Buenas noches Hermione

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Hermione sacaba las cosas de las bolsas mientras las ponía sobre la mesa.

—Cereal de chocolate, bombones, helado de menta con chispas de chocolate, manzanas, leche chocolatada, ¿estás son las compras que hiciste? —Preguntó ella cuando terminó de sacar lo de una bolsa —por cierto el helado ahora des jugo de menta debías meterlo al refrigerador.

—Si son las compras que hice —respondió orgulloso el rubio —nunca había ido a, hacer la despensa, esa niña fue de gran ayuda.

—Y dale con la chica esa —Hermione rodó sus ojos.

—Dije que era una niña, no una chica, calma tus celos tenía como 11 años —explicó el rubio sonriendo.

—Eso explica tus compras —dijo ella sacando el contenido de la siguiente bolsa —dedos de pescado, cereal de hojuelas azucaradas, cereal de aritos de frutas, jugo de manzana, o y mira más dedos de pescado.

— ¿Acaso están mal? —preguntó algo desilusionado el rubio.

—No del todo, no es que estén mal, es que compraste cosas que una niña de 11 años quisiera comer a todas horas, supongo que desayunaremos cereal con leche chocolatada ya que no hay más, nada vegetales, carnes, huevos —Hermione busco en los estantes en la cocina hasta que encontró dos tazones y las cucharas.

—Me ofende que no reconozcas mi esfuerzo —dijo Draco cual niño caprichoso.

—Muchas Gracias Malfoy por traer mucho chocolate para alimentarnos —dijo ella dándole uno de los tazones ya con el cereal.

Ambos se sentaron a en los bancos que estaban en la barra de la cocina a comer su chocolatoso desayuno en silencio, lo único que se podía escuchar era el sonido de sus cucharas golpeando de vez en cuando la cerámica de los tazones.

—No entiendo que tienen de malo mis compras, este desayuno es genial, en el almuerzo ¿podemos probar esos aritos de colores? —dijo el rubio comiendo su última cucharada.

Hermione solo negó con su cabeza, Draco se puso de pie y se encaminó hacia la sala, se detuvo cuando la castaña se aclaró la garganta para llamar su atención.

—Malfoy sé que estás acostumbrado a no hacer nada, pero espero que seas tan hablaba de recoger tu plato sucio y colocarlo al menos donde será lavado después —dijo ella sin despegar su mirada de su cereal.

El rubio se regresó, tomó el tazón y miro a su alrededor.

— ¿Donde? —preguntó el.

Hermione señaló el sitio con su dedo índice, el rubio colocó el tazón a regañadientes y subió hasta su habitación, se encontraba molestó, si había algo que le molestaba era que le dieran órdenes, aunque fuese de esa manera tan amable, sabía que su molestia era producida más por el hecho de no haber dicho nada que por tener que obedecer, en ese momento solo pensaba en que ya no podría hacer que la castaña tuviera más disgustos, no mientras en su vientre tuviera a su hijo.

Malfoy se quedó en su habitación leyendo por casi una hora, fue entonces que pensó de nuevo en la castaña, la busco en la habitación frente a la suya que era en la que ella dormía, pero no estaba, busco por el resto de la casa y tampoco la encontró, pensó en salir a buscarla a la calle pero simplemente no sabía por dónde empezar, lo único que le quedaba hacer era esperar ahí mismos, pasaron horas y ella no regresaba, el rubio estaba comenzado a sentirse asustado por la ausencia de ella, había leído aquel libro de pociones completo para matar el tiempo, había comido más cereal con leche chocolatada había comenzado a leer un nuevo libro sobre hombres lobo y empezaba sentir que se ahogaba con la idea de que algo le hubiera pasado a la madre de su hijo.

Caminaba en círculos por la sala asomándose de vez en cuando por la ventana, notando que la noche estaba cada vez más cerca, estaba decidido a encontrarla así que tomó su abrigo y se dispuso a salir, justo cuanto iba a tomar el picaporte de la puerta esta se abrió revelando la presencia de Hermione.

—Maldita sea Granger, ¿dónde estabas? ¿Te mataría avisarme a dónde vas? —le gritó furioso el rubio.

—Fui dar un paso solamente —respondió de manera calmada.

— ¿Un paseo solamente? Te fuiste todo el día sin decirme a dónde, ¿por dónde diablos pasaste tonto tiempo? —Draco seguía gritando, sacando toda la ira que antes no había podido por su miedo de dañar al bebé.

—Solo salí a caminar, fui a conocer el lugar para saber a dónde dirigirnos mañana, me encontré un parque y me pasé el día ahí —explicó ella aún calmada.

— ¿Y no se te ocurrió ni por un segundo que yo estaría preocupado por ti? —lanzó otra pregunta en un solo grito.

—No, no se me ocurrió que te preocupara por mí —ella levantó un poco la voz —nunca lo has hecho y no tendrías que hacerlo ahora, ni que estuviéramos en medio de una guerra.

— ¿Cómo te atreves a decir que no me preocupo por ti? Llevo semanas cuidando de ti y ese bebé —vocifera de nuevo el Slytherin.

—Pues yo no te pedí que lo hicieras —esta vez la castaña también gritó.

Después de eso se echó a llorar como una niña pequeña a la que le han quitado su muñeca; Draco respiraba de manera agitada, parecía un animal a punto de atacar, pero al darse cuenta de aquel río de lágrimas que caía por las blancas mejillas de la castaña se tranquilizó tan pronto, como por arte de magia, el rubio se reprendió mentalmente por haber hecho que Hermione se pusiera de esa manera, había pasado tantos días cuidado sus palabras para evitar una situación como esta y ahora tenía frente a él el resultado de no saber controlarse.

Sin pensarlo mucho se acercó a ella y la envolvió con sus brazos pero en lugar de tranquilizarse forcejeó para soltarse del agarré.

—Lamentó haber perdido la paciencia —dijo el esperanzado.

Ella forcejeó un poco más para al final rendirse, ella siguió llorando sin parar en los brazos del rubio que no sabía que más hacer para tranquilizarla, la última vez había sido suficiente con un frío y distante abrazo. Acarició su cabello con ternura, su mano temblaba un poco al desconocer que reacción tendría ella ante ese contacto, un aroma a fresas inundando su nariz y el rubio imagino que era el aroma del su shampoo.

—Lamento haberte gritado y lamento haberte hecho llorar con eso —fue el segundo intento de tranquilizarla.

No tuvo suerte y esa palabras tampoco funcionaron, ella seguía llorando desconsoladamente, mientras Draco repasaba mentalmente toda la discusión, analizando cada palabra, buscando cual de todas había sido el detonante para ponerla así, lanzó un suspiro al aire.

—Lamento haberte echado en cara que he cuidado de ti —dijo él y los sollozos de ella pararon —no debí decir eso, estaba alterado porque tenía miedo de que algo te pasara a ti o al bebé, me gustaría que la próxima vez me avisara a donde irás, no porque quiera controlarte si no porque así estaría más tranquilo al saber que estas bien —terminó de hablar calmadamente y la acercó más a su pecho.

—Lamento haberme ido sin avisar y lamento no poder parar de llorar —respondió ella con un hilo de voz.

—Olvidemos que esto pasó —sugirió él.

Ambos se separaron lentamente, se detuvieron mirándose frente a frente, el rubio era un poco más alto que ella pero aun así estaban muy cerca del otro; Draco colocó su mano en las mejillas de ella y con su pulgar limpio una última lágrima que redaba por su mejilla, estaban cada vez más cerca, el rubio inclinó su cabeza ligeramente acercándose más a ella, casi chocaban sus labios, podían sentir la respiración del otro.

—Buenas noches Malfoy —dijo Hermione alejándose del rubio como si este fuese venenoso, después subió las escaleras casi corriendo.

—Buenas noches Hermione —dijo el al verse solo en medio de la sala.

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