¿Por qué mi corazón late tan rápido?
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Su cuerpo era fuertemente azotado contra la fría pared. No fue necesario que aquel hombre le ordenará que hacer. Ella ya tenía muy en claro su papel.
Era una simple fuente de vida.
Un alimento cualquiera.
Sintió como una de las manos del rubio tocaba su cuerpo de una manera pervertida.
—Era más divertido oírte gritar. - menciona de manera burlesca
Miro la falta de terror y dolor en el rostro de la fémina, pasó lentamente su lengua en el cuello de está, enterrando con fuerza sus colmillo en la blanca piel de la chica.
La cual ahogo, un chillido de dolor.
Al sentir, como lentamente aquel hombre succionaba su sangre. Por inercia, enterró sus uñas en la espalda del hombre, él cual la mordió con aún más fuerza.
—Tus lágrimas, solo hacen que el alimentarse, sea entretenido. - confiesa burlón —. Tú triste soledad, me hace reír, no dependes de nadie, más que mí... Estas sola Joy, nadie puede rescatarte de este cruel destino que, yo te dí.
El destino siempre da demasiadas, vueltas irónicas.
Sus lágrimas iban en constante aumento.
—No te burles... - pidió —... De mi... - solloza —... Aguanto esto porque no me queda de otra...
—Mi estúpida y mentirosa, Joy. - tomó su mentón —. Di la verdad... Tú amor hacia mí y el miedo a la soledad, te hace dependiente a mí...
Sonríe para nuevamente, deleitarse de su sangre.
—Maldigo aquel día, en que te conocí. - susurra
[...]
La chica lo miro desde lejos, a pesar de su dolor y el lugar en donde se encontraba, observó con asombro la acción de aquel rubio.
—Algunos hijos no soportan, el infierno de casa que los padres les suelen dar. - susurra —. Y otros, sólo se aferran a estos por miedo a la soledad.
El rubio la miró de reojo sin darle mucha importancia. La chica de cabellos oscuros, camino lejos de aquellas tumbas, dirigiéndose hasta la salida. En donde alguien le esperaba.
Su vestimenta negra fue algo que resaltó en aquellas ropas, tan colorida que el muchacho portaba, aquel joven peliazul sólo la estrecho en sus brazos
—No quiero estar sola. - admite —... Mi padre era lo único que tenía.
—Ese hombre, no merece aquel título. - le dice —. Solo fue alguien quien constantemente, abusaba de su fuerza... No estas sola, me tienes a mi Joy.
[...]
Sus labios se pegaron en su oreja.
—No maldigas ese día. - ordena —. Me hiciste darme cuenta, que es tan fácil aplastar a estorbos como tú.
Le sonrió con malicia y la lanzó a la cama, en donde rápidamente, se colocó entre sus piernas.
—Y pasar sobre ellos.
La sintió retorcerse, cuando sus manos se adentraron en su intimidad.
—Dio...- jadea
—Y a pesar de todo, no puedes evitar retorcerte como una perra. - beso con desesperación sus labios —... Amo verte así... Eres la esencia de la sexualidad y erotismo.
Sacó los dedos, de su sexo y sin pena alguna, los llevó a su nariz, quedando fascinado con tal escencia.
Con impaciencia, se introdujo dentro de ella. Notando el gesto placentero de la chica.
Posó la mano sobre su cadera comenzando las enérgicas embestidas.
—Te hago sufrir y tú poco orgullo, te impide decirme, lo mucho que disfrutas esto... ¿Tanto te gusta?
Ante su falta de respuesta, enterró sus colmillos contra su cuello, sin dejar de embestirla.
—Tú mismo conoces la respuesta. - se aferro con fuerza a su cuello
Aún en aquel ser inmortal, su corazón podía latir y sentir, algo que sólo podía demostrar a su manera hacía la azabache, de una manera que el no podía controlar.
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¿Qué les parece? ¿Les gustó?
Espero que sí.
