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La noche para Harry y Ron no fue la mejor, pero sin dudas, para James fue mucho peor. El animago ilegal no paró de vomitar, y cada vez que parecía que iba a terminar Harry se veía nuevamente a su lado para esperar a que terminara de vomitar de nuevo y limpiar lo que ensuciara su adoradísimo padre. Sirius y Peter se quedaron en la enfermería a pasar la noche, esperando a que las medicinas de Madame Pomfrey hicieran efecto. Era probable que estuvieran mejor para el día siguiente. Para cuando James pareció sentirse mejor Harry y Ron se acomodaron en sus camas para dormir por fin, pero la luz del sol fue un impedimento bastante difícil de ignorar, y no les quedó de otra que empezar el día sin haber dormido ni un poco. Ron se vistió con toda la rapidez que alguien muerto de sueño podía tener y bajó con emoción para desayunar, y luego pasar directo a la enfermería para visitar al resto de los Merodeadores enfermos. Harry se tomó la molestia de ir hasta el Comedor y traerle el desayuno a James, ya que después de devolver tantas cosas, el que no comiera nada iba a ser un daño feroz para su hígado. Pasados unos minutos, desayunaron juntos y conversaron sobre el estúpido motivo por el que James no quiso ir a la enfermería con Sirius y Peter, acabando en la ridícula respuesta de que la medimaga ya estaba harta de curar a James y que la última vez que lo hizo lo amenazó para que no volviera a la enfermería. Claramente James no pensaba volver y provocar la furia de la bruja.

Luego de que James tomara un poco de color de nuevo, comenzó a insistir sobre el juego, afirmando que era totalmente capaz de subirse a una escoba y que podía jugar perfectamente en el partido dentro de unas horas, aunque el terminar cada palabra con un estornudo no era muy sincero. Harry bufa, repitiendo reiteradamente que no estaba ni bien ni en condiciones para tan siquiera bajarse de la cama, y hasta que no mejorara, o al menos dejara de devolver con bilis todo lo que entraba por su boca, no lo dejaría salir de ella. Y aunque le costó un poco, Harry logró desconcentrar a James y mantenelo concentrado en otra cosa, como hablar de lo que hacía el miope de ojos avellana y lo que no. Potter cayó y comenzó a hablar de los Merodeadores, claro, haciendo prometer a Harry que no diría nada antes — y aunque no confesó la animagia y el estado de Remus estaban muy a gusto— James contaba una broma — de las inocentes que le hacían a alumnos al azar— y Harry  contaba algunas de las pocas que le hizo a Draco, como la vez que lo transformó en hurón.

Por extraño que parecía, James se había mostrado muy atento y curioso hacia Draco cada vez que Harry lo mencionaba, y de una u otra forma, el cervatillo pedía saber más. Harry no le iba a negar la información, aunque procuraba que no fuera demasiado exponencial porque no era su vida de la que hablaba y no quería faltarle el respeto a la vida de Draco o al Slytherin en sí. Cuando quizo ver la hora, Harry ya le había dicho a James sobre la comida favorita de Draco, su gusto por la moda y las cosas caras y excéntricas, de esas que nadie más puede costear, ya fuera por su oscura procedencia o por el precio exagerado — cuyos datos conoció por la revista Corazón de Bruja en el sector de "Chicos lindos" — También le contó sus actitudes, que le gustaba y que no, que era muy altivo y exagerado, y en una ocasión casi menciona su frase de siempre "Como todo un Malfoy", pero la modificó a medias, dejando un extraño "Como todo un aristócrata".

- Suena bastante Malfoy, en mi opinión- Harry tuvo que hacerse el desentendido, aunque concordaba en secreto- Es una Barbie estirada con más dinero que cabeza, va a Slytherin- le resta importancia el animago- Oye ¿Qué hora es?- Harry conjura un Tempus.

- 11:34- responde deshaciendo el encantamiento. James gime molesto.

- Ya casi es hora del partido, y yo aún sigo aquí- masculla.

- Tu fiebre aún es alta, no puedes ir a jugar- responde Harry. James cierra los ojos con fastidio- Le diré a los demás que no jugarás, no puedes ir así- se pone de pie y James suspira rendido- No tienes que ponerte así, me pasó a mí una vez en Dumstrag, tuvieron que usar un suplente- le resta importancia, pero James abrió los ojos de golpe ante una idea repentina.

Concéntrese, PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora