Capitulo 26

909 60 10
                                    

Narrado por Kajol

"Se mi esposa"

Ese era el único pensamiento que comprendía en mi todavía estado de ensoñación, gruñendo aspire las sabanas sonriendo al mismo tiempo aun con los ojos cerrados aspire las sabanas que desprendían su maravilloso aroma de menta y madera.

"Se mi esposa"

Al estirar mis manos con las sensibles yemas de mis dedos buscaba su cuerpo al no encontrarlo abrí los ojos de golpe alarmada, al girar mi cabeza quitándome el cabello del rostro tuve conciencia de que efectivamente estaba sola, además cubierta con una cobija particularmente gruesa y de colores fríos que no contrastaban con el conjunto de sabanas. El debía habérmela puesto, con mis parpados algo cansados busque alrededor de la habitación esperando encontrarlo.

Todo seguía en su lugar, nada parecía haberse alterado, por eso aun cuando pronuncie su nombre varias veces nadie contesto, asi que asumí que él efectivamente no estaba aquí, pero ni siquiera la duda de su paradero pudo disminuir esa alegría que parecía succionar mi alma literalmente.

"Se mi esposa"

De no estar desnuda y sentir mi piel pegostosa creería que esto al igual que todo lo que me paso hoy forma parte del mejor sueño de mi vida, tan hermoso e irreal que aun si no existiera como tal haría lo que fuera por no despertar de ese paraíso de ilusiones que tú me haces vivir.

Al ver mis manos me di cuenta de que mis uñas estaban rotas y mal limadas, con algunas cicatrices, pero seguían siendo mis manos, las manos que aparentemente tomaran las suyas por el resto de la vida, nuestra vida. Acariciando mi dedo anular me di cuenta de que no llevaba el anillo de casada que compartía con Ajay, ni siquiera podía recordar cuándo fue la última vez que lo lleve puesto. Pero tampoco me interesaba.

A mi ya no me interesaba saber nada de ese bastardo.

Al ponerme de pie sentí un escalofrió al sentir las desnudas palmas de mis pies al entrando en contacto con el frio suelo de caoba, caminado entre al baño y me quede viéndome al espejo. No me gusta en general verme en el espejo, creo que podría ser por los traumas de la adolescencia que aun hacen eco en mi adultez, porque hay eventos desafortunados que se tatúan no en tu piel sino en tu esencia pero hoy a pesar de las cicatrices que todavía tengo alrededor del cuerpo, hoy si quiero verme en el espejo.

Hoy podría pasar todo el día viendo mi reflejo sin desagrado alguno, tal vez porque por primera estoy viendo lo que siempre quise ver, veo esa luz de la que tanto hablaban las abuelas, ese tácito espectáculo donde todo en la vida se complementa, se alinea tan perfectamente que no hay cabida para el error, para el fallo, por los poros se traspasa esa vitalidad, esa alegría. Creo que ese espectáculo tácito y abstracto se llama felicidad.

Mi felicidad.

Por fin estoy viendo a la Kajol que silenciosamente siempre quise ser, luego de tanto tiempo de espera todas mis suplicas han sido escuchadas, todas mis lagrimas parecen haber sido compensadas, por eso limpiándome las lagrimas me lavo el rostro. No hay cabida para lágrimas entre tanta dicha.

Me bañe y cepille mi cabello hasta que quedo suelto y perfectamente desenredado, llevaba tanto tiempo sin maquillarme por lo que parecía que la precisión de mi pulso quería fallarme a como dé lugar, pero al final pude hacerme un maquillaje decente y delicado. Al salir busque un delicado vestido blanco ese era justamente el más femenino que tenia, se que a Shah le gustan los vestidos sencillos y que dejan mucho a la imaginación.

Eso de la vulgaridad no va con él.

Me calce unos pequeños tacones de cuña blancos, mientras me ponía una delicada cadena que mi padre me habia regalado en vida, escuche unos sonidos como voces lejanas y distorsionadas, al asomarme por el balcón pude ver su caro auto estacionarse. Sonriendo con los latidos de mi corazón acelerados me termine de arreglar abriendo la puerta, tratando de caminar lo mas derecha posible, una tarea bastante difícil debido a que mis nervios atentaban directamente a mi capacidad de mantenerme de pie.

Mía-SRKajolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora