CAP 29

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Mis ojos se abren lentamente al chocar con mi bello rostro los rayos del potente sol, hago un gesto de fastidio y me incorporo agarrándome la cabeza ¿Qué pasó?

Una fuerte resaca me ataca, no pensé que me emborracharía el día de mi cumpleaños y lo peor de todo es que no sé qué es lo que hice.

Estoy con el vestido rojo de ayer, eso significa que estuve tan ebria que ni pude cambiarme la pijama.

Me destapo y camino con pesadez hacia la puerta, miro por los costados y no veo a Damien por ningún lado, me dirijo al baño y me veo al espejo ¡OH POR DIOS! ¡PAREZCO UN SAPO!

Mis ojos se encuentran muy hinchados ¿He llorado? Mi cabello desaliñado; como de costumbre, tengo legañas y tengo que rascarme con fuerza para sacarlas todas.

Otra punzada llega y me da un mareo que me hace retroceder para sujetarme de la pared, cuando logro recuperar la vista me quito con cuidado el vestido y me meto a bañar, espero que la ducha haga milagros.

Navego por mi mente por si logro recordar algo; cualquier cosa, de lo que hice ayer.

Lo único que me acuerdo es que fui a la discoteca con Damien y Emily me estaba entregando un trago de color verde que sabia horrible, desde ahí todo es de color negro.

Termino de ducharme y con una flojera del porte de un rascacielos me cambio con un polo plomo y unos shorts de tela negro.

Dejo mi cabello suelto para que seque al natural, bajo las escaleras lentamente porque tengo miedo de que me dé un mareo y me caiga.

Llego a la cocina y me encuentro en la mesa un plato de cereal con leche, también una taza de café que le sale humo y unas dos tostadas con mantequilla, pero ningún rastro de Damien.

Tomo asiento y con un poco de dolor de cabeza y empiezo a comer el tazón de cereales, como las paredes son de vidrios puedo ver hacia el exterior, tengo la esperanza de que aparecerá con una sonrisa en sus labios diciéndome "POR FIN DESPIERTAS FLOJA" pero no.

Empiezo a comer y después de interminables minutos con la soledad, lavo los platos y salgo, el sol choca contra mi piel y tengo que entrecerrar los ojos para ver bien el camino- Seguro está en la playa.

Después de darme apoyo a mí misma, me saco los zapatos e inhalando hondo corro como loca por la arena ardiente- Quema, quema, quema, quema ¡QUEMAAAA!- sonrío victoriosa al llegar a la arena fría por el agua, esto es uno de los pequeños placeres de la vida.

Las olas chocan contra mis pies refrescándolos y empiezo a caminar, hoy día debemos regresar ya que mañana es la cena de ensayo de Damaris y tengo que ir a recoger el vestido que ella misma compró; aunque yo le dijera que podía ir con unos par de jeans insistió que no puedo ir vestida de vagabunda.


El aire fresco revolotea mi cabello secándolo y a la distancia lo veo, sentado frente al mar con unos shorts y desgraciadamente con camisa, no sé porque tenía la idea de poder verlo sin camisa; me hubiera alegrado el día.

Camino hacia donde se encuentra y me siento a su lado.

-Por fin te encuentro, pensé que te habías ido.

Se queda un momento en silencio como si lo que acabo de decir en cierta parte fuera cierto.

-¡TE IBAS A IR!- digo exaltada y él levanta las manos en señal de paz.

-No, no.

-Pero lo pensaste- lo señalo.

-No... solo vine a pensar en otras cosas- voltea a ver el mar y hago lo mismo.

Nos quedamos en silencio un momento con la única compañía del sonido de las olas.

-Damien...- lo llamo mientras me abrazo las piernas- ¿Qué pasó ayer?

No sé porque creo que hice algo muy malo, es un presentimiento que se siente en el pecho.

Damien voltea a verme con una sonrisa que no se parece a las otras, es como si me tuviera ¿Lástima?

-¿En serio quieres saber?

Siento mis mejillas calentarse- ¿Fue tan malo?

-Dependiendo de cómo lo veas.

Aparto la mirada avergonzada- Solo dímelo.

Escucho que suspira- Digamos que te emborrachaste, casi te desnudas en medio de la calle, te enojaste conmigo por una razón que nunca me dijiste o al menos no entendí y cuando estabas a punto de dormir me confesaste que sientes una gran atracción hacia mí y empezaste a llorar.

Me cubro el rostro muy avergonzada y finjo llorar- ¿En serio te dije eso?- no lo quiero mirar, acabo de confesarle mi amor al chico de mis sueños y lo ha dicho sin vergüenza, pero hay algo que no me ha quedado claro- ¿Qué respondiste?

-¿De qué?

Saco mis manos de mi rostro y lo veo, está serio- Me conozco borracha; o eso es lo que me han dicho, y estoy segura que he querido una respuesta cuando te dije que me siento muyyyyy atraída por ti.

Se ríe de lado mientras niega con la cabeza lentamente- En realidad quería responder pero no me dejaste hacerlo, me botaste de tu cuarto.

Me golpeo la frente pero me arrepiento porque me dolió, y mucho- Soy una tonta.

-¿Y es verdad?

-¿De qué?

Se acerca un poco más a mi quedando a escasos centímetros de separación haciendo que mi pobre corazón empiece acelerarse más de lo debido- De qué te sientes muyyy atraída hacia mi persona.

Abro lo ojos ligeramente y me empeño en solo concentrarme en las olas del mar con mis mejillas seguramente a rojo vivo- Am... bueno...y-yo... n-no... sé... pu-puede...- Dios, nunca me había puesto tan nerviosa al grado de empezar a tartamudear, pero no me deja terminar porque se empieza a reír a carcajadas- ¿De qué te ríes?

Deja de reír y se me queda mirando- No tienes porqué decírmelo, es mejor que volvamos a casa- se levanta y me extiende la mano para ayudarme a levantarme.

Volvemos caminando, regreso corriendo por la arena caliente mientras él camina como si nada sobre la arena sin apuro y sin dolor.

-¿No te quema los pies?- digo sintiendo lo frio de la cerámica bajo mis pies que seguro debe tener algunas ampollas.

Levanta los hombros en forma de indiferencia y se empieza a servir un vaso de agua, díganme loca pero lo veo diferente, es como si lo que fuera que hubiera dicho ayer afectó nuestra amistad, porque por más que me duela admitirlo, solo somos amigos.

-Ve a traer tus cosas, he llamado al taxi que nos trajo y dijo que vendría dentro de unos minutos- dice sin verme, siento que hay una tensión entre nosotros, asiento sin decir nada y subo a la habitación.

Aun no puedo creer que mi yo borracha haya dicho todo eso al pobre de Damien, seguro se sintió presionado.

Empiezo a ordenar toda la ropa que traje,  no quiero irme, si por mi fuera me quedaría hasta cuando quiera, pero tengo cosas que hacer en casa y no puedo dejar en abandono a mis pobres gatos; Chucho y Centella.

Con la maleta ya lista bajo y me encuentro a Damien sentado en el sofá viendo a la nada pero seguro pensando en muchas cosas, apenas me coloco a su costado se levanta como si no quisiera estar conmigo, mete su mano en el bolsillo de su short y me entrega mi móvil- Toma, seguro quieres hablar con tu hermana, estaré en la cocina- su voz no tiene esa pizca de diversión que siempre tiene, es como si su boca hablara pero su mente está en otra parte, se aleja y me quedo en la sala.

Me dejo caer en el sofá y prendo mi celular, ya casi no tiene batería.

Tengo un mensaje de un número desconocido, abro el mensaje.

"Hola, soy Emily, la chica que le diste tu número en la discoteca, espero que estés bien, te envío el video de anoche"

Y en segundos veo que llega un video, trago saliva con dificultad y lo veo.

En el video aparece una grabación, estoy bailando con un chico que no logro apreciar bien, veo que estoy muy pero muy ebria y me avergüenzo en ver como bailo, me tengo que tapar la boca para no soltar una carcajada. En eso veo como Damien aparece en el video con una expresión de molesto, empiezo a gritar algo que no se logra entender en el video y en segundos Damien me carga en su hombro mientras yo grito y me rio.

Y ahí termina el video.

Qué vergüenza ¿Por qué lo hice? ¿En qué estaba pensando en cuando bailaba de esa forma?

Damien aparece y tengo la necesidad de ocultar mi móvil mientras sonrío inocentemente- Ya llegó el taxi, vámonos.

Asiento y agarro mis cosas al igual que él, cierro con llave la puerta y salimos, ahí nos espera el taxi con ese hombre de mayor edad esperándonos con una sonrisa.

-¿Qué tal la pasaron?- cuestiona apenas entramos.

-¡Bien!

Damien no dice nada y así se la pasa en todo el camino, mirando por la ventana perdido en sus pensamientos.

Pero en cambio yo le meto conversación al taxista para que el ambiente no se quede en silencio, hablamos sobre su vida, que tiene tres hijos, uno que es un mega empresario que está fuera del país, una hija que ya es madre de dos niños gemelos y el menor que dice que tiene que ser al menos tres años mayor que yo y que con gusto me lo presentaría, lo único que hago es reírme nerviosamente.

Le pago al taxista y le invito a la boda de Damaris y que sea él quien me lleve y que con gusto puede ir con su esposa y con sus hijos, me ha caído muy bien.

Damien es quien baja primero como si no quisiera pasar ni un solo segundo más conmigo y me siento algo... mal.

-¿Se encuentra bien tu novio?- cuestiona viendo que se ha quedado callado en todo el camino.

-Es que no es mi novio, parece que hoy día está de mal humor.

Él asiente y le agradezco antes de bajar.

Damien me espera en la entrada del edificio con las manos en los bolsillos, sin que nadie más diga algo subimos y los primeros en saludarnos son Chucho y Centella.

-Me voy a la habitación- me dice y desaparece de mi vista, escucho a la distancia la puerta cerrarse.

Les doy de comer a mis mininos y voy a mi habitación para guardar mis cosas.

Pongo a cargar mi celular y en eso llega una llamada de mi querida hermana- Hola Vera, Verita ¿Cómo lo has pasado?

-Bien, eso creo.

-Eso no suena muy convincente ¿Quieres hablarlo?

-¿Por llamada?

-Claro que no, voy a pasar por ti para ir a recoger tus vestidos y comer algo, te invito el almuerzo.

-Damaris ya sabes que no me gus...

Pero no me deja terminar- ¡NO TE ESTOY PREGUNTANDO! ¡VAS A VENIR CONMIGO! Además tengo que contarte muchas cosas también.

No refuto más y acepto la invitación, cuelgo y termino de guardar mis cosas y ponerme unos jeans azules con zapatillas.

Me amarro una cola alta y camino en dirección a la habitación de Damien, toco con leves golpes y hablo- ¿Damien? Voy a salir ¿Quieres que compre algo?

-No

Es lo único que dice y siento que quiere que me vaya, bajo la cabeza, agarro las llaves y salgo de casa.

Afuera me espera Damaris en su camioneta, camino hacia ella y entro en la parte del copiloto- Hola.

-Wow ¿Y esa cara? ¿Qué ha pasado?

Me abrocho el cinturón y emprendemos el viaje- Creo que Damien está molesto conmigo.

Me mira de reojo para después poner su concentración en el camino- ¿Molesto? ¿Damien molesto?

Giro los ojos- Es humano Damaris, tiene sentimientos.

-¿Qué has hecho ahora?

Abro la boca y me pongo una mano en el pecho en forma de ofensa- ¿Por qué piensas que yo he hecho algo?

-Porque no es la primera vez, una vez intenté presentarte a un amigo mío porque yo te dije que Owen no valía la pena, fueron a cenar y al día siguiente él me dijo que no parabas de hablar del idiota de tu ex.

-Eso solo fue un vez, además ese fue el mismo día en que me enteré que me engañaba con mi mejor amiga.

-Pero tú de tonta lo perdonaste y ya ves cómo acabó.

-¿Cómo te enteraste?

-Jaxon me lo dijo todo.

-Traidor- murmuro para mí.

-¿Me vas a decir que has hecho para que ese chico tan lindo se enojara contigo?

-No lo sé, fui a una discoteca, tomé de más y puede ser que le haya confesado mis sentimientos por él.

Damaris abre los ojos como si se fueran a salir de sus orbitas- ¡¿LE DIJISTE QUE SENTÍAS ALGO POR ÉL?!

-Eso creo, no me acuerdo de nada, eso es lo que él me dijo.

-¿Y él dijo algo ante tu confesión?

-Dijo que no lo dejé hablar.

-Típico de ti.

La fulmino con la mirada y nos detenemos, llegamos a la tienda donde pedimos mis vestidos, bajamos y entramos.

Hay una chica de al parecer unos 40 años y lleva lentes y un lápiz en la oreja- ¡BIENVENIDAS! ¿En qué les puedo ayudar?

-Venimos a recoger unos vestidos- dice Damaris sacando un papel de color verde y se lo entrega.

-Bien, ahora se los entrego.

Nos sentamos en unos sillones blancos mientras esperamos a que llegue con los vestidos.

-¿Crees que se haya enojado porque le confesé mis sentimientos?- cuestiono con la cabeza baja.

-Mhm... lo dudo mucho, yo creo que puede ser que lo esté pensando.

-Lo dudo, en serio que parece que se ha enojado conmigo.

Gira los ojos poniéndolos en blanco y llega la chica con los vestidos envueltos en unas bolsas negras- Aquí tienen.

Decimos gracias y salimos, coloco los vestidos con cuidado en el asiento trasero y subimos.

-Cuando cenamos frente al mar me comentó que el trabajo que tenía que hacer ya estaba por acabar.

-¿Y eso que quiere decir?- cuestiona mientras enciende el carro  y emprendemos el viaje.

-Que ya se va a ir.

Nos quedamos en silencio con solo el sonido de la música que sale por la radio.

-Es cierto, me dijiste que solo se quedaría por un corto tiempo- asiento sin levantar la mirada- Entonces eso puede ser una de las razones por las cuales está comportándose de esa manera, tal vez no quiere corresponder tus sentimientos porque tiene miedo de que te pongas triste cuando se vaya.

-Sí... puede ser.

Nos quedamos en silencio y llegamos a un restaurante- Tal vez podamos pensar mejor con el estomago lleno- le sonrío de lado y entramos.

No es un restaurante tan lujoso, pero se nota que la comida aquí es un poco más cara.

Uno de los meseros nos guía hacia una mesa y nos entrega la carta.

-¿Crees que él sienta algo por mí?- cuestiono sin quitar la mirada de la carta.

-¡Obvio que sí! Eres una mujer hermosa y bondadosa, además las miradas que te dedica son obvias de algo más que amigos.

-No me estas ayudando.

-Te dije que pienso mejor cuando tengo el estomago lleno, así que primero comemos y luego te aconsejo.

Llega el mesero y pido mi comida- Quiero la ensalada con pollo a la plancha y una limonada por favor.

Asiente y espera a Damaris- Yo quiero el estofado de pollo, también la sopa de verduras, para beber... un... jugo de fresa con chocolate y para el postre... lo pensaré después.

Mis ojos se abren ligeramente al escuchar todo lo que ha pedido.

-Sí que tienes mucha hambre.

-Sí... no sé porqué, desde hace días que tengo más hambre que de costumbre, no puedo parar de comer  tengo unos antojos  raros, ayer en la madrugada me dio mucha hambre y me levante a comer tostadas con plátano ¡PLATANO!

-¿No será que ya estás en tus días?

-No lo sé, sabes que soy muy irregular, supuestamente ya me tendría que haber venido.

Eso enciende una alarma en mi cabeza- Jaxon me contó que tu vestido de novia te está quedando ajustado.

-No estoy gorda, el vestido se encogió.

-Tienes mucho apetito.

-Eso es obvio.

-¿Has tenido nauseas?

-Tuve algunas cuando cociné un pollo pero no lo hice bien... ¿Qué tratas de decir?- se cruza de brazos.

-¿No crees que tal vez...?

-No, eso no, nunca, no ahora que mi boda está tan cerca...

-¿Usaste protección cuando lo hiciste esa vez en tu fiesta de cumpleaños?

Se queda en silencio por un momento- Estaba borracha Vera ¿Cómo me voy acordar?

Nos quedamos viendo- Querida hermana Damaris- le agarro las manos por encima de la mesa- Creo que debes hacerte una prueba de embarazo.

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Nota de autora: ¿Damaris embarazada? ¿Ustedes que creen?

No olviden dejar su voto que me ayudaría mucho.

¡¡¡Besos!!!

Expulsado del Cielo - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora