nueve.

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09.

Venus Moraga.

me encontraba acostada llorando mientras mi amiga peinaba mi cabello. Habíamos ido por un café al parque y terminé llorando en casa, a causa de que en el lugar en el que estábamos pasaron temas de Agustín, uno tras otro, que a causa del sentimiento que aún guardo, se sienten como balas impactando mi pecho.

me dolía recordar como lo acompañaba a grabar sus temas o en sus vídeos, como le dije que siempre estaría a su lado y ya no puedo, ya no puedo estar cerca. La distancia quema.

—ay Venu, no te juzgo, yo hubiese hecho lo mismo en tu lugar, pero es muy complicado cuando ni tan siquiera podés verlo.

— quiero hacerle saber que estoy bien, quiero decirle algo, pero es que no quiero ponerlo en riesgo.

— mándale una carta —sugirió.

— no, porque no tardará en preguntarme donde estoy, y querrá verme, es demasiado impulsivo.

— como vos —dijo riendo y yo rodé los ojos.

me quedé sentada en la cama viendo hacia mis pantuflas de unicornio, mientras Vicky me veía y esperaba una respuesta de mi parte o que hiciera algún gesto.

de las personas fuera de mi familia, y Agustín, solo Vicky sabe lo que he vivido, cuando llegué a Córdoba estaba realmente pérdida, el primer día de universidad fue un asco, pero la rubia me ayudó y convirtió aquel trágico momento en una agradable situación.

—¿estás bien? —preguntó poniendo su mano en mi hombro. En ese momento tuve una idea.

—¡VICKY YA SÉ! —grité, haciendo que mi amiga se asuste.

—pelotuda, casi me matas. —dijo poniendo su mano en su pecho.

—voy a enviarle algo, como una carta, pero sin que sepa que soy yo —la chica de gafas me miró confundida. —le enviaré una carta, pero no le diré que soy yo.

—pero tu caligrafía Venu, al toque va a saber que sos vos. —dijo obvia.

—mierda, tenés razón. Pensemos. —nos echamos hacia atrás y nos acostamos viendo hacia el techo.

¿cómo hacer para que no sepa que soy yo? Me daba paja intentar cambiar mi letra, y no quiero hablarle por redes sociales, lo bloqueé de todos lados cuando me fui de Tucumán.

y otra vez, mi cerebro tuvo una idea.

—¡ya sé! —grité.

—la puta que te parió Venus, habla no grites. —me regañó.

—le enviaré un delivery, les pediré que adjunten una nota, así no tendré que escribir yo y será una caligrafía ajena. —la ojiverde me miró con sus ojos achinados y luego sonrió.

—sos muy inteligente vos. —dijo poniendo su dedo en mi entrecejo.

tomé mi teléfono y busqué en mis contactos los números de los lugares en los que pedía delivery cuando estaba con él. Recordé que hay uno de bebidas, le enviaré un fernet y una coca ¿mejor ex novia que yo? No existe

sé que no ha cambiado de residencia o apartamento, porque tucumano desde la cuna hasta el cajón.

les envié un mensaje a los dueños del lugar, y les pedí que por favor adjuntaran una nota con el texto que les enviaría. Escribí un corto mensaje y se lo mostré a Vicky para que lo validara.

—aayy —dijo sonriendo— sos una trola, envíalo, ta re lindo.

—sisi, pero los trolos mayores son vos y el Enrique. —dije y ella río.

envié el mensaje y añadí que el envío sea anónimo.

quizá me estaba arriesgando un poquito, pero necesito sentirlo cerca.

raptae ; acruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora