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Leone Abbacchio

-¿Por qué hiciste algo tan riesgoso? ¿acaso eres tonta?.- El ceño fruncido de Leone hacia la fémina la hizo temblar por un momento, sobre todo por aquel tono de voz que había usado con ella-. Pudiste haber muerto ahí, no lo vuelvas a hacer nunca más.

-Ahí van otra vez...

-Bueno, iré a estudiar con Narancia.- Fugo dejó a Mista en la mesa, retirándose para ir a cumplir con su trabajo.

-Si me arriesgué es cosa mía, no sé porqué te enojas siempre por algo sin importancia.

-¿Algo sin importancia? ¿estás escuchando lo que dices?.- El puño de Abbacchio resonó contra la mesa, los dos mirándose fijamente-. Hacer algo así por cumplir con la misión es algo tonto.

-Es lo que tu haces siempre.- Respondió, alzando una ceja mientras se cruzaba de brazos. Por unos segundos el de largos cabellos se quedó en silencio, pues había dado en el blanco con sus palabras-. Así que no veo porqué te enojas.

-Es diferente.

-No, es lo mismo.

-Bueno, no quiero morir joven así que me voy.- Mista no pudo soportar más con la presión, tomando sus cosas para salir de ahí.

Los dos al fin se habían quedado solos, sus miradas sin irse de la del contrario, y apenas la puerta fue cerrada por el pistolero no pudieron hacer nada más que unir sus labios en un hambriento contacto. Sí, Leone estaba bastante enojado y la única forma que tenían para lidiar con aquel sentimiento era aquel beso que pronto se convirtió en algo más.

A pesar de la situación el ex policía nunca fue muy brusco con ella, sus cuerpos rozándose cada tanto, tragándose los suspiros del otro, gruñendo y jadeando sobre la piel contraria en cada momento, todo con una suavidad increíble pero con un deje de desesperación única. Leone no era mucho de hacer cosas así, usualmente el sexo siempre era en la comodidad de su hogar, puertas adentro donde podían disfrutarlo sin pena, tomándose su tiempo para hacer sentir bien al otro, pero sentía el corazón latir a mil por minuto, y la necesidad de sentirse era demasiada, nunca había experimentado algo así, la fémina en serio había sido la primera persona en causar estragos en sus sentimientos y emociones.

-L-Leone.- Un suave gemido salió de sus labios, apoyándose en los amplios hombros del hombre mientras su pecho subía y bajaba-. Y-Ya casi, voy a~... ah.

-Hagámoslo juntos, cara.- Obtuvo otro gemido como respuesta, aumentando el ritmo del movimiento entre sus cuerpos lo suficiente para llevar a la fémina al orgasmo, siguiéndola a los pocos segundos. Largos minutos de silencio siguieron de aquello, siendo lo único que se lograba escuchar sus agitadas respiraciones.

-Estoy bien, Leone...- Descansó su cuerpo sobre el del peliblanco, abrazándolo por el cuello con cuidado. Ninguno de los dos quería separarse, disfrutando plenamente de aquella acción.

-Nunca vuelvas a hacer algo así, me tenías muy preocupado... 

-Lo siento, pero debía protegerlos.- Se separó para verlo a los ojos, acariciando su rostro con una sonrisa. Su labial estaba hecho un desastre en su rostro, el maquillaje de sus ojos estaba todo corrido, y en aquel momento no pudo verse aún más atractivo a los ojos de la fémina, todo su cabello revuelto, mechones por todos lados, ese era su Leone de siempre-. Y soy fuerte, quita esa cara.

-Sé que eres fuerte, pero no eres de acero. 

-Descansaré unos días, Bucchiarati me dijo que me tome mi tiempo para descansar.

-Le agradeceré más tarde... ¿puedes caminar?

-Me tomará reponerme unos minutos...

-Bien, deja que te atienda entonces.- La dejó descansar un rato, vistiéndola con cuidado mientras acariciaba cada parte de su piel marcada. Se sentía mucho mejor después de aquello-. Perdón por esto, fue... repentino, no sabía si querías y aún así yo-

-Está bien, Leone... también lo disfruté, y lo necesitaba.- Le sonrió como si nada, acercándose para besar sus labios-. Vayamos a almorzar juntos ¿te parece?

-Me encantaría... ¿algún lugar especial?

-No realmente, podemos ir donde siempre.

-Perfecto... Uhm ¿cara?

-¿Si?

-Te amo ¿si? Y no quiero que nada te suceda, así que ten más cuidado la próxima.

-Lo tendré, Leone... también te amo.

-Perfecto, vayamos entonces.- Rodeó los hombros de la fémina con su brazo, relajándose un poco con aquel contacto para salir de ahí. No era el mejor demostrando sus sentimientos, pero con eso seguro estaría bien.

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Bien, Abbacchio es mi hombre, debo decir que me enamoré de todo el cast de Vento Aureo pero con Abbacchio fue instantáneo, su pasado, el cómo no confió en Giorno desde el inicio (con justa razón, Giorno te amo pero eras demasiado sospechoso) por su instinto de policía, su muerte, todo fue demasiado bien orquestado por Araki.

Además Moody Blues es increíble, no es un stand de pelea pero God, que buena habilidad que tiene, además Abbacchio no necesita de stands para pelear, canonicamente es el más fuerte de la Gang, cargame como princesa mi amorrr.

Bueno me calmo, pero es que Abbacchio es el besto husbando de Vento Aureo (el lugar solo se lo podría estar quitando Bruno) y lo amo.

-See you next time~.



JoJoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora