Aquel día Sett y Elda llegaron a casa por separado y ninguno de los dos probó bocado, cosa que preocupó a la madre. Al día siguiente continuaron sin dirigirse la palabra incluso al estar en la misma habitación. De vez en cuando Elda salía de allí y se daba largos paseos para estirar las piernas y aclarar la mente, y Sett no preguntaba al respecto cuando volvía. Comieron en el más incómodo y absoluto silencio, interrumpido únicamente por el sonido de los cubiertos al golpear el fondo de la fiambrera de madera.
Fue tal la presión en el ambiente, que Sett no pudo más.
— ¿Vas a seguir así mucho más tiempo? –espetó. Elda ni siquiera se dignó a mirarlo—. Por el amor de los dioses... ¡Es un asesino!
— Es inocente, Sett. Va en busca de la persona responsable del crimen del que se le acusa.
— Mató a su hermano a sangre fría en el momento en que intentó detenerlo. ¿También me vas a negármelo?
La chica tragó saliva.
— ¿Cómo sabes eso?
— La gente habla, las noticias vuelan. –le explicó—. Y yo tengo la obligación de escuchar.
— ¿Es que tú no has matado a nadie aquí? –inquirió—. ¿Crees que difiere de su historia?
— Lo que dices es muy diferente. Esto es un coliseo, o matas o te matan, no hay elección.
— ¿Crees que él la tuvo? ¿Hay alguien que le haya dado siquiera una oportunidad de enmendar sus errores? ¡Todo el mundo la merece!
Sett se recostó en el sillón, frunciendo el ceño.
— ¿Por qué lo tomas tan personal? –dijo, bajando la voz.
Elda se dio cuenta de que estaba de pie, gritando histérica sobre un tema incierto de una persona incierta. Tenía razón, lo estaba llevando a otro nivel.
— No lo sé. –se sentó, mirando el suelo—. Puede que porque su pasado y el mío tienen puntos en común. O quizá sea su presente el que me recuerda a mí, qué se yo.
— ¿Te gusta? –susurró Sett, serio.
La muchacha parpadeó, confusa.
— ¿Qué?
— Que si te gusta Yasuo.
Elda se lo pensó. El hombre no estaba mal: musculoso, mayor y más experimentado. Su voz era suave y no hablaba más de lo necesario, pero escuchaba cualquier cosa que tuviera que decir ella. Se dio prisa en contestar al ver que la expresión de Sett se oscurecía por momentos.
— Si hablamos de un asunto blanco o negro sin medias tintas, de gustar o no gustar... Supongo que sí, me gusta. Aun así, no de manera sentimental. Me parece un buen hombre que estaba en el lugar y el momento equivocados. –recordó las palabras de Yasuo y sonrió.
— Ya... —musitó. Elda le escrutó el rostro, divertida.
— ¿Estás celoso? –se rió, haciendo que Sett se pusiera de peor humor.
— Cierra el pico, anda. –gruñó, molesto—. ¿No puedo estar nervioso de que otro hombre te ronde?
— Oh, dioses, ¡estás celoso de verdad! –puso las manos encima de la mesa y se inclinó—. ¿Cómo es posible que con Kayn o Ezreal no te sintieras así?
— Porque estamos hablando de un hombre adulto curtido, no de nenazas imberbes de hormonas revolucionadas y sueños imposibles.
Elda estalló en carcajadas. ¿En serio creía que podía enamorarse tan fácilmente de alguien?
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Mendacious tales | Sett x OC ✓
Fantasia[Estado: FINALIZADO] Cuando Elda, una noxiana que ha pasado parte de su vida en el mar, llega a Jonia en un barco pirata con la intención de acabar con el reinado del tan aclamado Jefe de la fosa, se da cuenta de que no todo es como lo pintan. ¿Qué...