Ya es de madrugada, y aquí me encuentro posada en medio de la cama, algo asustada del fuerte viento que sopla por la ventana. El silencio es único, solo escucho los árboles, como son melodías por tu sonido de armonía, la oscura noche ha hecho de las cuatro paredes el mismo desierto. Pero no estoy sola, está la otra voz femenina, hablando a gritos de alegría, dejándose llevar por la inspiración absoluta de este mismo oscuro y blanco momento. Ambas cautivadas por la intensa neblina, por el ruido enriquecedor, por la misma luna que nos cubre, lejos, pero unidas por la misma alma, la noche!