・゚✧ Capítulo 12 ࿐ྂ

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Jungkook sonreía mientras besaba con sus húmedos y calientes labios el cuello pálido y tatuado del pelirosa frente a él. Sus manos estaban colocadas igual que siempre en ese perfecto hueco que formaba su pequeña cintura y se aferraban con fuerza tocando por debajo de su camiseta la cálida piel tersa. Jimin rodó los ojos mientras sentía como el pecho fornido del castaño se pegaba a su espalda buscando distraerlo de sus deberes.

Tres meses.

Ambos llevaban pegados el uno al otro tres meses, y tenían dos semanas de haberse confesado sus sentimientos. Las cosas no habían cambiado mucho, salvo por los roces, las masturbaciones y los besos que habían aumentado al doscientos porciento. El pelirosa sabía que Jungkook perdía totalmente el control cuando de tocarse se trataba, incluso ya había querido llegar a más con él, pero temía demasiado que fuera aún algo intimidante para el chico y prefería esperar a que estuviera listo.

El rey de sus pensamientos, deslizó su mano hasta la parte delantera de su plano abdomen y lo atrajo lentamente, Jimin suspiró de puro fastidio.

—Jeon —gruñó al ver como su libreta de tareas quedaba lejos de su alcance. —Deja de provocarme.

—¿O si no qué, cariño? —preguntó con una sonrisa adorable en su rostro.

Los ojos avellana giraron a verlo con total advertencia de que si seguía, algo terrible iba a suceder. Pero no le intimidaba demasiado, de hecho el pelirosa lucía adorable estando molesto.

—Te voy a patear las pelotas con el freno metálico de mis patines.

Jungkook tragó saliva y dio un paso atrás soltando así a su chico.

—Pero, Jimin, no nos hemos besado en siglos.

—En diez minutos, nene —le dijo volviendo a su libreta. —Sé que soy irresistible, pero si sigues así, vas a acabarme demasiado rápido.

—Jamás te acabes, please.

El pelirosa rió y volvió a teclear números y más números en la calculadora que tenía enfrente, ignorando por completo a Jeon. Decir que había perdido la noción del tiempo, era poco, pues cuando alzó la vista extrañado por el silencio del menor, encontró la tienda vacía y el atardecer llegando a su punto culminante. Frunció el entrecejo y cerró la libreta, se levantó del banco, encendió las luces neón del letrero de afuera y estiró sus brazos sintiéndose entumecido por estar tanto tiempo sentado.

Miro hacia afuera y aún más extraño fue no ver a nadie pasando, incluso parecía una película de terror, pero se encogió de hombros disfrutando el silencio y se dio la vuelta para volver a su lugar.

Fue entonces cuando unos brazos lo envolvieron tan repentinamente que los ojos se le abrieron de golpe, sus instintos se encendieron y no pudo evitar tomar el brazo de la persona y girarlo hasta torcerlo de manera que quedara agachado quejándose del dolor.

Pero antes debió imaginar que el aroma de ese perfume le pertenecía a Jungkook.

—¡Joder, Jeon! —espetó. —¿Acaso quieres matarme del susto?

—¿Y tú quieres romperme el brazo? Mierda, casi me quedo sin la buena —se quejo frotando su muñeca con los labios hechos un pequeño puchero.

—¿La buena? —frunció el entrecejo.

—Sí, cariño, anoche te descargaste en ella, ¿o ya se te olvido?

Jimin carraspeó sintiendo el calor llegar a sus mejillas.

—No —negó girándose para correr hasta su lugar. —¿A dónde diablos fuiste? Creí que ya te habías ido.

—Fui a comprar esto —sonrió mostrando una bolsa con un par de cajas de ramen dentro. —No habías comido por estar haciendo eso, incluso los prepare yo solito. Creo que me hiciste derramar algo de caldo hirviendo en el suelo.

So Am I 𐦍 KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora