Cinco

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Petrificado.

Taehuyng estaba petrificado en la silla acolchada en la que reposaba justo ahora debido a la pregunta antes hecha del hombre frente a él.

¿Que cuándo traería sus cosas?

¡Como si ya estuviera decidido que quería quedarse con él! O sea, sí quería pero... ¡No! No quería en lo absoluto.

—¡No! —exclamó fuertemente al mismo tiempo que se levantaba de la silla —no no no no... —Tae comenzaba a hiperventilar y Jungkook a preocuparse.

—O-omega ¿Qué...?

—¡No! No no no, no es que... ¡Es que no! —Jeon comenzaba a creer que esa era la única palabra que conocía.

—Hey, ¿Estás bien? ¿Qué sucede?

Pero Kim no podía ni quería prestar atención en ese momento al alfa con olor delicioso, es más, quería salir de ese lugar donde estaba impregnado el aroma del alfa.

—Y-yo no... —y salió corriendo de la habitación en la que se encontraba, dejando atrás un portazo y un alfa muy enojado.

—¡Omega! —el rugido de Jeon fue la gota que colmó el vaso de frustración de Taehuyng al reaccionar a su anterior actitud.

*Calabazas, ya metí la pata*

Y corrió. Corrió como si eso fuera lo único que supiera hacer estas últimas horas, ¿Pero a dónde? Pues qué mejor forma de huir que refundirte más en el lugar del que te escapas, ¿No?

El pelinegro corrió escaleras arriba sin saber a dónde se dirigía y se metió entre el primer pasillo que se le cruzara, de izquierda a derecha una y otra vez, serpenteando entre cada habitación, ¿Es que acaso estaba en un laberinto? ¡Dónde estaba la salida!

—¿Omega? —la voz lejana del alfa inundó el ser de Taehuyng, quien apresuradamente corrió en dirección contraria a donde provenía —ven acá, deja de huir porque estoy comenzando a cansarme —no era necesario estar cara a cara con Jeon para darse cuenta del tono amenazante que utilizaba.

Taehuyng ya no sabía si se estaba alejando o acercando más a Jungkook mientras corría, así que cuando giró una vez más a la derecha y chocó con algo duro supo que era la segunda mencionada.

—Agh~ —se quejó tratando de reincorporarse, pero una mano fuerte lo levantó antes que sus propias piernas.

—Si vas a estar así de escurridizo —Jeon aventó al Omega a la pared más cercana y lo acorraló ahí, en la oscuridad del pasillo con una mano a un lado de la cabeza de Taehuyng y la otra sobre su cuello, apretando ligeramente pero ejerciendo la suficiente fuerza como para dejar marca —me voy a ver en la necesidad de atarte, cariño, y creo que no te va a gustar lo que voy a hacerte después de eso.

El tirón que sintió Taehuyng al escuchar al alfa en el vientre le asustó en demasía, pero le asustó aún más cuando Jeon apretó con mayor fuerza sobre su cuello.

—Mngh~ —fue inevitable para él no gemir en ese momento. Estaba siendo acorralado por la fuerte mano del alfa, que lo tomaba con fuerza del cuello privándolo del aire que le permitía vivir. Sus ojos se cristalizaron ante la imagen imponente del hombre enfrente de él y sus orbes centellearon sumisos ante la satisfacción de ser dominado.
Si, Taehuyng tenía una filia escondida. Muy escondida.

Y con Jungkook, bueno, otra historia era.

Sus ojos centellando a su máxima expresión, transformando su mirada antes café a una negra, una mirada inundada de excitación por el sonidito de su omega.
Su mano involuntariamente apretó más fuerte en busca de la misma reacción que antes, pero esta vez fue mejor.

Taehuyng abrió la boca por acto reflejo de tratar de adquirir más aire y las lágrimas calleron de sus ojos al fin, dejando un rastro húmedo por donde se deslizaran, sus manitas viajaron desesperadas a la mano del alfa y sus mejillas sonrojadas por la vergüenza de sus actitudes.

—¡Mngh~!... Ahh —comenzó a balbucear.

La imagen era meramente tentadora para Jeon y su imaginación comenzó a volar con esa sola imágen, sin embargo, su razocinio se vió pasar por una pequeña brecha de claridad en su mente y fue cuando aflojó el agarre en el cuello del pequeño, quien al poder respirar correctamente no dudó en salir asustado del acorralado del alfa.

Ambos quedaron frente a frente. Taehuyng sostenía su cuello y soltaba leves jadeos desesperados. Jungkook cubrió con sus manos el lugar en su pantalón donde se sentía repentinamente más ajustado.

—Y-yo... —balbuceó Tae.

—No. —senteció Jeon —camina hacia la puerta a tu derecha, y nada de correr de nuevo o voy a cumplir lo de hace rato.

Taehuyng se sonrojó aún más si era posible y acató la orden obediente.

Una vez dentro de la habitación una oleada con olor a café, menta y galletas lo inunda y no hace falta más para saber que está en el cuarto del mayor.

—Siéntate.

Kim obedeció.

—Escucha —suspiró cansado el alfa —no sé por qué cada vez que me acerco a ti o hablo huyes de mí, pero sí sé que no voy a dejar que te vayas de mi lado, así que hazte a la idea de que vamos a estar juntos.

—...

—Bien —Jungkook tomó asiento a un lado de la roca Kim —¿Cuál es tu nombre cachorro?

—K-Kim... Kim Taehuyng, s-señor...

—Oh, no me digas señor pequeño, me haces sentir muy viejo —trató de aligerar el momento —y he de agregar que es un hermoso nombre para un hermoso omega.

El carmín vuelve al rostro de Taehuyng.

—E-es que y-yo...

—Dime, cariño.

—E-es que y-yo no... No sé su nombre s-señor... —y por fin, Kim miró a los ojos del hombre a su lado.

Jungkook se enamoró más. ¿Cómo era posible que su mirada fuera tan inocente? Un rayo de claridad era lo que transmitían aquellos orbes miel y era justo lo que la oscura mente del alfa necesitaba.
Claridad. Ternura. Sinceridad.

—Jeon... Jeon Jungkook.

Y ya. Ya estaba. Solo hacía falta una presentación para quedar totalmente cautivados el uno por el otro.
Bueno, quizás no era tan fácil por una parte en específico: las inseguridades.

Taehuyng formó una hermosa sonrisa cuadrada, llena de emoción verdadera y de un pequeño atisbo de cariño, porque sí, quizás Kim creía que no era la persona más bella del planeta pero si con la más hermosa gama de cinseras emociones.

—Un g-gusto señ... Jungkook.

—Un honor, Taehuyng.

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Así luce el Jungkook de esta historia

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Así luce el Jungkook de esta historia.





«ZT»

Mi perfecto OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora