❅ 𝔡𝔦𝔢𝔠𝔦𝔰𝔢𝔦𝔰

1.8K 157 112
                                    

En cuestión de segundos mi pulso se aceleró y el bombeo de mi corazón daba la sensación de que en cualquier momento se saldría de mi pecho. Una fina capa de sudor cubría mi frente y tuve que buscar un punto de apoyo cercano, teniendo el presentimiento de que me iba a desvanecer. Mi cuerpo pesaba, cada respiro costaba más que el anterior y mis dedos temblaban al sostener entre ellos los papeles que reflejaban una verdad que nunca jamás consideré posible.

Recargué la espalda contra la pared y poco a poco me deslicé contra ella misma hasta llegar al suelo, con mis extremidades temblando y la respiración totalmente descontrolada. De repente cumplir dieciocho años pasó a la historia, así como también la fiesta que organicé con mis amigas, el tener libertad con Valentín y todo ese temor por la reacción que obtendría de mis padres cuando regresen mañana y la casa sea un completo desastre.

Ya nada de eso parecía tener importancia porque mi mundo entero acababa de venirse abajo y todo lo que creí que alguna vez me pertenecía ya no significaba nada, porque yo no soy nada para ellos.

Al cabo de un par de minutos Valentín se aproximó y tomó lugar junto a mi. Tenía las piernas contra su torso y abrazaba las mismas mientras me miraba con algo de pena, dudando realmente en si debía acercarse un poco mas o no. Y sé que me veo frágil, atravesando un estado de total vulnerabilidad, pero necesitaba que me sostengan y me devuelvan mi realidad porque ahora mismo ya no sabía que pensar o en que creer.

— ¿Cuando te enteraste? -pregunté en medio de un sollozo, haciendo un esfuerzo enorme por reprimir el llanto y evitar derramar tan siquiera una sola lágrima. No la merecían.

— Hace unas semanas, y si no te lo dije fue porque no me corresponde Mara. -se atajó al justificar sus actos y en ese entonces no pude culparlo ni tampoco descargarme con él porque no era un asunto suyo. Sin embargo continuó.- bueno, en realidad quería esperar a que seas mayor de edad por si pensás hacer algo al respecto, quizás pueda ayudarte.

— ¿Ayudarme cómo? -reí de forma irónica y alcé la cabeza para mirarlo a la cara. Mis ojos brillaban debido a las ganas inmensas de llorar que tenía y mientras tanto él lucía como si nada, con esa sequedad que tanto lo caracteriza incluso en situaciones como esta.

Estaba cerca pero igual marcaba distancia, quemaba con su lado tan frío y mi mente se descompaginaba mientras me destruía a su lado, pedazo por pedazo hasta no dejar ni el mas mínimo rastro de lo que alguna vez fui.

— No se, tomando acciones legales o hablándolo con ellos. Hay muchas cosas que podes hacer y sobretodo reclamar.

— Mi familia no es mi familia, de golpe ya no tengo padres, ni una hermana, ni siquiera el apellido. No se quien soy Valentín, ya nada en esta casa me pertenece y siento que viví en una mentira todo este tiempo, comiéndome sus engaños y permitiendo que me tomen el pelo siempre.

Ahora si fue imposible seguir conteniendo ese llanto que tarde o temprano iba a tener que dejar salir. Arrojé los papeles a un lado de mala gana y cubrí mi rostro con ambas manos liberando todo aquello que intenté resguardar hasta recién, volviéndome un mar de lágrimas en cuestión de segundos. Los brazos de Valentín me envolvieron y así fue como busqué refugio en su pecho sintiéndome una completa idiota.

Sus manos recorrían mi espalda subiendo y bajando con lentitud, lo cual no hacía más que aumentar el nivel de mi angustia y esas ganas de destrozar todo, tal y como hicieron conmigo por dentro.

Valentín acababa de entregarme los papeles de adopción, con la firma tanto de mi supuesto padre como el de mamá quedando a cargo de la custodia. La fecha rondaba por la edad de mis cuatro o cinco años cuando se llevó a cabo toda esa mentira que recién ahora parecía llegar a su fin. Nunca dijeron nada y eso fue lo que más me dolió de todo, porque incluso si se tomaban el trabajo de sentarse conmigo y hablarlo, quizás hasta podía llegar a entenderlos. Pero no, y para colmo lo único que recibí por parte de ellos en la última década fueron malos tratos, el constante rechazo por querer un futuro diferente y no encajar en su estilo de vida.

legado; wos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora