dieciocho.

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19.

Agustín Cruz.

recién terminé de dar mi show que era de los últimos, desde que me crucé a Valentín no me dejó entrar al backstage y me llevó a la otra punta de la carpa. Por fin el show había terminado, seguí mi camino hasta donde estaban las bebidas y así agarrar una botella de agua.

— Agus. —me llama mi amigo ojiazul. Pero lo escucho lejano a la realidad cuando frente a mí hay tal imagen.

rasco mis ojos con fuerza, abro y cierro mis ojos rápidamente pero la imagen sigue estando ahí. Ella, es ella frente a mí, hablando con Mauro, es ella.

y entonces pasó, aquel cruce de miradas que hizo que ambos nos quedemos congelados, sin poder ver a quién está frente a nuestros ojos. Quiero correr y tomarla entre mis brazos, pero también me invade un poco el enojo, estaba teniendo un huracán dentro de mí, que va arrancando todo lo que se atraviese por su camino.

le da una mirada rápida a Mauro y se despide de él, para así dar dos pasos en mi dirección. En medio de ambos aparece una chica de rubia y toma a Venus de la mano y le dice algo en voz baja y seguido de esto se aparta.

— Agustín —el sonido de su voz me parecía como una caricia al alma que a su paso va quemando. Podía ver cómo su labio temblaba, como si quisiera llorar, tomó aire— Agustín. —me volvió a llamar.

— seguíme. —me limité a decir, sonó de una manera tan seca, tan dura, que hasta mi dolió. Claro que me alegra verla, ver que está viva y bien, claro que quiero besarla, pero justo ahora el enojo que en algún momento sentí se encendió otra vez.

caminando en medio de la gente y yendo hasta una parte alejada de todo el ruido y la gente, llegamos. Me quedo ahí, quieto, mirando hacia el suelo, esperando que ella hable o pensando en si debo decir algo.

—Agustín —me llamó y alcé mi vista para verla. Su cabello se movía un poco por el viento, y podía ver cómo sus ojos brillaban por las lágrimas que estaban en ellos— esto es muy díficil, porque estar aquí sola contigo me da miedo.

—¿miedo? de todo lo que podrías sentir, ¿sentís miedo? —dije viéndola a los ojos directamente. Alzó su vista y cerró sus ojos.

—Agustín, yo de verdad quiero responder todas esas dudas que tenés atravesadas en la garganta, pero es que yo ni debería estar aquí. —respondió. No podía creer lo que ella me estaba diciendo, ¿qué hice mal?

—Venus ¡yo quiero besarte y abrazarte! —grité.

—sshh —dijo poniendo su mano en mi boca, y haciendo que mi espalda pegue a un árbol— cállate, te estoy diciendo que no debería estar acá con vos y gritas mi nombre.

—solo respóndeme porqué te fuiste. —sentía como mi voz se quebraba. Inhalé y miré hacia arriba.

—no te puedo responder eso, Agus —recostó su frente en mi pecho, y la mano que estaba sobre mí boca ahora acariciaba mi mejilla. No sabía lo mucho que había extrañado su tacto.

—¿por qué no, amor? Solo respóndeme eso y te dejo en libertad para siempre. —dije, tomé el atrevimiento de tomar su cara en mis manos— por favor. —pedí sobre sus labios, mientras sentía como el corazón golpeaba mi pecho.

—bien —aquello fue apenas audible— ¿te quedarás acá? —asentí— bien, ¿tenés contacto con Khan? —asentí nuevamente— él te enviará mi dirección, por favor ve después de las nueve de la noche, por favor.

—ahí me tendrás —respondí y ella esbozó una sonrisa a labios sellados. Nos quedamos ahí, cerca, hasta que ella dejo un tenue beso sobre mis labios y se fue corriendo.














ay ay

raptae ; acruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora