10. Recuerdos ambiguos

2K 206 494
                                    

Miraba por la ventana del auto, el sol apenas salía. Como de costumbre, Seven iba manejando. El viento rozaba mi cabello, casi acariciándolo. No hacía frío, pero sí un calor ligeramente agradable. La sensación sería tranquilizadora si Vanderwood no estuviera mirándome enfadado. 

Sigo tratando de relajarme, realmente lo estoy intentando. Ese tipo está observándome con su pistola eléctrica en la mano. ¿Cómo no iba a estar nerviosa?

—Vandy, ya para —le di un golpe en el hombro, molestándolo—. Vas a hacer que piense que te gusto.

No pude evitar soltar una carcajada cuando la amenazante expresión de Vanderwood se convirtió en una de fastidio. Seven rió por lo bajo mientras el castaño ahora lo observaba a él.

—¿Qué pasa? —dijo Seven mirándolo por el espejo del auto—. ¿Yo también te gusto? 

—Sé que ambos somos irresistibles, pero necesitas concentrarte en la misión —agregué siguiendo el juego.

—Somos tímidos. Cálmate, porfi. —No aguanté más y me eché a reír. 

Seven me dirigió una mirada de complicidad, junto con una sonrisa. Eso me alivió. No sabía si la conversación que habíamos tenido cambió en algo su forma de pensar, pero era un avance. 

Jace nos ignoraba completamente. Pude notar una ligera sonrisa en su rostro al oírnos bromear, pero la borró al instante. Estaba examinando rigurosamente el dispositivo que le había mostrado Seven, le tuvo que dar uno igual para que todos podamos comunicarnos. Él me dijo que lo usaba para misiones en la agencia, y como ahora Jace sería su compañero, le enseñaría cómo manejarlo. 

—Esto... es algo extraño. —Jace le dio la vuelta al comunicador, presionando algunos botones—. No funciona.

—Necesitas registrar tu huella digital —contestó Seven—. Es tecnología exclusiva de la agencia, nos da bastante ventaja con los enemigos. 

—¿Qué otros usos tiene esta cosa? —preguntó curioso.

—Vas a tener mucho tiempo para descubrirlo. —Los hombros de Jace se relajaron, dejando el dispositivo a un lado. 

Suspiré, me sentía más tranquila. Las personas suelen decirme que soy seria, que nunca me han visto con un sonrisa en la cara. Pero, creo que es porque no me conocen realmente. No hago bromas o soy muy expresiva con gente en la que no confío, personas que no me hacen sentir cómoda. 

Y creo que en el chat de la RFA pude expresarme tal cual soy, tal vez porque estábamos a través de una pantalla. Cuando Seven dijo que vendría al departamento, pensé que no iba a ser capaz de actuar igual, pero extrañamente eso no pasó. Él era... especial. 

El ambiente se relajó. Después de estar horas viajando, por fin podía decir que no había tensión. Estar al lado de esos tres me tranquilizaba. Si bien había aprendido algunos movimientos, todavía no me enseñaban nada sobre manejo de armas. Seguía pensando en esa preciosa pistola dorada, entendía por qué era la favorita de Seven.

Sin darme cuenta, me había quedado dormida. Mi cabeza daba ligeros saltos por el movimiento, lo que hizo que me despierte. Me separé rápidamente al darme cuenta que estaba sobre el hombro del pelinegro. 

—¡Ah! ¡Lo siento! —me salió un chillido—. Ugh... ¿Ya llegamos? —Froté mis ojos, mirando por la ventana.

—Puedes seguir durmiendo si quieres —se burló Vanderwood—. ¡Oh! Él me cae muy mal. ¿Cómo era? Oh sí. No lo soporto —me imitó.

Podía apostar que estaba completamente roja. Él se estaba vengando. 

—Seven... Por favor... Deja de rechazarme —continuó. Sentí un calor más grande en las mejillas al darme cuenta que había dicho eso mientras dormía—. Sevenny... ¿Así lo llamas?

Represión «Mystic Messenger» [Saeyoung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora