Capítulo 14. No estoy solo.

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"Todo el mundo debería tener un amor verdadero, y debería durar como mínimo toda la vida." John Green

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TINE

La noche cae sobre los dos. Mientras parece que todo duerme, que todo descansa, que incluso los insectos que viven entre los viñedos y las estrellas que brillan con alegría en el cielo están perdidas en su propio mundo y tú y él respiran en silencio, muy juntos. El mundo parece sumido en un sueño profundo y a la vez, es testigo de la felicidad que sale a borbotones de tu alma, de la suya. Esa felicidad que los une más que sus propios dedos entrelazados, más incluso que su cabello descansando sobre tu pecho. La gente siempre habla de felicidad y sólo en ese momento, en ese justo instante, sabes qué es. Estás hecho de ella. Sarawat Guntithanon y tú, la noche que parece abrazarlos, todo el mundo parece estar hecho de la más pura e indescriptible felicidad que un corazón humano pueda sentir.

Un suspiro escapa de sus labios como una suave amenaza de romper con ese silencio, el silencio que viene después del anhelado reencuentro. Quizá después de que un sueño se cumple, la única respuesta posible es la ausencia de palabras y eso es así porque ninguna palabra podría transmitir lo que tú y él sienten. Porque se han encontrado y esta vez será así para no perderse.

Porque lo amas y él te ama a ti y ni siquiera toda la poesía del mundo sería suficiente para poder expresarlo. Y es que el amor se expresa mejor con besos que con discursos, se lee mejor en los ojos de aquel al que se ama que en los más bellos libros del mundo. El amor, es amor, y por ello por más que se escriba y se hable de él, ninguna palabra puede decirlo mejor que el silente latido de dos corazones que están llenos de su fuerza, que laten al compás de la misma canción.

Sí, esta noche eres felicidad y Sarawat Guntithanon, él es amor.

Tus labios se curvan en una sonrisa al seguir sintiéndolo entre tus brazos. Hay en ti una ligera sensación de irrealidad pero ya no tienes miedo. Sí, te parece un milagro el compartir esa noche con Sarawat, te parece increíble sostenerlo nuevamente entre tus brazos cuando habías pensado que tendrían que pasar muchos años días más para verlo de nuevo. Pero no, estás ahí, él está ahí, contigo.

Y esa cercanía, sus labios sobre los tuyos te hacen sentir que por primera vez en veintiséis años de vida, no estás solo. Quizá desde que sus ojos te vieron de nuevo esa sensación había empezado a crecer en ti, pero no puede compararse a esa energía cálida que parece componerte ahora.

No, ya no estás solo y Sarawat tampoco. Soledad, esa palabra ha salido de su diccionario común para convertirse en algo inexistente. Uno no puede estar solo cuando el amor envuelve al alma, cuando a pesar de todo, el guion de la obra, la única que planeas seguir presentándole al mundo, te ha llevado a ese lugar, debajo de ese mismo cielo, con todas esas estrellas iluminando el principio del infinito que se insinúa en tu sonrisa y en la inmensidad de esos ojos que te miran ahora.

—No hace frio— dice él y contrario a todo lo que hubieras pensado, oír su voz es también otra forma de recordar que estás en tu sitio.

—No— dices tú lentamente, casi en un susurro, como si quisieras evitar que tus palabras se pudieran desperdiciar en alguien que no fuera él.

—Siempre es primavera en este lugar ¿verdad?— dice él sonriendo y dejando ver un misterio detrás de esa sonrisa.

—Ahora sí— dices tú con naturalidad—. Si tú estás aquí siempre será primavera.

Sarawat ríe. Su risa se cuela en los campos de uvas que aún no han madurado lo suficiente. Pero lo harán. Y entonces Sarawat y tú estarán ahí para la cosecha, quizá tú tengas que cuidar la elaboración del vino, quizá haya llegado el momento de desenterrar tu talento escondido de ingeniero agrónomo. Pero, cuando lo oyes reír, cuando él se suelta de tu abrazo y levantándose del sitio en el que estaban, extiende su mano hacia a ti y te invita a seguirlo, sabes que lo que dijiste es cierto. Si él está contigo siempre será primavera. Aún si el invierno llega y enfría al mundo tu corazón siempre estará cálido. Él es la primavera, él es el amor ¿qué más necesitas? Nada. Tu vida empieza y termina donde su piel lo hace. Eres suyo, y saber eso con tanta certeza es lo que te hace fuerte ahora.

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