Deseo animal

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Había transcurrido una semana, Jennie se había adaptado a su nuevo nombre y la rubia no parecía incómoda con su presencia, pero seguía sin gustarle su nuevo cuarto

Resopló mirando al techo sobre su cama. Aquel era el cuarto de huéspedes, el cual la rubia había modificado como un pequeño estudio. Había una repisa con libros y un escritorio, aparte del sofá cama y la mesita de noche no había nada mas que un plasma y un equipo de sonido y a un costado un espejo de cuerpo completo.

¿Por qué no podía dormir con ella?. Resopló por quinta vez. Le enojaba estar lejos de la rubia

-Estúpida Rose y sus estúpidas ideas

Se llevó la blusa a la nariz he inhaló, era de la rubia y aun desprendía su olor. Usar la ropa de la tailandesa era su consuelo, al menos con su aroma podía sentirla más cerca

Un sonido en la puerta la hizo parar, el olor a vainilla se había intensificado, eso sólo significaba que la rubia estaba de regreso

-Puedes pasar Lisa

La puerta se abrió mostrando a la rubia, tenia una ramera blanca que le llegaba hasta las rodillas. Lisa era delgada y mucho más alta que ella en su forma humana, pero tenia unas piernas que incluso para esa gata estaban de infarto y viendo a la tailandesa en aquel atuendo empezaba a acalorarse

-Hey Nini

-Lisa...- su voz sonó ronca ¿es que no había bebido suficiente agua ya?

La rubia lo ignoró y dio paso al interior de la recámara. Esa semana había estado ocupada y no había tenido tiempo para la castaña y por alguna extraña razón no había dejado de pensar en su extraña inquilina

-Esta semana e estado ocupada con los entrenamientos en la agencia y ni siquiera te pregunte como lo llevas con el nuevo cuarto ¿ya te has adaptado?

-Sinceramente... Lo odio- arrugo la nariz con disgusto, haciendo reía a la rubia

Lisa tomó asiento junto a ella en la cama y miró a su alrededor.

-Tienes razón, es fatal, lo siento Nini, solía usarlo para bailar o leer, pero luego todo mi tiempo lo ocupó la agencia

Jennie se encogió de hombros restándole importancia. Su atención se centró en la cercanía de la más alta y nuevamente en sus jodidas piernas. Tragó fuerte y se removió en su lugar intentando aliviar el malestar en cierta zona que empezaba a calentarse más de lo debido

-Esta bien, no es eso lo que odio

-¿No? ¿Entonces que te molesta?

-No poder dormir sobre ti- explicó sin malicia aunque ese comentario no resulto igual de inocente para la rubia. Pero ni siquiera pudo hablar porque la castaña volvía a tomar la palabra- De gata me dejabas dormir sobre ti, ¿que diferencia hay ahora que soy humana?

Lisa tragó fuerte. Mucha, la diferencia es enorme. Pensó intentando no ver demasiado la parte en la que su playera se había subido demás, dejando ver su muslo. Las manos de Lisa picaban por tocar esa perfecta piel pero su sentido común estaba alerta

-Pues mucha, antes eras mí mascota y ahora eres mi...

-¿ahora soy tu mujer?- preguntó sin entender, y esa frase volvió a Lisa de gelatina. ¡Dios, esta mujer gata va a matarme!

-No, no eres mi mujer...

-¿No lo soy?- lo pensó por un momento, cada vez más confundida- ¿es que ya no me quieres por ser humana?- sus ojos se aguaron haciendo un puchero

Me Enamoré De Mí Gata (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora