Jotaro Kujo | Violeta❗

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“Puedo sentir el olor incluso si cierro los ojos, es tan dulce que caigo en el.”

.

En su interior sabía que algo no se estaba bien, estaba algo mareado pero a la vez tan aturdido, y no podía encontrar la respuesta de eso, el dudaba que el causante fueran sus cigarrillos, normalmente lo relajaban  sólo que no al punto de dejarlo en ese estado. No le dio mucha importancia a eso, aún debía seguir con su caminar hacia su casa y siendo aún peor tener que soportar los mimos de su madre junto a esa fastidiosa chica de luceros aceitunados.

—Jotaro hijo. - le habló su madre con felicidad—. Ya me había preocupado.

—Da igual. - paso de largo para dirigirse a su recamara

Sólo que antes de poder entrar en esta algo captó su atención haciendolo parar en seco. Era un olor tan intenso pero a la vez tan fascinante que no pudo evitar querer más al tenerlo en sus fosas nasales. Se desvío de su camino para perseguir ese peculiar aroma, que para su sorpresa provenía del cuarto de la fémina.

Lo cual hizo que pensara en abrir o no la puerta, pero se negó totalmente al recobrar cierta parte de conciencia  para andar nuevamente hasta su habitación, en donde cayó en la cama debió a lo aturdido que se encontraba.

Jotaro seguía sin encontrar una explicación a su estado, se supone que no hubo nada inusual a lo que es su rutina lo cual se trata de soportar el desayuno con ambas fastidiosa mujeres, caminar con Joy hasta la escuela, soportar a las molestas de sus fans, fumar a escondidas en la escuela y así hasta llegar a casa.

Aunque todo comenzó desde su segundo cigarrillo del día, cuando ese par de perras fastidiosas, no lo dejaban ni respirar, causando que su caja de cigarrillos callera al suelo, en donde, le fue de cierta manera difícil encontrar, hasta que aquella chica no conocida que pertenece a otra aula, se la devolvió.

—Jotaro. - la voz de su madre retumbó en sus timpanos —. Tengo que hacer unas cosas, regresaré temprano, Joy se quedara contigo, si necesitas algo dicelo.

—Deja de ser una perra fastidiosa y sólo haz lo que tengas que hacer. - responde

—De acuerdo cariño. - responde su madre feliz

Después de perder media hora mirando el techo, ese olor llegó nuevamente a él, sólo que con más intensidad que la vez anterior.

...

La chica coloca con sumo cuidado aquella pila de libros sobre la mesa. Intentando hacer el menor ruido o alboroto posible, para que esa montaña de papel y pasta no cayera al suelo. Sólo que fue en vano, ya que la puerta fue abierta con brusquedad.

Causando que saltará del susto y al instante todos los libros cayeran al suelo.

—¿Qué quieres? - cuestiona con la mano en su pecho

Él no contestó y sólo la observó.

Joy se inclino para tomar los libros. —Vete al demonio, Jotaro. - suelta

Joy y Jotaro se conocían desde hace tiempo, sólo que a medida en que el joven Joestar fue creciendo, ese repentino cambio de actitud, no ayudó mucho a que su amiga de la infancia se sintiera cómoda a su lado. Si bien ambos, tenían una historia de por medio con ligeros coqueteos, Joy optó por tomar una actitud fría hacia el grosero azabache.

Jojo's | One- ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora