Beauty in all the pain.

254 29 6
                                    

Mingyu despertó primero. Su cabeza dolía un poco y sentía su cara más hinchada de lo normal. 
Se levantó un poco para mirar a su alrededor. Recordó lo que había sucedido la noche anterior. 

Wonwoo estaba a sus pies, con los brazos cruzados sobre la camilla. No hizo nada más que admirar sus facciones relajadas y su cabello un poco desordenado. Kelly estaba arropada en el sillón lejos de la camilla. 
Miraba completamente perdido por la ventana. El invierno comenzaba a amenazar el ambiente. Recordó que conoció a Wonwoo en pleno verano. ¿Tan rápido pasó el tiempo? 
Su mirada se instaló en algunos árboles que habían perdido hojas. El día estaba soleado, pero no quitaba el viento y la sensación térmica baja. Estaba cómodo, aún adolorido pero bien. 
Por su cabeza pasaron tantas cosas.

¿Acaso Wonwoo ahora podía ser libre? ¿Acaso él y Wonwoo tenían futuro? Ellos ni siquiera se conocían lo suficiente como para siquiera pensar en una relación. Lo veía demasiado lejano. 
¿Qué esperaba de su parte? ¿Qué quería de él? Todo se volvió difuso, lejano. Absolutamente todo se volvió remoto.
Sentía profundas ganas de vomitar. 

Movimientos a sus pies lo alertaron. Wonwoo comenzaba a despertar. 

—Hola...—Susurró Mingyu suavemente, mientras suspiraba un poco.—Buenos días.

—Min...—Musitó adormilado, con un tono grave.—¿Te sientes bien?—Preguntó curioso mientras se estiraba con su espalda hacia atrás. 

—Sí. Supongo que no dormiste muy bien...—Mingyu tenía un puchero en sus labios, demostrando su pena por dejarlo dormir en aquella posición tan incómoda.

—Estoy bien.—Negó Wonwoo mirándolo con atención, sonriendo de lado.—¿Hoy te darán de alta?—Preguntó tomando la mano del castaño mientras su mirada se perdía en sus manos unidas.

—No tengo idea.

—Quiero irme a casa contigo.

Una punzada atacó el corazón de Mingyu. Su sonrisa tonta se formó sin tardar mucho. Wonwoo parecía haber cambiado de la noche a la mañana.
Literalmente. 

—Yo también quiero ir a casa.—Susurró Mingyu acariciando los nudillos de su pequeño gran amante. No quería soltar su mano.—¿Comiste algo anoche? Estabas muy ocupado...

—Kelly me obligó a comer algo.—Wonwoo rió bajo al notar su llamativa expresión de preocupación. Le sorprendía el nivel de atención que recibía de parte del castaño. Su mente se cerraba a todas las posibilidades de siquiera pensar en alguien más grandioso que el fotógrafo. 

—Me alegra.—Mingyu asintió, moviéndose un poco, con punzadas que dolieron en su costilla rota.

—Lo siento...—Masculló Wonwoo con remordimiento.—No debiste pasar por todo esto.

Mingyu no dijo nada, su mirada se perdió en sus pies tapados con las mantas blancas. Al levantar la vista, logró ver los ojos tan brillosos y encantadores de su modelo favorito. 

—Ven aquí.—Mingyu se hizo a un lado en la camilla, palpando su lado derecho, donde no tenía su costado adolorido. Wonwoo dudó sobre si recostarse con el miedo de lastimarlo.

Pero accedió a hacerlo al ver el puchero de cachorro del castaño. El menor al recostarse, un olor a coco lo inundó completamente. Juró haberse bañado en el aroma a coco del fotógrafo. Lo abrazó con cuidado y Mingyu con dulzura depositó un dulce beso en la coronilla de su cabeza. Sabía que quedarse así un rato cubriría todas las incertidumbres o preocupaciones del menor. Quería disipar todo sentimiento de culpa, todo lo que podría destrozar su pequeña consciencia. No quería que nadie ni nada lo volviera a lastimar como otros terceros lo habían hecho con descaro. 
Tomó la mano de Wonwoo, volviendo a acariciarla.

Click and check;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora