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Narancia Ghirga

-Bien, ustedes dos irán en cubierto para la misión de hoy, Fugo también los acompañará. Necesito que vayan formales.

-De acuerdo, Bucchiarati.- Los dos mayores asintieron sin problema, mirando de reojo al pelinegro más bajo.

-¿Qué pasa, Narancia?

-U-Uh... nada, estaré listo para la misión.

-Bien, no la riegues por favor.- Fugo salió de la sala, dispuesto a tomarse la tarde libre antes de la misión, dejando a los dos muchachos solos.

-¿Hay algo malo?

-Es que... nunca he ido a algo tan elegante, ya sabes... siempre viví en las calles, ni siquiera tengo un atuendo formal como tu y Fugo.

-No hay problema ¿por qué no vamos a conseguirte uno? De paso me puedo comprar un vestido elegante ¿Qué te parece? Puedo aprovechar para enseñarte todo lo que debas hacer y como actuar.

-¿Harías eso por mi?

-Claro que si, vamos.- Se levantó de su asiento para jalar al pelinegro de la mano, sonriendo ampliamente. Bruno no pudo hacer nada más que soltar una risita contra su puño, le gustaba ver a sus chicos así de felices.

La fémina llevó a Narancia por toda la ciudad, recorriendo diferentes tiendas hasta encontrar alguna que le vendiera algo preciso, debía verse formal, elegante, pero tampoco quería que se sintiera incómodo con aquel atuendo, por lo que le tomó bastante encontrar algo perfecto para el.

-¿Qué tal me veo? .- El muchacho se dio una vuelta, mucho más suelto que las veces anteriores, sonriéndose a si mismo frente al espejo-. Me gusta.

-Te ves... Muy atractivo, Narancia.- La fémina desvió la mirada con las mejillas rojas, definitivamente aquel traje resaltaba la figura del muchacho, haciéndolo ver aún más apuesto de lo normal-. Nos quedamos con ese.

¿Me veo bien? ¿en serio?.- Los brillantes ojos violetas del muchacho se posaron en la fémina, quien se había levantado para arreglar el moño de su cuello.

-Muy bien, es más, creo que me pondré celosa de todas las chicas que babeen por ti en esa fiesta.

-No te preocupes bella, yo solo tengo ojos para ti.- La dulce sonrisa de Narancia hizo que su corazón latiera con fuerza, la sinceridad con la que hablaba simplemente la enamoraba más-. Vamos, no te he visto con tu vestido.

-Lo verás más tarde, ahora... necesitamos lecciones de etiqueta, te las daré yo porque no quiero que Fugo te clave un tenedor en la mejilla otra vez.

-¡Muchas gracias, bella!

Los dos pasaron toda la tarde entre risas y juegos, pero a pesar de todo Narancia logró aprender bastante cómo comportarse en una fiesta de ese nivel. Con la fémina todo se le hacía más fácil, y siempre ponía el doble de esfuerzo para lucirse ante ella, no quería decepcionarla pues la quería demasiado; no se lo había dicho aún pero todos notaban el aura romántica que tomaba lugar cada vez que se encontraban juntos, y la verdad es que solo era cuestión de tiempo para que se hicieran pareja.

Llegaron a los cuarteles con todas las compras hechas, recibiendo un par de miradas por parte de Mista y Abbacchio, quienes disfrutaban molestar al par de muchachos siempre. Cada uno se fue a su habitación, tomándose su tiempo para arreglarse como debían y de paso relajarse antes de la misión, pues sabían que sería una larga noche para los tres.

-¿Ya estás lista? Fugo odia esperar y lo sabes~.- Mista tocó la puerta de su compañera, alejándose al escuchar cómo esta se abría, dejando salir a la fémina. No pudo hacer más que soltar un silbido, observándola de pies a cabeza-. Oh, no sabía que te podías ver tan hermosa si te arreglabas~.

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