñamos de esa forma? Él viviendo su vida junto a mí, yo sufriendo cada instante que respiro sin que sepa que lamentablemente me enamoré de él. ¡Auch! Mejor no lo vuelvo a mencionar y acelero, antes de que el corazón mande y esté volviendo nuevamente a su lado.

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Prólogo, cuando termine Barely Breathing empiezo la fic. Diganme si les gusta, he trabajado mucho. Besitos. Los amo.

The Back Road (Ziam Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora