Just let me.

406 56 16
                                    

Pasaron dos semanas desde que Mingyu había conocido a Jeonghan y Wonwoo. 

Por desgracia, Mingyu no había recibido llamadas de ninguno de los dos modelos. Estaba ansioso por comenzar a trabajar y sus ansias lo recorrían tanto, que llamó a cualquier modelo para hacer sesiones pequeñas. No iban a ser nada en un futuro, sólo necesitaba sacar el hambre que sentía por aquella presión de sacar fotos sin criterio alguno. 

Cuando terminó con uno de los modelos, se sentó detrás de su computadora y revisó las fotos. 
Su móvil estaba a su derecha logrando ver un número desconocido en la pantalla que estaba intentando llamar la atención. No quería hacerse falsas ilusiones, así que contestó con calma. No sabía quien era pero tenía esperanzas. 

—Habla con Kim Mingyu. Si necesita qu-

—Hola, soy Wonwoo. El asistente de Jeonghan.—Mingyu abrió un poco más sus ojos y carraspeó para ocultar su emoción.—¿Podemos hablar un momento o estás ocupado?

—Claro. Tengo tiempo.—Asiente Mingyu relajándose en su silla de escritorio y sonriendo de lado.

—Bueno. Luego de una charla con Jeonghan. Llegamos al acuerdo de que podía renunciar.—Wonwoo suspiró pesado y se escucharon ruidos de fondo que Mingyu no sabría como llamar.—Así que lo hice. Me pagó la indemnización del trabajo, y mi sueldo correspondiente. Así que tengo dinero para poder hacer ropa ahora. 

—¿Me quieres pedir algo primero?—Susurró Mingyu mientras echaba su cabeza hacia atrás. Este chiquillo está jugando conmigo, pensó rápidamente. 

—Quiero que saques fotos a la ropa cuando la tenga lista. Pero eso tomará tiempo, así que podemos empezar a trabajar cuando quieras. Tengo tiempo libre.—Mingyu se levantó con rapidez y buscó por todo el estudio, su agenda. 

—Lo antes posible. ¿Puede ser mañana?—Preguntó Mingyu mientras colocaba su celular entre su hombro y oreja mientras arreglaba un escritorio completamente desordenado. Debía ser cuidadoso.

—Claro. ¿La dirección es la de la tarjeta verdad?—Dijo Wonwoo con un tono más bajo que anteriormente. 

—Sí, te espero. Nos vemos, señor Jeon.—Mingyu sonrió y suspiró pesadamente al cortar la llamada. Su pecho se alivió al saber que tendría trabajo. Dos semanas fueron demasiado sofocantes como para soportarlas con modelos baratos y sin talento que directamente no llegaban ni a los talones de sus expectativas, pero que eran suficientes como para no sacarse los pelos de su cabeza por la desesperación. Sin embargo, ahora que conseguiría a Wonwoo, todo estaría mejor. Todo encontraría su equilibrio y fundamento. Wonwoo lograría que unas fotos llamaran la atención del público que Mingyu quería atraer. 

Y así, con esas ansias, pasó el día más aburrido para Mingyu.

Eran las doce del día y el castaño, con un vaso de jugo seguía esperando a aquel pelinegro que había llamado su atención. Era verano y el calor lo molestaba bastante. Sudaba sin siquiera hacerlo y a pesar de que el estudio de fotografía tenía aire acondicionado; era complicado lidiar en el exterior o en otras circunstancias con las altas temperaturas. 

Cuando Mingyu se levantó, el timbre fue tocado. Fue a la puerta, y abrió esta. 

Wonwoo se encontraba parado con una sudadera de color roja, un gorro negro, gafas de sol, pantalones holgados y de color negro, y unas zapatillas oscuras con detalles blancos. Su cabello seguro estaba desordenado debajo de aquel gorra. Sin embargo era suficiente como para mantenerlo decente ante vistas ajenas. 

—Hola.—Mingyu sonrió mirándolo de pies a cabeza. Se dio cuenta, que el anillo plateado que en la fiesta había resaltado en su vista. Ya no estaba. Seguro era un accesorio más. 

Click and check;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora