¿Celosa Granger?

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El viaje en el tren había sido tan tranquilo como Hermione había pensado que sería, al llegar a la estación de King's Cross había tomado su única maleta y se había ido en busca del rubio, le costó algo de trabajo encontrarlo entre tanta gente pero al final aquella cabeza rubia había resaltado entre la multitud.

Al salir de la estación habían tomado un taxi que los llevó hasta una casa.

—Creí que nos quedaríamos en un hotel —fueron las primeras palabras que Hermione emitió desde que bajó del tren.

—Supuse que sería mejor una casa, en un hotel entran y salen demasiadas personas, quien sabe a quién nos podríamos encontrar —explicó Draco.

Ambos bajaron del taxi y como el caballero que nunca había sido el cargo ambas maletas hasta la puerta, se detuvo para abrir la puerta y después siguió si camino adentro con ambas maletas.

—Es un lugar muy lindo —admitió la castaña mientras veía a su alrededor —es más grande de lo que se veía por fuera.

—No tienes por qué quedarte ahí parada todo el día —el rubio se dejó caer sobre el sofá grande —vas a pasar dos semanas aquí lo mejor es que te sientas como en casa.

—Claro —dijo ella con una sonrisa forzada y se sentó en otro de los sillones — ¿cómo es que conseguiste esta casa?

—Mi padrino me trajo por aquí a pasar vacaciones una vez, sé que solo quería mantenerme alejado de todo el ajetreo del juicio de mi padre —el rubio suspiro —pero me sirvió mucho estar aquí, primero porque aprendí algo de cómo se vive aquí y segundo para darme cuenta de que no todo lo que mi padre decía era correcto.

—Nunca me puse a pensar en cómo la estabas pasando con eso de...

—No importa ya —la interrumpió el Slytherin —mejor dime cómo funciona eso de ir al médico por aquí, hay un hospital muy cerca, bueno varios lugares que tiene que ver con la salud según me dijeron —explicó el rubio.

—Pues mañana es domingo, así que tendremos que esperar hasta el lunes supongo —Draco sonrió mientras ella hablaba — ¿de qué te ríes Malfoy? —preguntó confundida.

— ¿Vas a pasar dos semanas sentándote como si estuvieras en la oficina del ministro de magia? —Decía Draco recostado sobre el sillón.

Hermione se dio cuenta de su posición, se encontraba sentada totalmente derecha, sin recargarse en el sofá, con sus piernas cruzadas y ambas manos sobre su rodilla.

— ¿Qué problema tienes con mi postura? —Hermione le cuestiono algo molesta.

—Ningún problema, solo digo no creo que te sientas cómoda estando siempre así —la señaló con su dedo índice — ¿te muestro tu habitación? Tal vez ahí te sientas más cómoda.

—Simplemente no sé cómo debemos tratarnos, no pensé sentirme tan incómoda contigo, ahora pienso que estas semanas serán muy extrañas —un suspiro se le escapó a Hermione —sobre todo porque nunca he pasado navidad lejos de mis padres, a menos que sea con mis amigos.

—Que sentimental Granger —él le sonrió y se preguntó mentalmente ¿en qué momento había comenzado a sonreír tanto? —puedes fingir por el bien de los dos que el pasado entre nosotros no existe, solo por estos días podemos hacer como que nunca nos hemos odiado, pasando estos días volvemos a la normalidad —sugería Draco consiente de que lo más probable que después nada podría volver a la normalidad.

Hermione ya no le respondió nada, solo se quedó viendo a Draco que se puso de pie, se encaminó a las escaleras para después invitarla a seguirlo con un movimiento de cabeza, ella lo hizo; subió cada escalón detrás del rubio y después caminaron hasta una puerta que Draco abrió y con un gesto de caballerosidad la dejó pasar primero.

—Espero que aquí te sientes cómoda —le dijo el rubio.

Hermione se paseó por la habitación observando cada detalle, para al final sentarse en la cama que estaba a mitad del lugar y al frente le quedaba una gran ventana con cortinas blancas semi trasparentes, desde ahí podía ver que la noche estaba cayendo.

—Es muy linda —fue todo lo que dijo ella.

— ¿Tienes hambre? —preguntó el rubio.

—No, comí en el tren —respondió ella muy apenas.

—Pues... mejor voy por tu maleta —Draco salió de la habitación pensando en lo largos que serían esos días con aquellas conversaciones tan forzadas.

Cuando regresó a la habitación se encontró a la castaña ya durmiendo; se había quedado dormida en cuanto se había recostado, nuevamente Draco se descubrió a sí mismo sonriendo con aquella escena que le había parecido tan tierna, se acercó a ella, con cuidado le quitó los zapatos y la cubrió con una frazada.

Draco salió de ahí y fue hasta su habitación, tomó una ducha y salió de casa, cuando regresó venía cargando muchas bolsas, era una escena casi cómica el ver como el rubio practicante hacía malabares para no dejar caer nada mientras abría la puerta de entrada, cuando logró hacerlo fue hasta la cocina dejo todo sobre la mesa y fue hasta la sala donde se dejó caer sobre el sofá más grande.

Acaba de vivir lo que para él había sido una aventura, y lo había hecho por el solo, bueno casi solo, lo más extraño de todo lo que había pasado era que se moría de ganas de contarle a Hermione, se preguntó ¿si la castaña aún estaría dormida?

Los pensamientos de Draco viajaron muy lejos en el futuro, pensaba en el momento en que les contara a sus amigos que sería padre y sabía que muy probablemente le dirían que no podía desaprovechar la oportunidad de estar con Hermione, porque así eran ellos, a pesar de que siempre les había dicho que no sentía nada por la Gryffindor ellos insistían en que si lo hacía y lo ocultaba muy bien, también pensaba en sus padres y lo que harían al enterarse de que serían abuelos, y el escándalo que sería en el mundo mágico cuando se supiera que en la familia Malfoy nacería un niño mestizo.

Con todo esto en su cabeza se quedó dormido ahí en la sala.

Cuando despertó fue por el ruido de la castaña bajando las escaleras, tenía el cabello mojado señal de que acaba de bañarse, usaba un pantalón y una camiseta que le quedaba algo grande además de sus tenis favoritos, Draco frotó sus ojos y se sentó, por un segundo no supo dónde estaba para luego recordar todo.

—Buen día Malfoy —dijo una Hermione sonriente.

—Amanecimos de buen humor —le respondió Draco.

—Sí, no lo arruines —la sonrisa de la castaña se volvió más discreta — ¿Qué es eso? —preguntó ella señalando las bolsas en la cocina que podía ver desde donde se encontraba de pie en la sala.

—Anoche fui de compras —dijo el con gran satisfacción — ¿como dijo esa niña? ¡Oh sí! Fui a hacer la despensa.

— ¿Que niña? ¿Saliste con una niña mientras yo dormía? —le cuestionó, esta vez ya no existía rastro de una sonrisa en su rostro.

— ¿Celosa Granger? —el rubio arqueo una ceja mientras sonreía de medio lado.

—Claro que no, solo quiero saber si será algo frecuente que tu salgas por las noches mientras yo duermo, digo para tomar mis precauciones —se defendió ella.

Draco río con sorna y ella se fue a la cocina a ver lo que el rubio había traído la noche anterior.

—Claro que estas celosa —dijo el rubio en voz baja mientras sonreía.



Un pequeño aviso, a partir de hoy no podre publicar tantos capítulos como antes porque entre semana la escuela me quita la mayor parte de mi tiempo, y los capítulos que ya tenia editados y listos para publicar se me han terminado, pero prometo publicar al menos uno diario, y el fin de semana ya terminar de publicarla todos.

Espero que tengan un hermoso dia.

¡¿EMBARAZO?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora