Capítulo 11. Soñando en voz alta.

304 47 214
                                    



"Ha llegado el cumpleaños de mi vida, mi amor ha venido a mí." 

Christina Rossetti.

*********

TINE

Quizá ninguna mañana te habría parecido tan hermosa como aquella, quizá ni siquiera el mundo había tenido antes ese profundo sentido de ser, quizá hasta tu corazón late de forma distinta al sentir los primeros rayos de sol tocando tímidamente tu piel. Tu piel y la suya, la misma piel que tocaste toda la noche, la misma piel que ahora te pertenece y en la que se dibujan todas las promesas de un mañana que a veces parecía tan lejano, tan imposible, tan lleno de dudas y de sombras que sin embargo han desaparecido con la luz de esa mirada que ahora duerme, que sueña quizá contigo, que descansa a tu lado ajena al mundo externo que seguramente sigue y seguirá hablando de ti.

Pero ya no importa. Todo el ruido del exterior vale muy poco ahora que te rodea esa silente y sutil calma, la cercanía del cuerpo desnudo de Sarawat, su piel suave, su respiración acompasada, su todo. Lo miras y el corazón te da un vuelco de pura dicha. Eres tan feliz, eres tan completamente dichoso que esta vez ni siquiera tienes miedo de que sea un sueño, porque ningún sueño puede compararse a esa realidad, tu realidad, tu vida al lado del hombre al que amas y al que amaste, al que amarás seguramente hasta que tu corazón deje de latir, al que amarás incluso después de volver a ser polvo, y aún cuando polvo seas sabes que vagarías por el universo entero para encontrarlo a él de nuevo. Otra vez, todas las veces que sea necesario.

Él suspira en sueños y tú sonríes. Sabes que es hermoso saber que alguien como él existe, que alguien como él está en el mismo mundo que tú y quizá, lo más sorprendente de todo es que esté en tus brazos, que esté a tu lado cuando podría estar en los brazos de cualquier otro. Pero él te eligió a ti, un ser humano lleno de defectos, de dolor, de arrepentimientos. Alguien que a simple visa no podría merecerlo jamás.

Y sin embargo, cuando los ojos de Sarawat se abren poco a poco, enfocándose en ti, sabes que él no mira eso, que él ve y siempre ha visto más allá de ti. Él ve en ti cosas que ni tú mismo sospechas porque te ama, porque cada una de las cosas que te hacen ser tú, son amadas por él y eso es así porque sin ninguno de tus defectos, sin una sola de tus virtudes no serías tú, y Sarawat Guntithanon te ama a ti. Y tú lo amas a él por el simple hecho de que ha despertado en tus brazos y de que el mundo a su lado es nuevo, es brillante, es tu mundo por fin y en ese instante, tu corazón sabe que nunca había estado más agradecido por estar vivo, que ese amanecer que poco a poco los envuelve en su luz, así como tus ojos envuelven el cuerpo de Sarawat. Y tus brazos vuelven a acercarlo a ti al tiempo que él sonríe y te abraza también. Son felices. Probablemente los seres más felices que el universo haya visto en mucho tiempo.

¿Qué será lo más maravilloso de ese nuevo mundo?, te preguntas. ¿Será acaso sentir de nuevo la suavidad y el calor de ese cuerpo que se pega al tuyo como si jamás fuera a alejarse de ti? ¿Es la risa de Sarawat resonando en toda la habitación cuando besas su cuello y le provocas cosquillas? ¿Son los suspiros de los dos en cada nuevo beso, el calor que provoca cada nueva caricia, el aroma de los dos mezclado en su piel, tus manos reconociendo de nuevo cada centímetro de su ser?

Quizá sea todo eso y también tal vez sólo sea la constante promesa de que es apenas el primer día de una vida que les había pertenecido siempre y que apenas hoy pueden disfrutar; es sólo el inicio y como todo nuevo inicio tiene en sí la dulce perspectiva de un mañana que se extenderá por muchos días, por muchas horas más. Horas que se medirán en besos y no en segundos, horas que se llenarán de los dos irremediablemente.

Casa De LegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora