CAP 17

132 29 0
                                    

El camino parece eterno, aunque tiene sentido, queda a más de dos horas de donde vivo, el cielo está despejado pero no hace calor, mi vista puesta en los edificios y casas que pasan por la ventana del taxi, y siento de vez en cuando la mirada de Damien encima de mí.

Estoy segura que muchos pensarían mal de mí al traer un desconocido a la casa de mi madre, no es mi novio ni nada por el estilo pero se ha vuelto mi amigo, cada vez que estoy con él me siento protegida, en paz y feliz.

Y cuando pienso que puedo seguir disfrutando de la tranquilidad de estar en el taxi con solo Damien, sin contar al taxista, nos detenemos y mi corazón empieza a acelerarse, volteo a ver al taxista- Hemos llegado.

Mis ojos se abren ligeramente ante sus palabras, siento que me cuesta respirar, no quiero salir pero lo tengo que hacer o el taxista me botará a patadas.

Le pago y bajamos, el carro se va alejando y mis manos sudan, estamos al frente de una bonita casa de dos pisos, es grande, no voy a mentir, tiene un toque rustico con algo moderno.

Mi madre no sabe que iba a venir a visitarla, solo espero que no reaccione de mala forma o peor; que no se encuentre en casa.

Mi respiración es agitada y me estoy arrepintiendo- Creo que no está en casa- trato de darme la vuelta pero Damien me detiene con su mano en mi brazo.

-Primero toquemos el timbre para verificar si se encuentra en casa- hago un gesto de disgusto y caminamos a la par hacia la puerta, es grande y de un color castaño, toco el timbre que suena por toda la casa con una corta tonada.

-No están, vámonos- agarro del brazo a Damien para huir de aquí pero como es mucho más grande y fuerte no lo muevo ni un centímetro.

-No tengas miedo Vera, todo saldrá bien- bajo la cabeza y finjo llorar.

En eso la puerta se empieza a abrir lentamente haciendo que mi pobre corazón empiece a acelerarse más de lo debido, y detrás aparece mi madre, su cabello ondulado de color marrón amarrado en una cola alta, una gran sonrisa en su rostro haciendo que se enchinen los ojos y se le marquen una ligeras arrugas, tiene puesto un lindo vestido blanco con una chaqueta color carmesí.

-¡VERA!- apenas sus ojos me ven se tira encima de mi rodeándome con sus delgados brazos, me quedo un momento en shock, no esperaba que me recibiera de esa forma, y después de unos segundos le respondo el abrazo. Siento mis ojos arder y las lagrimas salen, no pensé que la extrañaría tanto, cinco años que no la veo y es como si hubiese pasado una eternidad.

Nos separamos y sus suaves manos tocan mi rostro, sus ojos cafés repasan cada centímetro de mi rostro mientras me limpia las lágrimas que caen.

-Estas hermosa, ya eres toda una adulta joven, te extrañé demasiado hija- nos volvemos a abrazar.

-Yo también te extrañé- susurro.

Nos separamos mirándonos por unos segundos para que después su vista se dirija a mi acompañante- ¿Y quién es este apuesto muchacho de aquí?

Damien le sonríe mientras estira su mano para estrecharla con la de mi madre- Me llamo Damien, es un gusto conocerla...

-Adela- se sonríen y ese gesto por alguna extraña razón me sorprende, no pensé que lo recibiría tan bien- Pasen, pasen, están en su casa.

Se mueve a un lado para que pasemos, el interior de la casa es mucho más grande, mis ojos no paran de ver cada centímetro, tiene un estilo de color blanco, negro y crema, todo muy hogareño, como le gusta a mi madre.

Y en eso aparece Reign, el esposo de mi madre, es un hombre un poco mayor, su pelo negro con algunas canas ya visibles, lleva un traje negro sin corbata, una gran sonrisa y ojos negros profundos, se acerca a nosotros y no puedo evitar sentirme algo incomoda con una pizca de alegría.

Expulsado del Cielo - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora