Uno

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No creo que sea mentira, sinceramente era lo último que si bien, quería llegar a pensar y no creo que justo ahora sea una simple leyenda.

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Él, un hombre puro con porte de conquistador y sangre de plata fundida, él, un alfa prepotente por poder y serio por sentir, con la responsabilidad sobre los hombros y la oscuridad en los ojos...
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Simplemente imposible de negar después de ser testigo de ello, simplemente tan descabellado que me tocara presenciarlo aún cuando había tantos esperando por él y yo, el único que deseaba no ser visto y no ser reconocido estoy aquí, en la primera fila. Esperando.

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Son cien años los que pasarán cuando él llegue al centro bajo la atenta cortinilla de luz roja, luz brindada por la diosa Luna...
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Puedo sentirlo, puedo escuchar sus pasos resonar sobre el pavimento y mi corazón se acelera al mismo tiempo, mi interior arde en desesperación por huir de ahí y mi lobo aulla como cada vez que se siente tímido. El sudor resbalando por mi frente se combina con las saladas gotas que bajan por mis ojos y la verdad ya no sé si podré seguir de pie.

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Será imposible negarle algo al gran lobo mayor, la sumisión será inevitable en los débiles y el halago será imposible de esconder después de ser testigo de su belleza...
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Bajo la cabeza y cierro los ojos tratando de canalizar mis emociones y no tener un ataque de ansiedad justo ahora.
Siento una mano apretar la mía y sé que es mi amigo tratando de calmarme, pero ni siquiera él puede hacerlo.

-Respira... Cálmate, todo estará bien.

Y es cierto, que esté al frente no significa que vaya a elegirme, es decir, miro de un lado a otro y hay más de un Omega que robaría el aliento a cualquiera, luego me veo de pies a cabeza y sé que no sería suficiente para alguien como él, así que comienzo a calmarme aún después de sentir a mi lobo triste, pero qué se le va a hacer, sé que soy un asco.

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Elegirá a uno en espera por reconocer a su compañero y será afortunado aquel el elegido entre tanto personaje.
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Puedo sentir que la calma está llegando a mí totalmente hasta que olfateo el ambiente, todo iba bien hasta eso.
Café, menta y galletas.
Mi desayuno completo y mis cosas favoritas. Mi lobo aulla con las orejas gachas y el rabo revoloteando de felicidad, mostrando el cuello en forma sumisa y tratando de hacer algo más, hasta que soy capaz de reprimirlo.

Es entonces cuando llega él, en el justo momento donde mi lobo chilla de alegría y en ese justo momento en el que no puedo retenerlo más.

-¡Igh~!

Tapo mi boca inmediatamente tratando de calmar mis sonidos y cierro los ojos... Si yo no veo, nadie me ve...

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Él, el alfa más poderoso creado por la madre naturaleza llegará una luna roja de octubre a elegir a su mate entre la generación nueva y de no elegir a nadie, llegará un siglo después a encontrar a su alma gemela.
Él, el alfa perfecto, escogerá a su Omega perfecto y traerán al mundo las creaturas que cambiarán la historia.
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Mi Omega rasguña desesperado en mi pecho implorando porque lo deje salir y yo lo aprisiono más fuerte que antes.

-Mi señor... -no soy capaz de levantar la cara, no soy capaz de hablar y ni siquiera me atrevo a abrir los ojos -¿Señor? Están todos preparados para us...

-Silencio. -su voz, dios mío, su voz. Mis piernas flaquean y mi estómago da un vuelco de nervios, agradezco no haber comido nada hoy.

-¿Señor? -siento una vez más la mano de mi mejor amigo y me trato de calmar, pero la actitud de mi Omega no ayuda y una vez más se me escapa.

Mi perfecto OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora