Capítulo 30

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Uno, dos... tres. Uno, dos... tres.

Elda iba contando los pasos intermitentemente, intentando seguir el ritmo de Sett mientras maldecía su condición física. Cada paso parecía una pequeña tortura a sus heridas y respirar le costaba cada vez que apretaban el paso aunque fuera poco.

— Deberíamos descansar. –sugirió él.

Elda negó.

— Tenemos que llegar cuanto antes. —le dijo, jadeante—. No hay tiempo que perder.

— Si no estás al cien por cien, te será imposible luchar. Aunque tampoco pensaba dejar que lo hicieras.

— ¿Qué? —inquirió, perpleja—. ¿Pretendías dejarme al margen? ¡Tengo que participar!

— Criatura, mírate. —la señaló—. Estás agotada, tanto física como mentalmente. Un cuerpo humano no sana en seis meses, por muy fuerte que seas. Necesitas tiempo y paciencia, curarte apartada de la guerra.

— ¿Paciencia? ¿Quién eres tú y qué has hecho con Sett? —preguntó, irónica. Al no ver cambio en la expresión del hombre, resopló—. Mira, sí. No negaré que me gustaría tirarme aquí mismo y dormir una semana, pero la batalla llegará hasta las puertas de los enfermos y no se salvarán. ¿Por qué iba a ser yo diferente?

— Porque me tienes a mí. —gruñó él, encajando la mandíbula—. Y si tengo que ser tu escudo frente a lo que venga, lo seré. No volveré a perderte, Elda.

La mención de su nombre en labios del semivastaya le arrancó un suspiro. Nunca solía decirlo, por lo general con "criatura" bastaba...

— No me perderás, pero tampoco puedo permitir que te sacrifiques por mí.

— Eh. —le dio un toquecito en el hombro—. ¿Quién te dice a ti que vaya a palmarla? Soy tu escudo, no un mártir. Si alguien tiene que morir lo harán ellos, a mí aún me quedan cosas por hacer.

— Vale. –se sentó en una gran roca—. ¿Y cuál es tu plan?

Sett se situó a su lado, pensativo.

— Vete a Noxus.

— ¿Qué?

— Escúchame. Contactaré con Ezreal en cuanto llegue a la fosa. Te esperará y te ocultará, estoy convencido de ello. Mientras, te recuperarás. Ya sabes lo que dicen: Cuanto más cerca del peligro, más lejos del daño, ¿no?

— No, ¡no tiene sentido! —lo miró, nerviosa—. Volver a Noxus significará traicionar todo aquello por lo que lucho. Además, llevo años sin pisar esa ciudad de mala muerte. ¡Será como salir del fuego para caer en las brasas! Ni siquiera Ezreal podrá protegerme. Swain me conoce, o al menos, sabe de mí por mi antiguo jefe.

— Entonces, recurre a Piltover.

— ¿Con Jhin pululando? No, gracias.

— ¿Freljord?

— Mucho frío.

— ¿Shurima?

— Mucho calor. Y es el lugar más próximo al Vacío.

— Criatura. —le puso una mano en el hombro—. No estamos seleccionando un lugar de vacaciones.

— Entonces no me apartes de aquí.

Sett puso los ojos en blanco.

— De acuerdo, pero te quedarás con mi madre. Ella podrá protegerte si os veis en peligro.

— ¿Tu madre? —Exclamó, incrédula—. ¿No temes por ella? Se la ve tan... frágil.

— Criatura. —sonrió—. Si hay alguien a quien temo más que a nada, es a ella. Sigue siendo una vastaya pura, y una de las más salvajes si la acorralas. Tiene las uñas muy afiladas, te lo digo por experiencia.

Mendacious tales | Sett x OC ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora