“No se si es real, pero creo que siento algo por ti.”
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Para Giorno Giovanna, cumplir una meta, es pan comido, este admite que puede haber dificultades pero con decisión y voluntad todo es posible. Toda Italia, se impresionó al ver en todo su esplendor al nuevo jefe de Passione, nada más y nada menos, que un chico de dieciséis años, el cual limpio las calles de aquellas sustancias tan repugnantes.
Ahora con veinticinco años, se enfrenta a un nuevo reto, el cual es reducir la trata de blancas. Investigando por sus medios, solo descubrió una manera de hacerlo.
Contraer matrimonio, con la única hija del consigliere anterior. El cual, ayudaría a jugar a su favor.
—¿Tú crees que esa chica vendrá? - pregunta Mista
—O mejor dicho ¿Esa chica accedió? - menciona Fugo
—No lo sé, le dije al consigliere que no la obligará si esta se negaba. - responde tomando la carta —. Seria bueno si ella accede pero sino fuera así, me encuentro en una gran desventaja.
—¿Cuantos años tiene la hija del consigliere?
—Dieciocho.
—È una ragazza. - suelta Mista —. Creo que ahora me doy una idea, de porque no ha llegado.
—Nadie quiere casarse tan joven y atar su vida. - habló Fugo —. Mucho menos si se trata del jefe de Passione, compartir su vida contigo, significaría perder su espacio personal.
—Por esa misma razón, no la obligue a nada. - deja la carta sobre la mesa
—¿Qué harás sino llegase a venir?
—Doy una prórroga de treinta minutos más, si ella no viene en ese tiempo, esta claro que no contare con el apoyo de su padre y tendré que hacerlo por mi cuenta. - contesta
Mientras el tiempo comenzó a correr, el rubio se decide a ordenar, pero antes de que el camarero pudiera preguntar sobre la entrada, la puerta de aquella sala exclusiva, es abierta.
La presencia de una chica, con una maleta en su mano, hace que el rubio sonría.
—Una bailarina, nada mal. - susurra Mista
Fugo asiente, para que ambos recobraran la compostura.
Una peculiar vestimenta, hizo que Giorno miré a la chica, con más interés. Mallas negras, una falda del mismo color sobre esta, una blusa amplia pero pegada de color blanca y unas zapatilla deportivas, junto a una cola de caballo alta.
La maleta es tomada por uno de los meseros, antes de que esta pueda sentarse.
—Lamento la tardanza. - se disculpa sentando frente a él —. Como puede notar, tomo clases de ballet, así que me disculpo por hacerlo esperar.
Giorno, no hablo y simplemente se limitó a hacerle, una seña. Haciendo que sus hombres, salgan del lugar y rápidamente el mesero sirve dos vasos de agua. La chica, con cierto desespero, bebió el agua, sacando su sed.
—Le seré clara y directa. - coloco —. Mi padre me comentó sobre la condición, que puso para poder ayudarlo... Después de meditarlo por una noche entera, accedo a contraer matrimonio con usted.
