Capítulo 14.

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Sin mucha vergüenza comencé a recorrer el rostro de Mark con la punta de mis dedos, comencé en su barbilla, seguí por sus mejillas llegando hasta sus ojos que se mantenían firmemente cerrados. Su nariz era fina y pequeña, di dos pequeños golpes en ella, logrando que el castaño la arrugara pero sin indicios de querer despertar. Finalmente llegue a sus labios, los cuales delinee con cuidado y felicidad. Al parecer comencé una adicción con los labios del chico porque no pude parar de acariciarlos, me acerqué lentamente hasta unir mi boca con la suya de forma suave, cuando quise separarme por completo un apretón fuerte en mi nuca lo evito, abrí mis ojos y Mark me miraba.

−Que agradable forma de despertar.

−Lo siento, no pude evitarlo.

−Estoy bien con eso, pero fue demasiado corto, ven aquí− me acercó a el amablemente, para un beso de mayor duración... definitivamente podría acostumbrarme a esto.

−¿Qué hora es?

−Déjame revisar− el castaño giró su cuerpo para poder agarrar su teléfono de la mesita de noche− oh mierda, son las nueve treinta.

−Perdimos la primera clase Makku.

−Tienes razón Sun, deberíamos alistarnos... aún tengo cuatro clases más.

−¿Podemos quedarnos unos minutos más aquí abrazados?

−Sun...

−Por favor− hice un puchero.

−Bien, pero solo unos minutos más, luego a la ducha.

−Genial, quiero mimos de mi novio.

−¿Te había dicho antes lo consentido que eres?

−Me lo dices siempre, pero tu eres el primero en consentirme después.

−Es que te quiero muchísimo y me gusta consentirte.

−Repite eso.

−Me gusta consentirte.

−Eso no, tonto− me reí con fuerza.

−Te quiero mucho, mucho, muchísimo Sun.

−Y yo te quiero mucho a ti Mark, espero que puedas recordarlo siempre, no importa que pase.

Finalmente estuvimos abrazados por más que unos simples minutos, por lo que llegamos un poco más tarde de lo que nos habría gustado. Como esta no era la primera vez que Mark se quedaba en mi casa, ya tenía un par de prendas para usar.

Al llegar a la universidad cada uno se fue a su clase. Estuve un poco distraído a lo largo de la mañana, intentando pensar en como le diré toda la verdad a mi novio sin tener que perderlo o dejando todo en una situación donde pueda llegar a perdonarme, pero por más que quemé mis neuronas nada, ninguna idea llego a mí.

Un sonido me sacó de mis pensamientos, un nuevo mensaje en mi celular.

Nana:
¿Dónde estás Sunflower?

Les dije a los chicos que debíamos hablar de algo importante.

Nos esperarán en el jardín del edificio B

¿Por qué lees mis mensajes y no me contestas?

HAECHAN...

Eres el peor, estoy tratando de ayudarte.

Levanté mi mirada en cuanto el profesor nos dio el pase para poder irnos del salón. Nos despedimos del maestro y luego guardé todas mis cosas en la mochila para poder salir y contestar el mensaje de Nana con un delicado "no exageres, voy para allá".

¿Algo más cliché que una apuesta? (MarkHyuck) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora