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    Harry volvió a suspirar, por enésima vez en 15 minutos. Odiaba posiones, no era una novedad. Era una verdadera pesadilla, odiaba al profesor, odiaba la materia, odiaba la vida, odiaba respirar, y odiaba a Draco Malfoy. Ron estaba frustrado, si no lograba esa poción estaba acabado, desaprobaria. Está bien. Él podía.

- Ron ¿Me pasarías las patas de araña?- No, no podía.

- ¿Realmente lleva patas de araña?- titubea horrorizado.

   Draco, que los veía desde su puesto - detrás de ellos - junto con Blaise, se sonrió con burla. El pelirrojo Weasley le parecía tan patético y llorón que no tenía palabras para expresar el asco que le tenía. Ron tampoco lo quería mucho, que digamos. El último partido de Quidditch lo empujó de la escoba y el rubio se rompió la pierna. Claro está, Draco hizo un escándalo de película y Lucius Malfoy lo secundó. No fue nada, con un movimiento de varita su hueso se recompuso tan pronto como este se rompió al comienzo. Pero el desastre estuvo, y solo alentó el odio entre el rubio y el pelirrojo como el aceite al fuego.

- Si, Ron. Pásamelas- indica Harry, revolviendo la poción en su caldero, con la mano libre extendida para recibirlas, sin quitar la mirada del líquido verde brillar.

- ¿Qué te pasa, Weasley?- se burló Draco, de repente. Ron lo miró- ¿Miedo a las arañas?- se mofa. Ron gruñe, indignado.

- Vete al demonio, Malfoy- responde molesto. Harry lo miró rápidamente, regresando su atención a la poción, que de a poco se iba tiñendo de amarillo.

- Ron, date prisa- indica Harry, viendo el cambio de color con un poco de inquietud, una demostración clara de que la poción podía tomar otra función si no se hacía correctamente. Necesitaba colocar las patas de arañas ahora, o se arruinaría.

- Déjame decirte una cosa, Malfoy- siseo Ron, ignorando a Harry- Tus pésimos modales no pueden ocultar la basura de persona que eres- asegura en un gruñido- Podré temerles a esas cosas de mierda- espeta, refiriéndose a las arañas- Pero todos le temen a algo, incluido tú. Hurón- esa última palabra fue suficiente para Draco.

   Una cosa era que lo acusara de cobarde, que ya de por si era demasiado para justificar el lanzarle un bombarda al pelirrojo, otra era recordarle "ese día". Harry pegó un grito, sobresaltado, al sentir a Ron estrellarse contra la mesa donde estaba el caldero, haciéndolo temblar y derramar un poco de la poción. Draco cayó sobre Ron, y se enderezó, quedando sentado sobre su abdomen para golpearlo, siendo sus manos detenidas por las de Ron, quién lo sujetó de las muñecas para detener el golpe que se venía a su cara, forcejeando contra Malfoy rudamente.

- ¡Ron! - grita Harry, mirando con horror la poción tomar un color naranja, se estaba arruinando, y comenzaba a burbujear. Snape levantó la cabeza de su pergamino.

- ¿Qué demonios están haciendo?- la profunda y demandante voz de Severus hizo que muchos dejarán de ver la riña entre Weasley y Malfoy y se centró en su trabajo, asustados. No fue el caso de Draco y Ron.

- ¡Ron, dame las -! - Harry ve a Ron en el suelo, a su lado, morder la mano de Draco cuando está logró acercarse a su cabello para jalarlo- ¡Olvídalo!- grita frustrado, el almacén estaba lejos, si se alejaba de la poción no llegaría a tiempo- ¡Profesor Snape!- intenta llamar al azabache, que pasaba cerca del almacén con los ingredientes- ¡¿Podría pasarme las patas de arañas, por favor?!- grita apurado.

- ¡Malfoy, aléjese de Weasley!- era inútil, el azabache pasó de largo y se acercó a los alumnos- ¡Weasley, deje de morder a Malfoy!- Harry grito frustrado. La poción ya era roja, y estaba en un punto de ebullición extrema, comenzando a desbordarse.

- ¡Accio Patas de Arañas!- grito Harry con un movimiento veloz de varita, atrapando las patas con la mano, listo para arrojarlas tal cual a la poción para estabilizarla, cuando una patada de Draco sacudió la mesa y tiró el caldero, dejando que el líquido mojara a Harry y cayera sobre Malfoy y Ron.

    Harry sintió que el vapor de la poción mal hecha lo estaba mareando. Oyó a Snape gritar su apellido, seguido de un coro de gritos de horror de los demás estudiantes. Juraría que oyó el acostumbrado crack que se oían en las desapariciones. Pero no podían, era imposible. En Hogwarts uno no podía aparecerse ¿No? Su vista se volvió borrosa, todo giraba y se sintió caer, aunque debió haber caído inconsciente antes de tocar el suelo, porque el impacto no lo sintió.

Concéntrese, PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora