La noche y el Mangata

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Los días pasan, el mundo sigue en calma, la paz abunda en todo rincón humano.

Aunque la nostalgia en Annie de volver a su mundo crecía.

La felicidad que sentía con Armin era única y especial pero...quería volver.

Como dijeron, salieron a la ciudad y volvieron a comer de cualquier cosa. Comprar vestidos, ropa, helados, dulces, el dinero había llegado más. Aprovecharon también para incluir a Eren en cualquier salida.

Su actitud había cambiado un poco, volvió a ser un poco más alegre y socialmente abierto. Ahora era él quien intentaba integrarse y hacer más amigos, los cuales también le presentaban varias chicas de las cuales muy pocas llamaban su atención.

Annie : Y se lo dije como tres veces   le dijo al rubio quién tapó su boca con delicadeza

Armin : Déjalo, de los errores se aprende, además, ella volverá    le susurró

"Volverá", volver, esa palabra la hizo ver el mar con ansiedad. Cuando sentía las ganas de ir corriendo hacia el agua salada, solo volteaba y abrazaba a su adorable novio. Lo besaba y cuando sentía que era rodeada por sus brazos esa felicidad volvía, aquella sensación...se iba.

---- : Vaya, vaya, que románticos    su madre llegó a la playa

Al escucharla se separaron y sonrieron avergonzados

Armin : Pensé que estabas en el mercado, mamá    dijo sobando su nuca

---- : Bueno, ya volví y por cierto, Annie...tienes buen gusto para los vestidos

Annie : Ahh, gracias   sonrió

Después de ello volvió dentro de casa, dejando a la pareja casi sola, la cual observaba a Eren con su nuevo trío de amigos.

Annie : ¿Crees que lo logre?

Armin : Al menos distraerse, sí   suspiró

Otro silencio, ésta vez incómodo.

El sonido de las olas del mar aturdían los oídos de la chica, le exigían volver, las gaviotas la hacían estremecerse y su pecho se oprimía.

Eren : Volví, estaré en la sala tal vez limpiando o viendo el televisor, nos vemos adentro  dijo extendiendo su mano

Armin : De acuerdo, pronto entraremos  hizo lo mismo y chocaron sus palmas como un "hasta luego"

El sol se ponía, la arena acariciaba su cuerpo, la hacía sentirse ansiosa por revolcarse en ella bajo la sal.

Volvió a abrazar a su pareja, ésta vez con más intensidad.

Annie : ¿Y si entramos?  propuso

Armin asintió y la llevó con él, entrando y comiendo un yogurth frío, recién salido de la nevera. Eso la relajó por un momento.

La noche arribó, todos se fueron a dormir pero Annie de verdad que no podía. Un canto la hizo levantarse y salir. Era el propio canto del mar, le rogaba que volviera, quería limpiarla, volverla a incluirla en el mundo marino. Ya había pasado una semana que no nadaba.

Se colocó frente al mar mientras de acercaba, quería que la espuma salada tocara sus pies. Pero se detuvo, si lo hacía, entraría.

Suspiraba.

Annie : No, no puedo, no puedo hacerlo aún   apretó sus manos

Extrañaba nadar en aquél camino luminoso por la luna, aquella mangata que traspasaba el mar oscuro.

Armin : ¿Qué pasa? 

Escuchó detrás, se exaltó y volteó a su dirección, desvió su mirada.

Annie : Es que, es como si el mar...me pidiera que volviera pero..no quiero dejarte sólo   dijo

Armin : ¿Y tú quieres volver?   tomó sus manos, mirándola con tristeza

La chica no contestó, miró el mar, volvió a escuchar el canto. Apretó sus manos y suspiró.

Annie : Al menos por un momento, pero volveré

Armin : No te preocupes, sé que lo harás y si quieres volver...ve, tú perteneces allí    la tomó por su cintura y besó su frente

Annie : En serio que eres lindo   sonrió

Armin : Tú ve, no estás obligada a quedarte, si sientes la necesidad

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Armin : Tú ve, no estás obligada a quedarte, si sientes la necesidad...regresa a tu verdadero mundo

Annie : Te amo

Armin : Igual te amo

Y con un beso regresaron a casa, mañana por la mañana partiría.

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