veintitrés.

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23.

Venus Moraga.

la ojiverde me veía totalmente seria, mientras esperaba que le dijera que era broma o me arrepintiera.

— ¿entonces sí es en serio? —preguntó y yo asentí— yo no entiendo, pero bueno, ya le dijiste que sí, no es como que te vayas arrepentir.

—ya me la mandé —contesté— para qué arrepentirme si ya me la mandé, ya está.

—bueno, mirá soy tan buena que no estaré en casa, me iré a lo de Agustina por este finde y así ustedes pueden estar tranquilos. —sonreí y le di un abrazo ¿es la mejor amiga? es la mejor amiga.

dentro de un rato llegaría Agustín, así que Vicky no tardó mucho haciendo su pequeña maleta.

—cuídense, no salgan por favor, y me avisas si necesitas algo, si yo no respondo escríbele a Enrique y él me escribirá a mi y ahí si te respondo al toque —dijo riendo— pero en serio, cuídate mucho trola que sos importante.

le di un abrazo a la rubia y salió del apartamento.

yo no estaba muy segura de que tan buena idea había sido aceptar que viniera, no quería recibir otra amenaza, pero soy débil ante el tucumano de ojos oscuros. Seguimos manteniendo contacto por medio de instagram, aunque tuve que pedirle que no me diera follow ni una sola interacción visible, no podíamos exponernos tanto.

mi teléfono encendió su pantalla y la notificación de un nuevo mensaje se hizo visible en la pantalla del celular.

acru.roman
ya estoy acá abajo.

venuxm
decile al portero que te deje subir

acru.roman
estoy subiendo

tocaron la puerta, y con los nervios de punta fui hasta esta para abrir, detrás estaba Cruz con una sonrisa amplia que rápidamente se pegó en mi rostro. Me dio un corto abrazo seguido de un tenue beso en la frente, me hice a un lado para que pueda pasar.

—¿cómo has estado? —pregunté mientras cerraba la puerta.

—ocupadísimo grabando —contestó— pero bien, ¿vos?

—ocupadísima existiendo —dije y ambos reímos— no la verdad si he estado ocupada con la universidad.

—eso decís siempre pero es porque estudias más de lo que deberías.

—alguien debe ser el futuro de Argentina —contesté y él río.

—estará en excelentes manos Argentina —añadió.

—¿qué querés hacer? —pregunté— ¿pinta una tarde de nesflis?

—me gusta, me gusta —contestó— ahí pasé comprando unas cosas al super para hacer pochoclos.

—joya.

nos dirigimos a la cocina para hacer los pochoclos, aunque en realidad solo yo hacía algo mientras Agustín no quitaba su vista de mí, me seguía con aquel par de ojos oscuros.

—dejá de mirarme así o. —dije y el sonrió.

—¿ó? —inquirió mientras me veía y enarcaba una de sus cejas.

el pequeño acercamiento que hizo fue suficiente motivo para que mi corazón empezara a saltar y golpear mi pecho, mientras él únicamente sonreía de esa forma tan particular que me hacía temblar un poco. Yo no ponía resistencia para que Cruz se alejara, estaba nerviosa pero no quita el hecho de que quiera saber qué va hacer.

me tomé la libertad de poner mi mano en su mejilla y darle una leve caricia con el dedo pulgar, él tomó mi mano para dar un beso y con su otra mano acarició mi mejilla para finalmente poner sus labios sobre los míos. Confirmaba que el sabor de sus labios iba a ser mi favorito siempre.

no supe realmente cuánto duramos en aquella sesión de besos, pero nunca iba a ser suficiente, nos separamos cuando el aire empezó a faltar, y pude ver a un Agustín sonriente y con sus labios rosados, mi imagen favorita. Dejó un beso en mi mejilla y tomó las cosas para llevarlas a la pequeña mesa que está frente al sofá.

quería sentirlo cerca otra vez, aunque sea por un fin de semana.



















quita chinchulin.

raptae ; acruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora