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Adora se despierta lentamente, se siente un poco cansada y mira el reloj en su mesita de noche, 4:35 brilla en medio de la oscuridad, se lleva las manos a la cara, necesita dormir ocho horas seguidas alguna vez, pero hoy no es el día, siente la necesidad de levantarse y hacer algo, pero no hay nada que pueda hacer ahora, nada que le quite esa sensación ansiosa del estómago.

Toma una inhalación larga en un intento por relajarse, estira brazos y piernas para estar más cómoda, mira el techo. Adora no quiere estar triste su vida está bien ¿cierto? Le va bien en la escuela, el equipo va bien, sus amigos... Bueno nada que no puedan solucionar, su familia es maravillosa. Hay una espina en su corazón, un pequeño "pero" escondido en su lista de deseos cumplidos, Catra.

Adora sabe que su felicidad no puede depender de otros, que debe quererse antes de querer a otros, que de ser de otra forma se llama dependencia y eso no está bien, sin embargo, no es que se sienta incompleta, no es que esté buscando a su media naranja. Quizás fue por crecer juntas, pero Catra e..ra su complemento.

Hasta entrar en la preparatoria que logro unir todas las señales y no pudo negarlo. Durante ese primer año separadas (el último año de la secundaria) Adora logro experimentar el anhelo de estar cerca de Catra. la distancia le ayudo ver que sus sentimientos eran diferentes a lo que pensó, que ya no se sentía cómoda cuando decía que eran como hermanas, los abrazos y tomarse de las manos hacían sonrojar sus mejillas y aceleraban su pulso.

Lista para otra noche de insomnio, la joven repasa vívidamente el día que se dio cuenta de lo que eran esos sentimientos.

Fue después de entrar a la preparatoria, recién se integraba al equipo de Futbol y comenzaba a hacer amigos, su relación con Catra ya tenía algunos altibajos debido a las veces que la invito a alguna reunión y la de cabello castaño termino yéndose por su cuenta sin que ella lo supiera hasta muy tarde, Catra se enojaba aun cuando ella misma había sido la que se fue, pero Adora aún se sentía responsable, la compenso cada vez, le pidió disculpas y le dio comida como ofrenda de paz.

En la última de esas veces, después de pasar un tiempo de calidad en un parque, Catra le dio una mirada particular seguida de un beso en la mejilla como despedida, no fue el primero, pero se sintió diferente. Adora no pudo reponerse de la sensación hasta que llego a su casa y su madre Mara le vio la cara.

—Hola Cariño ¿Cómo estuvo tu día? — Mara estaba sentaba a la mesa viendo algunos papeles de su trabajo, cuando vio la cara de su hija su expresión cambio y pregunto más intrigada que preocupada—¿Pasó algo interesante hoy?

—Hola mamá, todo bien, no pasa nada—si Adora hubiese visto su cara se habría dado cuenta de lo sonrojada que estaba, y entendería el porqué de la miraba inquisitoria de su madre.

—Mmm... Yo creo que sí paso algo—Mara se recargo de la mesa sosteniendo su rostro con ambos brazos apoyados— ¿Quién es?

—¿Quién es qué? — la rubia se escondió detrás de la puerta del refrigerador buscando un jugo o algo que comer.

—No intentes encubrirlo, he visto esa cara, es la misma cara que tenía tu madre cuando le dije que estaba enamorada de ella, cuéntame lo todo.

— ¿Que? No... Se a que te refieres— el sonrojo en las mejillas de Adora se intensifico, incluso sus orejas se veían un poco rojas— ¿Qué tiene mi cara, a que te refieres mamá?

—Mis ojos no me engañan, el sonrojo el brillo extra en tus ojos, el nerviosismo, te gusta alguien ¿cierto? — Mara parecía impaciente y emocionada, Adora estaba muy confundida.

—¿Gustar? — Para Adora fue extraño, inmediatamente pensó en Catra— bueno me gusta Catra, es mi mejor amiga, también me gusta Glimmer y Bow, Mermista Perfuma y...

Como yo a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora