Capítulo 47 // Sin Rencor

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LOGAN EVANS

Mierda.

Jamás había estado tan nervioso en mi vida, lo más loco de todo es que ya Harley me aceptó y yo sigo como un tonto temblando.

Este fue un día único, más que cualquier otro. Ella y yo estuvimos todo el día como melosos, pegados al otro, pero, ¿adivinen que? La tensión sexual entre Harley y yo, cada vez creció más hasta que no resistimos, cayó los noche y pues...

Llegamos a mi cabaña. No dejamos de besarnos en ningún momento mientras entrábamos. Mi corazón estaba latiendo a mil por segundo y no me daba vergüenza decirlo. Lo he dicho muchas veces pero no me cansaré de repetirlo, me tiene comiendo de su mano.

Tuve que separarme por un segundo para cerrar con seguro la cabaña y apagar las luces. Mis manos pasaron por toda su figura volviéndola a sentir. Sus labios me hacían falta, sus caricias, sus abrazos, su cuerpo. Todo de ella en este tiempo me hacía falta.

Caminamos hasta la cama y antes de acostarla, le quité el suéter que tenía. Comencé a besar su cuello y ella bajó sus manos a mi abdomen, comenzando a subir mi camisa hasta quitármela. Sus piernas rodearon mi cinturas y nuestras partes se tocaron.

—Se nota que me extrañaste— susurré con una sonrisa mientras rozaba nuestros labios.

—Cállate y sigue, Evans— me ruega y eso me hace sentir tan victorioso.

Terminamos de quitarnos las última prenda de ropa que teníamos. Gracias a la luz de la luna, pude volver a ver su delicado cuerpo blanco frente a mí.

Estaba desesperado, sediento por volver a probarla. Más de dos semanas sin tener sexo es una gran tortura y sin tenerla a ella, que me provocaba a cada momento, era como el infierno en la tierra.

Saco el condón pero ella agarra mi mano y me encuentro con sus ojos.

—No lo uses, yo me cuidaré— no tuvo que suplicarme mucho, al instante lancé el sobre al suelo y ella soltó una pequeña risita.

Rozaba mi miembro en su entrada y la miraba con una sonrisa de labios. Ella estaba esperando con sus piernas abiertas que trodujera mi miembro pero, al mismo tiempo se veía que estaba desesperada y cuando iba a quejarse, lo introduje todo en ella sintiéndome en el maldito cielo.

—¡Logan!— Gimió alto mi nombre y la victoria que sentí no fue normal, tapó su boca con la mano para que no se escuchara tan fuerte y acostó la cabeza en la almohada.

Esto lo necesitaba.

Se siente tan bien hacerlo así.

Estar dentro de ella es otro nivel de placer, la conexión de nuestros cuerpos es impresionante. Es como si nos volviéramos uno, como si nuestros cuerpos fueran un rompecabezas que al intentar juntarlos, crearan la figura más perfecta que pudo haber existido.

Agarré sus manos poniéndolas a cada lado de su cabeza entrelazándolas y comencé a embestirla rápido. Harley gemía cada vez más alto pero la callaba con besos para que nadie nos escuchara.

—Joder, nena— remojé mis labios y solté un gruñido— mira lo mucho que te extrañé— susurré en sus labios y ella me miraba a los ojos con deseo puro sin dejar de gemir, su mano viajó a mi cuello para acercarme a ella y besarme nuevamente.

Pude admirar cada expresión de su rostro al penetrarla, su ceño levemente fruncido, su lengua pasando por sus labios humedeciéndolos, su mejillas coloradas y sus ojos azules viéndome llenos de placer.

Desde Ese Día ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora