El sol se estaba poniendo ya por el horizonte cuando Sett llegó a su casa. Había sido un día productivo: Los combates habían fluído con normalidad, un par o tres de muertes en el estadio, nuevos campeones a su favor, las masas aclamando, la chicas besándole los talones... En fin, un día que en realidad era lo normal. Soltó un largo suspiro delante de la casa que lo había visto nacer, crecer y... mentir a su madre. Por supuesto que se sentía mal, pero era un mal menor. Mientras su madre viviera bien, eso era lo único que le importaba.
— Ya estoy en casa. —abrió la puerta con cuidado. No era de noche, por lo que su madre no estaba durmiendo. Al haber acabado antes (aquel día la gente moría muy rápido), y aunque los beneficios económicos se habían disparado, sintió la necesidad de volver. El tintineo de la bolsa de monedas le recordó qué era lo primero que deseaba hacer antes de nada: dársela a su madre.
— ¡Settrigh, hijo mío! —la madre se levantó de la mesa en la que estaba y corrió a abrazar a su querido vástago. Lo colmó de besos a tal punto que el hombre se sintió incómodo.
— Madre, ya no soy un niño. —la separó dulcemente. Su expresión estaba renovada, tenía una suave y sincera expresión que denotaba el profundo amor que sentía por su progenitora le decía a esta que no estaba molesto por la atención que recibía.
— Siempre serás mi pequeñín para mí. —le contestó—. Aunque me dobles en altura y embergadura.
Sett se encogió de hombros. Se sacó la bolsa del bolsillo y se la tendió.
— Me han pagado hoy también. Compra mañana lo que quieras para comer.
— ¿Qué has estado construyendo hoy? En realidad, ¿qué has mandado construir? Siendo el jefe de la obra... —soltó una risita orgullosa por lo bajo y el mestizo se sintió peor. Era el Jefe, de eso no cabía duda. Lo que su madre ignoraba era en qué.
— En realidad —no estaba muy inspirado, así que optó por algo sencillo-, hoy no hemos construido nada.
— ¿Ah, no? —la mujer se sorprendió.
— No. Hemos estado revisando todas las construcciones, repasado planos de futuros edificios. Ya sabes, lo típico. Me han dejado salir antes incluso.
— Qué chico tan bueno tengo. —la sonrisa de la madre se hizo más amplia—. Vamos, que hoy voy a hacer tu plato favorito.
¿Qué parte no entiende de "No soy un niño"?
— Eso es estupendo mamá, pero la verdad es que estoy un poco cansado. Tengo los músculos un pelín agarrotados. —se masajeó los trapecios fingiendo dolor—. ¿Te importa si me voy a dormir?
— ¡No sin haber comido nada! —la mujer era dulce, hasta que su hijo empezaba a saltarse comidas. No era la primera vez que lo hacía. Sett puso los ojos en blanco y se rindió.
— De acueeerdo. —gruñó—. Voy a echarme. Llámame cuando la cena esté lista.
La vastaya asintió, contenta de haber conseguido su objetivo.
— ¡Que no se te olvide lavarte las manos antes de sentarte en la mesa!
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— ¡Hemos identificado la casa del híbrido! Todos sabéis lo que debéis hacer, ¿verdad?
Un coro de unos 18 hombres gritaron al unísono, provocando que una décimo novena persona tuviera que taparse los oídos. En comparación, esa persona destacaba por encima del grupo de mercenarios en todos los aspectos. Era delgada, esbelta y su pelo le llegaba hasta más abajo de la cintura. Pero ante todo, lo que más la hacía destacar era el hecho de ser mujer. Una mujer entre un grupo de hombres. Quizá ese era el motivo por el que estaba más orgullosa: Pese a ser la más joven y la más novata se había ganado el respeto de los presentes. Como noxiana huérfana, huyó de su ciudad natal al no verse identificada con sus ideales expansionistas, acción harta contradictoria dadas las circunstancias que la llevaron a unirse a un grupo noxiano de piratas que planeaban acabar con el reinado del tan temible bastardo híbrido que reinaba en la arena de Jonia. La muchacha, llamada Elda, tan solo quería descubrir cual era su lugar en el mundo.
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Mendacious tales | Sett x OC ✓
Fantasi[Estado: FINALIZADO] Cuando Elda, una noxiana que ha pasado parte de su vida en el mar, llega a Jonia en un barco pirata con la intención de acabar con el reinado del tan aclamado Jefe de la fosa, se da cuenta de que no todo es como lo pintan. ¿Qué...