doce.

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12.

Agustín Cruz.

después de ese domingo en familia, y haberme quedado también el lunes por insistencia de mi madre y hermana, volví a mi apartamento. Me había dormido a las cinco de la mañana porque me quedé jugando a la play, y como hoy no tenía nada qué hacer podía despertarme nada más y nada menos que a las dos de la tarde.

mientras desayunaba y "veía" la televisión, revisaba mis fechas, habían varios eventos que me tenían contento. Me gusta la energía que me brinda el público.

cuando terminé de comer y cepillé mis dientes, empecé mi labor de esperancita, hoy me tocaba ordenar y limpiar. Con un rock de fondo empecé mi labor, así sí daba gusto hacer las cosas.

estaba terminando de tender mi cama, pero el llamado a la puerta me interrumpió, le bajé volumen a la música y salí atender. Detrás había un chico, con una bolsa en sus manos.

— ¿Agustín Cruz? —asentí— acá está tu pedido. —dijo extendiendo la bolsa.

— perdóname, pero yo no he pedido nada.

—no, te lo envían de manera anónima. —respondió. Alcé mis cejas, tomé el pedido y después de dar las gracias entré.

era el cuarto delivery que me llegaba de forma anónima, me tiene con mucha intriga. No tengo idea de quién puede ser, y me intriga aún más el pensar cómo esa persona obtuvo mi dirección.

abrí la bolsa y eran unos pochoclos, con algunas gomitas y chocolates. Esta persona no solo sabe mi dirección, sino que también conoce mis gustos a la perfección.

me di un baño y después de esto me tiré al sofá para ver alguna película o serie y comer de las cosas que me enviaron. Me gustaría saber quién es, y así poder devolver el detalle.

me quedé observando la caja donde venían las cosas, y leí el nombre de la dulcería. Me levanté y tomé mis cosas, quedaba a unos treinta pasos del edificio.

sé que no me dirán el nombre pero me pueden ayudar a devolver el gesto. Cuando entré al local, doña Rocío me saludó amablemente, este era un barrio pequeño y todos nos conocíamos, a mí me conocían el seudónimo de acru o el hijo del Víctor.

para ser sinceros, me gusta más el segundo.

—Agustín Cruz —dijo y ambos sonreímos— ¿qué te trae por acá?

—doña Rocío, me acaba de llegar un pedido de acá, me lo enviaron de forma anónima, pero yo necesito saber si hay forma de que yo le envíe algo a la persona que me hizo el detalle.

—pasa que tu pedido lo hicieron desde Córdoba, por WhatsApp, deja llamo a Jazmín, ella es la que sabe de eso.

la señora de cabello blanco dio un chiflido y rápidamente Jazmín, su nieta apareció en la caja. Doña Rocío dio las indicaciones y ahora era Jazmín quien atendía.

—el pedido lo hicieron desde Córdoba, pero si lo que vos querés es enviarle algo tendría que ponerme en contacto con quién maneja el local de Córdoba. —informó la muchacha.

la dulcería de doña Rocío era bastante reconocida, gracias a su amabilidad y dulzura su negocio despegó y tienen varios puntos en algunas provincias del país. Para mí suerte Córdoba es una de ellas.

—perfecto, ¿supongo que tiene un costo extra?

—sí, pero por ser vos no se te cobra. —añadió la dueña del local.

—igualmente no tenemos la dirección de la persona hizo el envío, pero yo te soluciono eso.

—muchas gracias —dije sonriendo— quiero que le envíen uno igual al que me enviaron a mí, y si es posible, adjuntar una nota.

escribí la nota y pagué el pedido, me despedí de doña Rocío y su nieta y salí del local.

no tengo idea de quién es la persona detrás de estas cosas, pero quizá es cosa del destino.

raptae ; acruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora